La Revolución garantizó una democracia que la MUD degradó con su accionar
Oposición al desnudo
05/03/2012
- Opinión
Los integrantes de la Mesa de Unidad Democrática festejan el triunfo del candidato
a presidente que enfrentará a Chávez en las elecciones de octubre
a presidente que enfrentará a Chávez en las elecciones de octubre
¿Dictadura feroz?: ante el mundo quedó comprobada la falacia de quienes niegan la vigencia de libertades democráticas y derechos civiles en Venezuela. Reconocidos golpistas, agentes directos del gobierno estadounidense, tránsfugas y advenedizos participaron como candidatos en las primarias mediante las cuales la totalidad del arco opositor planeó elegir un candidato único para las presidenciales del 7 de octubre. Sin un solo incidente, con el respaldo del Poder Electoral y la Fuerza Armada, se llevaron a cabo las elecciones. Un activo partícipe del golpe de Estado de 2002 obtuvo la candidatura. La gran mentira de una “oposición democrática” asediada por un gobierno dictatorial quedó expuesta.
Según datos de la denominada Mesa de Unidad Democrática (MUD), 3.040.499 personas acudieron a votar en la primaria de todo el arco opositor reunido el 12 de febrero. No se reportó un solo incidente. Hubo impugnaciones de parte de algunos de los participantes, pero no del Gobierno. Hugo Chávez desestimó las múltiples y fundadas acusaciones respecto de fraude en la suma de votos. “Ése es un problema de ellos”, explicó.
Mediante el Consejo Nacional Electoral (CNE) y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), el Estado colaboró con la MUD sin condicionamientos. El Gobierno brindó todas las garantías democráticas y la oposición se mostró al desnudo: se negó a utilizar el captahuella (obligatorio en las elecciones generales), eludió la tinta indeleble para evitar la votación múltiple, resolvió quemar los cuadernos donde se registra la votación menos de 48 horas después de entregados los resultados; y desobedeció una orden del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), luego de que un precandidato municipal de la propia MUD denunciara irregularidades y otros cuatro precandidatos municipales presentaran recursos de impugnación.
Así quedó definido el candidato presidencial que enfrentará a Hugo Chávez el próximo 7 de octubre: Henrique Capriles Radonski, del partido Primero Justicia, quien superó holgadamente al resto de los aspirantes opositores a la Presidencia. El gobernador de Miranda alcanzó el 64,22% de los votos y duplicó el apoyo recibido por el gobernador de Zulia, Pablo Pérez (30,28%), apoyado por el desgastado aparato político de Acción Democrática y Copei, nuevamente derrotado. Los otros tres participantes sumaron una cantidad ínfima de sufragios. María Corina Machado, otrora candidata preferida por Washington, calurosamente recibida por George W. Bush en 2005 y aparente líder opositora tras las elecciones legislativas de 2010, sólo consiguió el 3,73% de los votos. Peor aún fueron los desempeños de Diego Arria (1,28%) y Pablo Medina (0,49%), cuyas candidaturas fueron rotundamente rechazadas. El discurso más rabiosamente antichavista quedó así sepultado. Capriles Radonski había ensayado la táctica inversa: no atacar a Chávez y presentarse como paladín del progreso.
Números sospechados
El número de personas que, según la MUD, asistieron a votar en la primaria, representa el 16% del padrón electoral nacional. La cifra es absolutamente incomprobable porque las actas fueron quemadas a pesar de las denuncias y sospechas de votos falsos. Según el alcalde de Caracas y ex presidente del CNE, Jorge Rodríguez, hubo al menos 748 mil votos “bajo sospecha”. De los siete pasos que se cumplen durante cualquier proceso electoral, en estas primarias se omitieron dos –captahuellas y tinta indeleble– en los 3.707 centros de votación y las 7.691 mesas electorales dispuestas.
