A mayor desigualdad más violencia
07/10/2012
- Opinión
Análogamente a como hay relación de causa a efecto entre desigualdad y obesidad y enfermedades relacionadas: diabetes y padecimientos coronarios; también hay una alta correlación entre desigualdad y violencia, de acuerdo con los vastos estudios realizados por los epidemiólogos Richard Wilkinson y Kate Pickett en su magistral obra Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidad colectiva. ¿Cómo la desigualdad se convierte mala salud y en violencia? El saber que no se es bien visto ni recibido, que se es rechazado, excluido y maltratado, física y/o psicológicamente en la sociedad donde se vive, aumenta permanentemente el estrés, lo cual eleva los niveles de glucosa en sangre, favorece la obesidad central y refuerza la necesidad de dietas hipercalóricas. Así se daña la salud.
Al tiempo que la desigualdad genera estrés permanente, cuando separa al que tiene más del que menos tiene y clasifica socialmente a las personas, estimula la violencia. James Gilligan, psiquiatra de la Universidad de Harvard, donde dirige el Centro de Estudios de la Violencia, revela en su libro Violence que los actos violentos “son intentos de eliminar el sentimiento de vergüenza y humillación –que duele y puede ser intolerable– para remplazarlo por su opuesto, el sentimiento de orgullo”.
La violencia es, de acuerdo con su estudio, un mecanismo de respuesta a la humillación que ejerce el sentimiento de minusvalía, fruto de la estratificación social que origina la desigualdad. Y va más allá: no hay “un solo acto de violencia serio que no sea desencadenado por la sensación de haber sido humillado, ultrajado… (y) un intento por ‘recuperar la honra perdida’”.
El psicólogo David Buss descubre en La evolución del deseo que las mujeres dan un alto valor el estatus económico de sus posibles parejas por lo cual los hombres compiten por mejorar su condición socioeconómica. Es decir, los hombres tienen más que ganar con el reconocimiento social. Por ello sostiene que el ultraje o la humillación son desencadenantes comunes de la violencia, en particular entre jóvenes de los niveles sociales más bajos que se sienten privados de las ventajas que da un estatus privilegiado. De ahí que la reacción violenta obedezca a la necesidad de mantener el reconocimiento social que tienen cuando se sienten amenazados. Para muchos jóvenes desfavorecidos, el estatus social tiene que ver con sus posibilidades no solamente de tener pareja o parejas sino con su propia capacidad para hacerse de recursos económicos que les ubiquen en la parte alta de la jerarquía de sus comunidades.
En suma, la desigualdad provoca enfermedad y violencia. Los estudios revelan que este patrón se observa en los países desiguales.
Fuente: Forum en línea
https://www.alainet.org/fr/node/161646
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