El paso al postkirchnerismo
- Opinión
La Gripe A se propaga por la geografía argentina, los gobernadores justicialistas buscan desbancar al kirchnerismo de la conducción partidaria, la oposición elucubra estrategias parlamentarias conjuntas para derrotar al kirchnerismo en el Congreso, y la dirigencia empresaria exige una profunda oxigenación del gabinete nacional. Estas son apenas las principales pinceladas del complejo escenario desatado luego de la derrota electoral del gobierno en los principales distritos del país.
La desacertada estrategia electoral del kirchnerismo transformó una simple elección de renovación parlamentaria en un plebiscito de la gestión gubernamental, encarnado en la Provincia de Buenos Aires por el ex presidente Néstor Kirchner. Así las cosas, la derrota del ex presidente en el distrito que alberga casi al 40% del electorado del país terminó por socavar la ya menguante fortaleza del kirchnerismo y dar comienzo a lo que inexorablemente se vislumbra como el postkirchnerismo.
Frente a la complejidad del escenario no deja de sorprender la opacidad en la que se halla sumido todo el gobierno. Desde hace ya casi dos años el kirchnerismo comenzó a distanciarse del principal aliado que tuvo durante los primeros cuatro años de gestión: la opinión pública. Ahora, el aislamiento es tal, que la presidenta Cristina Kirchner puso como prioridad absoluta de su gobierno no el combate a la Gripe A, no el diálogo con las fuerzas de la oposición, no el recambio de sus ministros y funcionarios más cuestionados, sino la restitución del depuesto Manuel Zelaya en la presidencia de la hermana República de Honduras.
Por supuesto que es loable la defensa de la democracia en cualquier parte de globo, pero mucho más lo es el gobierno de la nación que la eligió para guiarla. Pretender desconocer los serios inconvenientes que se le plantean a su administración luego del inexcusable derroche de capital político que ha padecido ininterrumpidamente durante dos años, y que tuvo su más reciente capítulo en la elección del pasado 28 de junio, es poner en jaque no solo la subsistencia del kirchnerismo sino, esencialmente, la gobernabilidad democrática del país.
Los Kirchner reconocen en su foro íntimo que más temprano que tarde deberán salir de su aislamiento y negociar con otros actores para garantizar la gobernabilidad. Será sin duda un ejercicio fecundo para un gobierno acostumbrado a mandar sin consensuar.
La breve pero rica historia del kirchnerismo guarda en sus anales diversos intentos fallidos por lograr mayor volumen político: la transversalidad, como una alianza entre fracciones progresistas de diversos espacios políticos al comienzo del mandato de Néstor Kirchner; la concertación, como un frente político entre diversos partidos al final de su mandato; y finalmente la pejotización, como la estrategia de refugiarse en el Partido Justicialista -PJ-, principalmente de la Provincia de Buenos Aires. La resistencia de los Kirchner a compartir poder sepultó una tras otra todas esas estrategias político-electorales. En los próximos días el kirchnerismo saldrá al ruedo con un nuevo plan para conseguir aliados, el éxito o fracaso de su estrategia dependerá de cuanto poder esté dispuesto a compartir.
Mientras tanto los gobernadores esperan, saben que por primera vez en largo tiempo tienen una prenda de negociación, la transición ordenada al postkirchnerismo.
- Nicolás Solari es Politólogo (USAL) y analista político.
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