La presidente del CNE, Tibisay Lucena, aclaró públicamente que el organismo no puede dar garantía de aquellas fases de la elección en las que no tuvo participación. Citó como ejemplo el voto manual en 61 mesas electorales (con 168 mil electores participantes) y el voto desde el exterior. Tampoco pudo realizar las verificaciones posteriores al proceso electoral. Es que el CNE sólo brindó el aval técnico para las elecciones, desarrolladas bajo las normas que estableció la propia MUD.
La oposición fijó las reglas, difundió resultados incomprobables, pactó la quema de las pruebas y desobedeció una orden judicial. Pretendió así cerrar el capítulo de las primarias barriendo las cenizas debajo de la alfombra. Pero sus propios precandidatos electorales fueron los que denunciaron irregularidades en los cómputos finales. Y reclamaron al Estado que obligue a la MUD a transparentar una elección donde se definieron, además del candidato presidencial, aspirantes a 17 gobernaciones y 249 alcaldías.
Dos hechos de diferente naturaleza muestran la realidad de esta elección primaria. Uno: hasta las 14:30 horas sólo había unos 750 mil votos (¿cómo se llegó en el tiempo restante a la cifra alegada? se preguntan quienes denuncian fraude. Dos: en 2004 todo el arco opositor unido para revocar el cargo de Chávez mediante un referendo, obtuvo cuatro millones de votos, contra seis millones del Presidente (¿Es prueba de fortalecimiento que ocho años después un millón de aquellos adherentes no se molestara en acudir a respaldar al futuro candidato?)
Rafael Velásquez, precandidato a la Alcaldía de Bruzual, Estado Yaracuy, introdujo un recurso de amparo ante el máximo tribunal del país, denunció diferentes irregularidades y declaró haber observado “más votos que votantes” en algunas mesas. Fue ante ese pedido que el TSJ ordenó a la MUD entregar los cuadernos de votación al CNE. La respuesta: “Vayan a buscar los cuadernos, conseguirán cenizas”, se burló el derrotado Pablo Pérez. El argumento dado por la oposición para incumplir la norma del máximo tribunal fue la necesidad de defender la “identidad de los votantes”.
Curioso: bajo una feroz dictadura, los votantes hicieron fila para votar y se mostraron sin temor a las cámaras de televisión y reporteros gráficos que registraron el acto en todo el país, pero la dirigencia preservó la seguridad de sus adeptos... quemando los registros.
Lo cierto es que numerosas proclamaciones de candidatos debieron ser postergadas por impugnaciones presentadas desde el interior de la propia oposición.
Cinco rostros, un programa
En estas primarias no se eligió un plan de gobierno. Los lineamientos que deberá seguir Capriles Radonski en caso de un hipotético e improbable triunfo electoral son los mismos que hubiera tenido como meta llevar a cabo cualquiera de los otros cuatro candidatos. El plan de gobierno presentado en un documento de 175 páginas el 23 de enero puede resumirse en un solo enunciado: destruir la Revolución Bolivariana. Tal es el programa que lleva la oposición para el próximo 7 de octubre.
En términos económicos, la propuesta plantea el combate al “estatismo” (fomentar la privatización de empresas públicas), eliminar los controles cambiarios y de precios (liberalización económica), “reestructurar” Pdvsa (como mínimo darle mayor participación al capital privado), limitar sus “contribuciones fiscales a fondos administrados por el Poder Ejecutivo” (desfinanciar las diferentes Misiones sociales impulsadas por el Gobierno) y revisar los contratos, acuerdos y convenios internacionales firmados con otras empresas y gobiernos (especialmente con los países del Alba, Irán y cualquier gobierno antimperialista).
¿Puede la oposición presentar abiertamente sus intenciones a la población y ganar las elecciones? No. Capriles Radonski es consciente de esto. Por eso se define como “progresista”, hace llamados a la “unidad nacional”, rehúye la confrontación político-ideológica y responde ambiguamente. “Va a tener que pelear, a veces, contra el espejo, porque a mí no me interesa pelear, mi confrontación es con los problemas del país”, declaró en referencia a Chávez y la posibilidad de un debate político franco. Públicamente dice rechazar la “oposición radical” y quiere aparentar un perfil moderado y conciliador. Pero entre líneas se vislumbran sus intenciones de gobierno.
