Elecciones presidenciales: ¿El fin de la hegemonía colorada?
06/04/2008
- Opinión
A pesar del antagonismo político e ideológico que caracteriza la vida interna del Partido Colorado, sus dirigentes siempre han encontrado el modo de encolumnarse tras una única candidatura presidencial. Este contubernio electoral, generalmente circunstancial y artificioso, ha funcionado como una llave para la presidencia y ha motivado también no pocas crisis de gobierno. De este modo, los colorados han ejercido ininterrumpidamente el mando del país desde 1947 y representan cabalmente lo que en la ciencia política se denomina partido hegemónico (1).
Esta vez la historia podría ser distinta. En algo más de dos semanas el pueblo paraguayo concurrirá a las urnas para elegir un nuevo presidente. La jornada puede ser histórica porque por primera vez en 60 años el Partido Colorado encuentra seriamente amenazada su continuidad en el gobierno.
La elección interna que en diciembre pasado consagró a la ex ministra de educación Blanca Ovelar como candidata presidencial del Partido Colorado, abrió heridas que aún no han cicatrizado. Un importante sector del Partido, encabezado por el ex vicepresidente Luis Castiglioni, se resiste a apoyar la candidatura de Ovelar – respaldada por el presidente Duarte Frutos- por considerar que las elecciones en las que se impuso estuvieron teñidas de fraude. La postura de Castiglioni y su sector, fractura el Partido, debilitando seriamente las chances de Ovelar en la carrera presidencial.
Frente a la crisis del Partido Colorado, la mayoría de los sondeos de opinión son liderados por el ex obispo rural de la ciudad de San Pedro, Fernando Lugo, quien se postula por una coalición electoral que nuclea partidos del centro y la izquierda, y que está sospechado de contar con el apoyo oculto del presidente venezolano Hugo Chávez. El otro candidato con oportunidades es el general retirado Lino César Oviedo, quien tras ser encarcelado por un fallido golpe de Estado, fue puesto en libertad mediante un controvertido fallo judicial que lo habilita para postularse a la presidencia. La sospecha existente es que el poder político tuvo que ver en la liberación del ex militar, porque su candidatura restaría valiosos votos a la formula encabezada por Lugo. Además de presidente y vicepresidente, el 20 de abril los paraguayos deberán elegir 45 senadores, 80 diputados, 17 gobernadores y 214 concejales regionales. La cantidad y variedad de los cargos a elegir es una característica central de la elección, pues si bien es cierto que Lugo es favorito en la carrera presidencial, la diversidad de listas partidas que avalan su candidatura tiene como contrapartida una gran dispersión de votos en los niveles legislativos y estatales de la elección. Esta particularidad del entramado electoral de Lugo, condiciona seriamente sus chances de contar con un fuerza parlamentaría sólida incluso si lograse alcanzar la presidencia.
En conclusión, Lugo podría convertirse en el primer presidente no colorado de la historia del Paraguay de las últimas seis décadas. Sin embargo, muchos son los interrogantes que plantea una hipotética presidencia del ex obispo de San Pedro. En especial genera dudas la capacidad que tendría Lugo de gobernar un país jaqueado por la corrupción y la pobreza, con un Parlamento opositor, y con un Estado que está en manos coloradas desde antes que el propio Lugo naciese.
Nota
(1) Siguiendo la definición del politólogo italiano Giovanni Sartori el concepto alude a un sistema de partidos en donde hay competencia (elecciones libres y partidos políticos) aunque no competitividad (posibilidad de alternancia en el poder).
- Nicolás Solari es Politólogo (USAL). Analista Político.
Esta vez la historia podría ser distinta. En algo más de dos semanas el pueblo paraguayo concurrirá a las urnas para elegir un nuevo presidente. La jornada puede ser histórica porque por primera vez en 60 años el Partido Colorado encuentra seriamente amenazada su continuidad en el gobierno.
La elección interna que en diciembre pasado consagró a la ex ministra de educación Blanca Ovelar como candidata presidencial del Partido Colorado, abrió heridas que aún no han cicatrizado. Un importante sector del Partido, encabezado por el ex vicepresidente Luis Castiglioni, se resiste a apoyar la candidatura de Ovelar – respaldada por el presidente Duarte Frutos- por considerar que las elecciones en las que se impuso estuvieron teñidas de fraude. La postura de Castiglioni y su sector, fractura el Partido, debilitando seriamente las chances de Ovelar en la carrera presidencial.
Frente a la crisis del Partido Colorado, la mayoría de los sondeos de opinión son liderados por el ex obispo rural de la ciudad de San Pedro, Fernando Lugo, quien se postula por una coalición electoral que nuclea partidos del centro y la izquierda, y que está sospechado de contar con el apoyo oculto del presidente venezolano Hugo Chávez. El otro candidato con oportunidades es el general retirado Lino César Oviedo, quien tras ser encarcelado por un fallido golpe de Estado, fue puesto en libertad mediante un controvertido fallo judicial que lo habilita para postularse a la presidencia. La sospecha existente es que el poder político tuvo que ver en la liberación del ex militar, porque su candidatura restaría valiosos votos a la formula encabezada por Lugo. Además de presidente y vicepresidente, el 20 de abril los paraguayos deberán elegir 45 senadores, 80 diputados, 17 gobernadores y 214 concejales regionales. La cantidad y variedad de los cargos a elegir es una característica central de la elección, pues si bien es cierto que Lugo es favorito en la carrera presidencial, la diversidad de listas partidas que avalan su candidatura tiene como contrapartida una gran dispersión de votos en los niveles legislativos y estatales de la elección. Esta particularidad del entramado electoral de Lugo, condiciona seriamente sus chances de contar con un fuerza parlamentaría sólida incluso si lograse alcanzar la presidencia.
En conclusión, Lugo podría convertirse en el primer presidente no colorado de la historia del Paraguay de las últimas seis décadas. Sin embargo, muchos son los interrogantes que plantea una hipotética presidencia del ex obispo de San Pedro. En especial genera dudas la capacidad que tendría Lugo de gobernar un país jaqueado por la corrupción y la pobreza, con un Parlamento opositor, y con un Estado que está en manos coloradas desde antes que el propio Lugo naciese.
Nota
(1) Siguiendo la definición del politólogo italiano Giovanni Sartori el concepto alude a un sistema de partidos en donde hay competencia (elecciones libres y partidos políticos) aunque no competitividad (posibilidad de alternancia en el poder).
- Nicolás Solari es Politólogo (USAL). Analista Político.
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