Rápida reacción al ataque de Washington y la derecha paraguaya
Contragolpe de Unasur
10/07/2012
- Opinión
Los Presidentes y Cancilleres de la Unasur celebraron una cumbre extraordinaria
en la ciudad argentina de Mendoza para tratar el golpe parlamentario en Paraguay,
uno de sus Estados miembros
en la ciudad argentina de Mendoza para tratar el golpe parlamentario en Paraguay,
uno de sus Estados miembros
Objetivo: la Unión de Naciones Suramericanas suspendió a Paraguay como miembro pleno hasta que se normalice el sistema institucional, quebrado tras el golpe a Fernando Lugo. Quedaron desechadas las sanciones económicas. Fue una reacción política acordada trabajosamente con aquellos países que pedían medidas más severas. El cerco político sobre el nuevo régimen busca acompañar la resistencia popular interna hasta obligar a dar marcha atrás con el golpe. Federico Franco, reemplazante de Lugo, asegura que, por fin, Paraguay dejó de estar atado a una región que “entorpece” su desarrollo. La celeridad con la que Unasur envió a sus cancilleres a Asunción permitió exponer el golpe parlamentario.
Habrá sanción política pero no económica para el régimen paraguayo que derrocó al presidente Fernando Lugo. La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en consonancia con el Mercosur, optó por una respuesta ejemplificadora que no afecte la situación económica y social de uno de los dos países más pobres de la región. Pese a que se hicieron públicas las diferencias y contradicciones entre los gobiernos, los presidentes suramericanos reaccionaron con celeridad para responder a una ruptura institucional de consecuencias aún impredecibles.
La ciudad argentina de Mendoza albergó, en menos de 20 horas, dos cumbres regionales: la reunión semestral del Mercosur, en agenda desde hacía varios meses, y la reunión extraordinaria de Unasur, convocada de urgencia para tratar el golpe parlamentario en uno de sus Estados miembros. La Cumbre fue el corolario de una rápida reacción de Unasur, que incluyó una reunión convocada para el mismo día en que comenzó el juicio político que destituyó a Lugo (22 de junio), con el propósito de encontrar una salida que evite la ruptura del orden democrático, pero que no pudo arribar a un acuerdo.
Los dos bloques regionales –con realidades bien diferentes- acordaron criterios similares e incluso conformaron una comisión común que se encargará de seguir la evolución de la crisis abierta tras el golpe contra Lugo. Los presidentes decidieron “suspender en sus atributos políticos a Paraguay hasta tanto se restablezca el orden institucional, con un presidente electo en elecciones limpias y democráticas”. El calendario electoral paraguayo plantea elecciones para el 23 de abril de 2013 y la asunción del nuevo mandatario para el 15 de agosto.
La suspensión implica la limitación en la participación de los órganos y la pérdida de los derechos de voto y veto, y del derecho a participar en los órganos del Mercosur en los términos del Protocolo de Ushuaia. La suspensión no debe producir perjuicio alguno al pueblo paraguayo, subrayaron los cancilleres. El documento final esgrime el “compromiso con el espíritu y los principios democráticos suscritos en Unasur, Mercosur y la Celac”, e invoca “el papel crucial de Unasur para contrarrestar los intentos contra la democracia”.
Dos criterios
El debate de los presidentes y cancilleres de Unasur, reunidos en Mendoza, evidenció al menos dos líneas de acción frente a la crisis paraguaya: los presidentes de Bolivia y Ecuador, Evo Morales y Rafael Correa, propiciaban sanciones contundentes, que aislaran definitivamente al régimen paraguayo. El modelo a seguir era el antecedente de Venezuela, que tres días antes había cortado el envío de petróleo a Asunción. Finalmente se impuso la tesis de Brasil y Argentina: castigar políticamente al nuevo gobierno paraguayo, pero sin cercenar la posibilidad de acceder a productos o dinero que ponga en riesgo a la población.
La presidente Cristina Fernández de Kirchner planteó esta última postura en el inicio mismo de la cumbre, cuando sostuvo que “Argentina no impulsa ni apoya sanciones que afecten al pueblo paraguayo, porque muchas veces las sanciones de este tipo las termina pagando el pueblo”. El presidente Correa alertó sobre la gravedad de los sucesos en Paraguay y pidió, en consecuencia, sanciones contundentes. Pero el presidente Morales fue más allá aún y planteó, a su turno, imponer una sanción económica contra el gobierno de Paraguay. Para el mandatario boliviano, una declaración política reconoce en forma indirecta la ruptura del orden democrático de un país de Suramérica.
