Las disputas internas y el Congreso del Polo Democrático

20/02/2009
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Los días 26, 27 y 28 de febrero próximos se realizará el Congreso Nacional de Polo Democrático Alternativo, la segunda fuerza política del país, si nos atenemos a los resultados electorales celebrados para Presidente de la República en el mes de mayo del año 2006. En aquella ocasión el PDA obtuvo con su candidato Carlos Gaviria Díaz un poco más de 2 millones seiscientos mil votos. Era por lo demás la primera vez que un candidato de la izquierda lograba tal cantidad de votos lo que representó cerca del 23% del total de la votación ubicándose por encima del Partido Liberal. Éste hecho junto a los dos triunfos en la Alcaldía de Bogotá vislumbraban un panorama muy alentador y casi de esperanza, sólo frustrada por la derechización del país, alrededor del programa y de las prácticas clientelistas y apoyadas en fuerzas de la mafia; de los paramilitares que han respaldado a la coalición encabezada por el presidente, Álvaro Uribe Vélez.

No obstante, los resultados electorales la vida interna del PDA deja mucho que desear, dado que se trata de un partido que se supone representa la alternativa democrática a un régimen profundamente penetrado por los poderes ilegales y que abomina a la Constitución Política de 1991, a la cual se ha dedicado a desmontar. Muy rápidamente el PDA se fue desdibujando por sus prácticas políticas. Como se ha señalado en reiteradas ocasiones los gobiernos de Luis Eduardo Garzón y ahora de Samuel Moreno no son gobiernos de partido. Garzón instauró al frente de la Alcaldía un estilo personalista en muchas ocasiones en contra del PDA. Gobernó en buena medida con sus amigos y conformó una coalición de la cual era él el responsable. Muchos de los logros de la administración lo fueron de él y de sus funcionarios como también, a él caben todas las responsabilidades por los desaciertos y las limitaciones de su Gobierno. Este estilo inaugurado por Garzón en lo fundamental se mantiene en la administración de Samuel Moreno aunque hay que destacar que con él aumentó la presencia de los polistas en las diferentes secretarias de la administración distrital. Los bajos niveles de aceptación de Garzón en las bases del Polo están relacionados con la forma como él manejo las relaciones con el PDA desde su Gobierno.

En igual sentido podría mencionarse el peso excesivo que tiene en la estructura del PDA la bancada parlamentaria. La ausencia de los movimientos sociales y de expresiones ligadas a la opinión pública es notoria y la pérdida de sintonía con éstas franjas de opinión, lo han llevado a cometer garrafales errores en la coyuntura. La falta de contundencia en la condena de las FARC frente al asesinato de los diputados, la disputa interna para definirse frente a la convocatoria nacional de rechazo al secuestro y la exigencia de liberación de todos los secuestrados realizada de manera exitosa el 4 de febrero de 2008. En fin, serían muchos los episodios en los cuales se deduce claramente la pérdida de sintonía con la opinión pública por los dogmatismos heredados de la izquierda tradicional que han influido de manera determinante en su dirección nacional y en su jefe político Carlos Gaviria.

Pero el problema es aún más profundo. El PDA es lerdo frente a los acontecimientos políticos que requieren de su posición para formar una opinión pública democrática en Colombia. Muchos en su interior no creen en la necesidad de defender los logros y avances de la Constitución de 1991. Creen por ejemplo, y así lo hicieron durante buena parte del trámite de la Reforma Política que el establecimiento de un sistema de sanciones y castigos para los partidos ligados con el narcotráfico y el paramilitarismo, era contribuir a resolver los problemas del uribismo. Hay sectores que dentro del PDA creen que no se requiere una profunda reforma agraria para enfrentar entre otros temas el problema del narcotráfico y la guerra. Muchos piensan, y dentro de ellos el bloque de la izquierda tradicional, que basta con denunciar y protestar. Aún no logran pasar de la protesta a la propuesta. Se debaten entre la reforma y la revolución. El resultado ha sido realmente dramático. El Polo que se supone que debería ser el abanderado de la recuperación de las tierras para los desplazados que suman más de 5.5 millones de hectáreas en los últimos 11 años no atina a construir y presentar propuestas de reparación y restitución de la propiedad usurpada por los violentos a los desplazados. El Polo no combina su actividad parlamentaria con convocatorias sociales, debates públicos, propuestas de proyectos de iniciativa popular, etc. La unidad que ha conseguido ha sido en cierta forma paralizante para su acción política. En la coyuntura se ha destacado por los debates de control político en que casi todos los parlamentarios lo han hecho bien, pero, no logra proyectarse como partido que merece el respaldo de la opinión pública para ser Gobierno.

