Las desbordantes y desprendidas denotaciones que definen a la democracia; degeneran, deliberada, demagógica y deleznablemente su delimitación positiva y popular -puesto que etimológicamente se entiende que la democracia es el gobierno del pueblo- cuando se permite la parcializada y postiza perversión de su genuina y generalizada generosidad gnoseológica, convirtiendo su concepción, en una conservadora coartada para contrarrestar el Cambio.

Hoy la oportunista ofensiva oligarca está orquestadamente orientada a desestabilizar “democráticamente” no sólo al gobierno democrático del MAS; sino al propio proceso de un cambio constitutivo en el país.

Lo irónicamente hipócrita es que quienes hoy defienden “denodada” y desestabilizadoramente la democracia, es la despechada, decadente y desintegradora derecha, que no sabe a que ambivalentes argumentos recurrir, rara y retrógradamente para legitimar, licenciosa, lenguaraz y ladinamente, la lóbrega lógica de su libertino y legendario latrocinio, logrero y latifundista.

Es pertinente por tanto decantar y desmontar diferenciadamente el doblez, del discurso deificadamente democrático, que la desintegradora derecha, disimuladamente ha desarrollado, deslegitimándola, distorsionándola y dislocándola, discursiva, dual, diacrónicamente para: dividir y desintegrar la patria.

Al depurarse declarativamente la democracia, permite permeable y pendularmente que la derecha se visualice viciosamente como “víctimas” del gobierno del MAS, que no sólo ha accedido al gobierno nacional, con una votación jamás registrada en la historia democrática del país 54%; sino que está llevando a cabo trascendentales transformaciones, por las que la MAYORIA de los bolivianos, le concedieron su confianza y que es lo que en realidad los retuerce renegadamente.

Por eso es que hoy el conciliábulo conspirador de la derecha, la está desnaturalizando, desdobladamente, cuando regurgitan ranciamente el retrógrado repertorio de: Libertad y democracia y además apareciendo arteramente como las majaderas mártires del totalitario gobierno del Movimiento al Socialismo.

No es por tanto casual por ejemplo que en Cochabamba haya aparecido altisonantemente, un nuevo partido de raigambre reaccionaria, como es “Libertad y Democracia”, o que en La Paz se haya conformado cohonestadamente el conciliábulo conspirador de la “Coordinadora de la Democracia”. Ambas se han amalgamado alevosamente y articulado aristocráticamente con la juramentada “Junta Autonómica Democrática de Bolivia” de la mutiladora Media Luna, quienes irrisoriamente incluso han tendido el despistado desparpajo de exigir pasaporte a los propios bolivianos, cuando ranciamente redactaron sus elitistas estatutos, aristócratamente autonómicos.

Es por la densidad conceptual de la democrática que se la deforma desvergonzadamente, ya que del diagnóstico discursivo de la misma se determina que es el dispositivo discursivo de la diversidad es; para que ahora incluso e inauditamente las élites de la extrema derecha defiendan denodadamente a la democracia, como es el caso de Manfred Reyes Villa, ex edecán de García Mesa, quien está apoyando alineada alevosa y alcahuetamente el paro de sus mandamases de la Media Luna.

Por tanto el desmontaje decorativo de la democracia supone sublevadamente el de su definitiva descolonización, puesto que la abstractamente ambivalente y alienante acepción, degeneran teatral y tendenciosamente su teórico temperamento -gobierno de las mayorías- y no, el de las mimadas minorías, como mentirosa y majaderamente se miden la Media Luna, mostrándose como la otra mitad del país.

Así que después del deslenguado descontrol “por la defensa de la democracia”, no debemos digerir este disímil discurso, y en todo caso debemos, sintetizar los significados, metabolizar las maleables metáforas y asimilar alimenticiamente sus alcances, para no deglutir sin depurar democráticamente su anabólica ambivalencia.

Anecdóticamente el amanecer de hoy, estuvo acompaño por el fáctico fenómeno del eclipse total de luna; como si precisamente se presagiaba el aborto de la alevosía antipatria de los autonomistas de la menguada media luna; ya es que un nuEVO alba anuncia el Cambio