Finalmente, Mercosur y Unasur acordaron la línea de acción que iba en consonancia con lo que había sugerido el destituido Lugo. “A este gobierno se le va a hacer muy difícil atender todos los problemas sin contar con el apoyo internacional”, razonó. En varias entrevistas que concedió a medios latinoamericanos, el ex obispo alertó que “con este golpe no pierde sólo Paraguay, pierde la región”. El mandatario destituido se mostró esperanzado de que “el respaldo de países, bloques, pueblos y partidos de la región, sumado a la indignación popular en Paraguay, hace que el nuevo gobierno tenga que repensar lo que hizo, razonar y restituir al presidente”.
Madurez y confianza
Diez días antes del golpe contra el presidente Lugo, Asunción había sido sede del Consejo Suramericano de la Defensa (CDS), organismo que reúne a los ministros del área de los 12 países de la Unión de Naciones Suramericanas. Allí, en la capital paraguaya, se analizó el Registro de Gastos de Defensa, un documento presentado un mes antes en la ciudad de Bogotá. Era la primera vez que los países suramericanos compilaban oficialmente información sobre las erogaciones que realizan en materia de Defensa. La idea es que cada gobierno remita al Centro de Estudios Estratégicos –con sede en Buenos Aires- detalles de sus gastos. Este instituto se encarga de procesarlos, analizarlos y elaborar documentos para presentar a los demás gobiernos.
Unasur fue creada en mayo de 2008. En este corto tiempo mostró reflejos políticos importantes para resolver graves asuntos internos de los países miembros (desestabilización en Bolivia e intento de golpe en Ecuador, además de lo ocurrido en Paraguay) o en problemas bilaterales, como el que mantuvieron en 2010 Venezuela y Colombia.
El mayor logro del bloque suramericano –integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela– es la institucionalidad, a través de Consejos de Ministros que atienden los asuntos más delicados de la integración. Unasur tiene, además del CSD, otros siete consejos: Salud, Desarrollo Social, Infraestructura y Planeamiento; Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología e Innovación; Drogas; Economía y Finanzas; y Energético.
Unos días después de la reunión del Consejo Suramericano de la Defensa, el ex ministro venezolano Alí Rodríguez Araque asumió como secretario general de la Unasur. La ceremonia oficial se realizó en Bogotá, el 11 de junio, durante un acto en el que participaron los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos; y de Paraguay, Fernando Lugo, a cargo de la presidencia temporaria del bloque regional. Fue el último viaje al exterior que realizó el mandatario, que 10 días más tarde sería víctima de un golpe.
Venezuela en el Mercosur
La suspensión de Paraguay del Mercosur allanó el camino para que Venezuela sea admitida como miembro pleno del bloque regional. La única traba institucional que le impedía a la nación bolivariana ser parte activa del bloque regional era la falta de aprobación por parte del Congreso paraguayo. Inhabilitado Paraguay, la incorporación fue automática. El anuncio oficial se hará el 31 de julio en la ciudad de Río de Janeiro, Brasil, país que asumió en la cumbre de Mendoza la presidencia pro tempore.
Apenas conoció la noticia, el presidente Hugo Chávez aseguró que la nación “sabrá dignificar y fortalecer la integración” regional que se ha venido promoviendo con más intensidad en la última década. El jefe de Estado sostuvo que, a partir de ahora, “podemos decir que en el mercado suramericano están las reservas de petróleo más grandes del mundo”, así como también de gas y de agua. Los gobiernos de los países del Mercosur aprobaron el Protocolo de Adhesión de la República Bolivariana de Venezuela en julio de 2006. Los congresos de Argentina y Uruguay suscribieron aquel acuerdo. Luego se sumó Brasil, mientras que diputados y senadores de Paraguay, dominados por la derecha que ahora desplazó a Lugo, rechazaron en dos ocasiones esa posibilidad. La presencia de Venezuela en el Mercosur –dijo Chávez– “es un derrota para el imperialismo y una derrota para la burguesía lacaya”. Analizó que detrás de los senadores de Paraguay que se oponían al ingreso de Venezuela al Mercosur, “está la mano del imperio tratando de impedir” el avance de los países progresistas. |
01/07/12
AméricaXXI, Año X , Número 87 – Julio 2012
https://www.alainet.org/es/articulo/159481
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