Calumnia Cardenalicia
16/05/2007
- Opinión
Nadie es profeta en su tierra. Por eso el candoroso y cancerbero cardenal prefirió profetizar provocativa y premeditadamente en el Brasil, a donde furtiva y falazmente se fue para criticar crispadamente al gobierno nacional.
Haciéndole arteramente eco al evangelizador embuste expresado en el discurso de doble rasero de Ratzinger; cáusticamente el cardenal ha señalado en un sensiblero sermón de que el gobierno de Evo Morales no ha podido reducir la pobreza y que ha caído en todo caso en la corrupción.
Además, astutamente ha manifestado que Bolivia enfrenta los riesgos de posturas revanchistas, originadas en el despertar de un indigenismo, sobretodo andino, que desconoce el fuerte mestizaje boliviano.
Exagerada y extrañamente expresó incluso de que se está incitando a la confrontación ya que se habla de resistencias armadas. Obviamente sin identificar, ni la fuente y menos a quienes estarían en ese enemistado esquema. Claro y es por el sermoneando señuelo de que la "Iglesia no se mete en política".
Pero dramatizando drásticamente sobre la situación del país, no dejó pasar la oportunidad para criticar crasamente sobre la situación socioeconómica, señalando de que: "La pura retórica no mejora la calidad de vida del pueblo en general y por eso no cesa la emigración masiva de tantos bolivianos en busca de días mejores".
Deliberadamente desechó reflexionar respecto, por ejemplo a los benéficos extendidos por el pago del bono escolar o el recorte al sueldo del presidente, o las atenciones oftalmológicas como la "operación milagro" o los programas de alfabetización "Yo si Puedo" firmados dentro el Tratado de Comercio de los Pueblos, entre Cuba, Venezuela y Bolivia precisa y provocativamente son los países a los que ha aludido arteramente el capataz del cardenal -Ratzinger- con la cacareada cantaleta de campanario sobre el autoritarismo en América del Sur.
Claro que en los clásicos claroscuros del clero, no definió decididamente su posición y con una capciosa cautela, el cardenal utilizó la ladina lógica lambiscona para lanzar lisonjeramente laureles al gobierno, en sentido de reconocer de que: "Evo Morales obtuvo una votación jamás lograda en los años de vigencia democrática y con el, han irrumpido en la conducción del país, indígenas, campesinos y sectores sociales casi siempre relegados y olvidados".
No es entonces desconcertante este dúctil doble discurso con el que la hipócrita iglesia se las ingenia indulgente e imperecederamente cuando le toca excusarse por sus exóticos exabruptos. Aunque nuevamente hizo un discrecional derroche de disquisiciones y no se ahorró adjetivos en sus apreciaciones para analizar acerca de las temática terrenales que hacen a las polarizadas posiciones políticas por la pelea del poder entre los mundanales mortales, refiriéndose a que: "el centralismo estatal debilita el ideal autonómico al que aspiran de las regiones".
Finalmente fustigó respecto al intervensionismo del presidente Chávez en Bolivia, señalando que:"Suscita temores, la atención muy llamativa por parecer desinteresada, que manifiestan algunos dignatarios en este continente por lo que pasa en Bolivia., ya que nadie desearía salir de una dependencia foránea para caer en otra". Lo que realmente si es llamativo y aunque parezca una puerilidad es el hecho de que la iglesia es una de las instituciones que asidua y alegremente acude ante la embajada estadounidense para las celebraciones de cada 4 de julio.
Es cuando menos una camarillera y calumniosa canallada la del cardenal, que está cínicamente sincronizada a la del Papa, cuando conjunta y camufladamente califican cada quien, al autoritarismo en nuestro continente y al revanchismo del gobierno de Evo en nuestro país.
Haciéndole arteramente eco al evangelizador embuste expresado en el discurso de doble rasero de Ratzinger; cáusticamente el cardenal ha señalado en un sensiblero sermón de que el gobierno de Evo Morales no ha podido reducir la pobreza y que ha caído en todo caso en la corrupción.
Además, astutamente ha manifestado que Bolivia enfrenta los riesgos de posturas revanchistas, originadas en el despertar de un indigenismo, sobretodo andino, que desconoce el fuerte mestizaje boliviano.
Exagerada y extrañamente expresó incluso de que se está incitando a la confrontación ya que se habla de resistencias armadas. Obviamente sin identificar, ni la fuente y menos a quienes estarían en ese enemistado esquema. Claro y es por el sermoneando señuelo de que la "Iglesia no se mete en política".
Pero dramatizando drásticamente sobre la situación del país, no dejó pasar la oportunidad para criticar crasamente sobre la situación socioeconómica, señalando de que: "La pura retórica no mejora la calidad de vida del pueblo en general y por eso no cesa la emigración masiva de tantos bolivianos en busca de días mejores".
Deliberadamente desechó reflexionar respecto, por ejemplo a los benéficos extendidos por el pago del bono escolar o el recorte al sueldo del presidente, o las atenciones oftalmológicas como la "operación milagro" o los programas de alfabetización "Yo si Puedo" firmados dentro el Tratado de Comercio de los Pueblos, entre Cuba, Venezuela y Bolivia precisa y provocativamente son los países a los que ha aludido arteramente el capataz del cardenal -Ratzinger- con la cacareada cantaleta de campanario sobre el autoritarismo en América del Sur.
Claro que en los clásicos claroscuros del clero, no definió decididamente su posición y con una capciosa cautela, el cardenal utilizó la ladina lógica lambiscona para lanzar lisonjeramente laureles al gobierno, en sentido de reconocer de que: "Evo Morales obtuvo una votación jamás lograda en los años de vigencia democrática y con el, han irrumpido en la conducción del país, indígenas, campesinos y sectores sociales casi siempre relegados y olvidados".
No es entonces desconcertante este dúctil doble discurso con el que la hipócrita iglesia se las ingenia indulgente e imperecederamente cuando le toca excusarse por sus exóticos exabruptos. Aunque nuevamente hizo un discrecional derroche de disquisiciones y no se ahorró adjetivos en sus apreciaciones para analizar acerca de las temática terrenales que hacen a las polarizadas posiciones políticas por la pelea del poder entre los mundanales mortales, refiriéndose a que: "el centralismo estatal debilita el ideal autonómico al que aspiran de las regiones".
Finalmente fustigó respecto al intervensionismo del presidente Chávez en Bolivia, señalando que:"Suscita temores, la atención muy llamativa por parecer desinteresada, que manifiestan algunos dignatarios en este continente por lo que pasa en Bolivia., ya que nadie desearía salir de una dependencia foránea para caer en otra". Lo que realmente si es llamativo y aunque parezca una puerilidad es el hecho de que la iglesia es una de las instituciones que asidua y alegremente acude ante la embajada estadounidense para las celebraciones de cada 4 de julio.
Es cuando menos una camarillera y calumniosa canallada la del cardenal, que está cínicamente sincronizada a la del Papa, cuando conjunta y camufladamente califican cada quien, al autoritarismo en nuestro continente y al revanchismo del gobierno de Evo en nuestro país.
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