Al día siguiente de su triunfo en las primarias, Capriles convocó a una conferencia de prensa en la zona comercial de la Universidad Metropolitana, en la que aseguró que el “eje natural” de Venezuela es la Comunidad Andina de Naciones (CAN), de la que el país se desvinculó en 2006. Lo hizo en claro rechazo al Alba. Aseguró que pretende revisar “una a una” las expropiaciones y los acuerdos firmados por Pdvsa y consideró que la petrolera estatal no debe tener “vinculación social”. También mencionó la “revisión” de otros “gastos” que se utilizan para “chantajear”, en referencia a programas sociales de gobierno que benefician a millones de habitantes. Lo más preocupante fue su negativa a comprometerse a respetar los resultados del 7 de octubre. Ante una pregunta directa se limitó a contestar: “La decisión que tome el pueblo es la que respeto”.
Su discurso de proclamación, leído, estuvo marcado por la ausencia de contenido y definiciones políticas. “Progreso”, “futuro” y “esperanza” fueron las palabras más mencionadas por el candidato presidencial de la MUD. Algo que permite vislumbrar cómo será la campaña electoral de Capriles, que seguramente tendrá como otro eje el tema de la salud de Chávez, con el que medios y oposición buscarán confundir al electorado.
Respuesta del Presidente
Hugo Chávez evitó referirse a las irregularidades existentes en el proceso electoral de la MUD y continuó con su actividad de gobierno. El 15 de febrero participó en la conmemoración del 193° aniversario del Congreso de Angostura en el estado Bolívar, donde se celebró una sesión especial de la Asamblea Nacional. En su discurso se refirió a la estrategia electoral de la MUD: “Habla claro burguesía. ¿Te da miedo hablar claro? ¿Quieres parecerte a Chávez, burguesía? Qué mal te queda. Burguesía antibolivariana, ¿cuáles son tus ideas?”, desafió a la oposición. Y preguntó: “¿Ahora los invisibles de 200 años tienen un valor para ti, burguesía? ¿Ahora las ‘hordas chavistas’ tienen un valor para ti? ¿Ahora los ‘niches, vagos y maleantes’, los ‘tierrúos’ tienen un valor para ti? ¡No seas soberanamente hipócrita, burguesía apátrida! Ese pueblo que batalla te va a dar una nueva lección este 7 de octubre”.
En los momentos del discurso en los que se refirió a la campaña electoral, el jefe de Estado hizo hincapié en que la oposición busca confundir y ganar a-dhesiones a partir de la mentira. Comparó a sus líderes con la boa Constrictor, la cual “marea, envuelve y tritura” a sus víctimas.
“Cuando la burguesía tiene su candidato, los golpistas de abril tienen su candidato, el tirano (Pedro) Carmona tiene su candidato, los yanquis tienen su candidato, AD y Copei tienen su candidato; porque el candidato burgués es eso y más, es el candidato del capitalismo (…) y del imperialismo”, aseguró el Presidente al definir lo que considera son los apoyos fundamentales que sostienen la candidatura de Capriles Radonski. Y se mostró confiado para los próximos comicios: “A esa burguesía la vamos a barrer en las elecciones de octubre, electoralmente, pacíficamente, democráticamente”.
También se refirió a la negativa de la MUD a aceptar directamente el resultado electoral: “¿Van a reconocer los resultados electorales del 7 de octubre? Que lo digan sin condiciones. Yo seré el primero en reconocer los resultados”.
La campaña electoral ya está en marcha.