Un problema derivado de sus dogmatismos lo ha llevado a un aislamiento de la vida política departamental y municipal. En realidades como las de Medellín, Cali, Cartagena, Barranquilla, para mencionar solo algunos casos ha preferido dar rienda suelta a personalismos y propuestas sectáreas y sin porvenir político. No ha apoyado con generosidad nuevos movimientos y candidaturas cívicas o de otras fuerzas políticas para derrotar al tradicionalismo; a las mafias y actores ligados a estos intereses en las elecciones municipales y departamentales. El debate interno por estos desaciertos no existe y mucho menos el examen público y la rectificación de estas posiciones. El Polo es ante todo un partido arraigado en Bogotá y en el departamento  de Nariño, en el resto del país con contadas excepciones es la suma de los convencidos y con poco arraigo en la opinión pública. Pero lo más dramático es que no apoya a sus gobernantes. Nariño vive una situación realmente catastrófica. Es el departamento en donde se produce la mayor cantidad de coca, vivió la tragedia de las pirámides y actualmente enfrenta un agudo problema ocasionado por las inundaciones y la erupción volcán Galeras y el PDA ni siquiera realiza una campaña de apoyo y de solidaridad ni promueve los debates y las acciones de respaldo que su gobernador, Antonio Navarro, necesitaría hoy más que nunca para lidiar con Uribe en el Gobierno Nacional, con guerrillas que asesinan indígenas y con paramilitares que actúan en todo el departamento. ¿Para qué un partido así?

Muchos sectores dentro del Polo creen que toda alianza es conciliación y entreguismo. Una nueva prueba es la que se libra actualmente alrededor de las propuestas políticas para encarar la coyuntura de las elecciones presidenciales y parlamentarias del año 2010. Las amenazas de división muestran una completa incomprensión de la coyuntura colombiana. Lo lógico es que dentro de los aspirantes a llevar la bandera del Polo debería organizarse un debate que culmine en un mecanismo de consulta para encontrar un candidato del Polo que luego debería, alrededor de un acuerdo programático mínimo, buscar una gran Convergencia Democrática con sectores liberales, indígenas, independientes y aún de sectores uribistas que estén por la restitución de la división de poderes afectados de manera profunda por el proyecto uribista, pero, al mismo tiempo banderas de reforma económica y social que le den contenido a una propuesta alternativa a la coalición uribista. ¡Pero no! el Polo se enreda y da un espectáculo realmente lamentable en que las vanidades y los personalismos afloran por doquier. ¿Cuál es la propuesta del Polo para conformar un bloque democrático?, ¿Cuáles son los cinco o seis puntos que sirvan para llamar a la opinión pública a ser Gobierno?, ¿Cuáles los compromisos éticos en el manejo de los recursos públicos?, ¿Qué hacer frente al conflicto armado?, ¿Cuáles los contenidos nuevos de la política internacional?, ¿Cuáles son las medidas de política económica para enfrentar la crisis de la globalización neoliberal y las consecuencias severas sobre el empleo y los ingresos de millones de colombianos?, ¿Cuál es la propuesta de Seguridad Ciudadana la cual enfrentará a la de Seguridad Democrática de Uribe?  Éstos deberían ser los temas importantes de la discusión y desde luego debería definirse el mecanismo a través del cual se toman decisiones sobre la estrategia electoral.

En las dos últimas semanas pareciera que el Polo avanza en esta dirección. Se conoce un documento aún muy general firmado por la lista que encabezó Gustavo Petro que marcha en esta dirección. Los demás sectores del Polo deberían presentar sus propuestas y definir la estrategia electoral así como enfrentar los temas de Gobierno y una línea clara de relación del PDA con los funcionarios elegidos en su nombre. Son temas ineludibles del próximo Congreso. Los 1.500 delegados y delegadas tienen la inmensa responsabilidad de construir un proyecto claramente democrático para el futuro del país o enterrar nuevamente la esperanza. Este es el reto del Congreso.

- Ricardo de Lima es Ensayista y Profesor Universitario

Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 147, Corporacion Viva la Ciudadania, Bogotá, Febrero 20 de 2009.  www.viva.org.co

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