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Quién es el candidato elegido
Descendiente de dueños de grupos empresariales de la comunicación y el entretenimiento, como la Cadena Capriles y el circuito de exhibición cinematográfica Cinex, el flamante candidato de la MUD comenzó su carrera política en Copei. Electo diputado en 1998, fue el último presidente del antiguo Congreso disuelto en 1999 y reemplazado luego por la Asamblea Nacional. Durante los años siguientes se desempeñó como opositor y desestabilizador desde el partido conservador Primero Justicia, que tuvo una activa participación en el golpe de Estado de 2002 y pidió públicamente la desintegración de todos los poderes públicos. El bloque político fundado en 2000 tiene conocidos vínculos directos con el ultraderechista Partido Popular español y numerosas fundaciones estadounidenses de similares definiciones ideológicas. También recibe fondos públicos de Estados Unidos a través de los organismos estatales conocidos bajo las siglas NED y Usaid.
Abogado de profesión, fue electo alcalde de Baruta (Gran Caracas) en 2000 y 2004. Desde allí fue protagonista del asedio a la Embajada de Cuba durante los días del golpe de Estado, precisamente en territorio de su alcaldía. Mientras grupos delictivos rompían los vehículos diplomáticos y las cámaras de vigilancia cortaban los servicios de agua y luz y aseguraban que el vicepresidente Diosdado Cabello se encontraba allí, las fuerzas policiales liberaron la zona. “Se van a tener que comer las alfombras” y “van a tener que inventar comida sintética”, son algunas de las amenazas más recordadas pronunciadas ante los medios de comunicación aquel 12 de abril por referentes de la oposición, mientras los funcionarios cubanos, con sus familias y niños, se encontraban en el interior.
Capriles Radonski apareció en escena por la tarde. Se presentó en la sede diplomática para desarrollar una “mediación” frente a la embajada con una comitiva y una cámara de televisión. “Esta sede está siendo asediada, como hace 40 años lo hace Estados Unidos con Cuba, y jamás le hemos hecho una concesión a nadie que venga por la fuerza a imponerse a nuestro país”, le dijo el embajador cubano Germán Sánchez Otero al alcalde frente a la cámara de video luego de denunciar el corte de agua y luz. Capriles Radonski, lejos de asumir su obligación con las leyes y acuerdos internacionales, justificó los hechos y exigió revisar la embajada como condición para apaciguar a los manifestantes. Dijo, provocativamente, que “en gobiernos democráticos existe la posibilidad que la gente exprese lo que mejor le parece”, mientras pandillas destrozaban y hasta amenazaban con la muerte a la comitiva cubana en Venezuela. La embajada impidió la revisión, amparada en el derecho internacional, y el embajador respondió: “Un demócrata no puede admitir tener a niños sin agua y sin comida”. Para que no quedaran dudas, explicó: “Esa intención de entrar violentamente por esa puerta nos obligaría a nosotros a reaccionar como lo haría nuestro pueblo en caso de que sea agredido. Defenderíamos este pedazo de tierra hasta con nuestras propias vidas. Y no es este un discurso. Los cubanos no hacemos discursos, lo hemos demostrado muchas veces. Los invito a evitar una tragedia”. Concluida esa parodia de mediación Capriles demostró claramente su complicidad con los violentos y no hizo nada para disuadirlos, a pesar de que permanecía el corte de luz y agua. La situación sólo se normalizó al día siguiente, luego de que huyeron los agresores, al mismo tiempo que Chávez regresaba al poder. Por esos hechos Capriles Radonski fue imputado por el Fiscal Danilo Anderson, del Ministerio Público, por haber violado convenios internacionales sobre diplomáticos y permaneció detenido cuatro meses, para ser finalmente absuelto. Danilo Anderson fue asesinado mediante un atentado terrorista el 18 de noviembre de 2004. Capriles también apoyó el sabotaje a Pdvsa en 2003, cuando el intento golpista generó pérdidas estimadas en más de 20 mil millones de dólares. Su mayor triunfo electoral lo consiguió en 2008, al ganar la gobernación de Miranda con el 53,1% de los votos, apoyado por AD y Copei entre otros partidos políticos.
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Fecha de publicación: 01/03/12
América XXI,Año IX, Número 83 – Marzo 2012
https://www.alainet.org/es/active/53166
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