La recta final de la campaña
- Opinión
En la etapa final de la campaña por la Presidencia de la República hay tres elementos que reintrodujeron la incertidumbre en el proceso electoral, que es uno de los factores de toda elección democrática, el cual impide saber anticipadamente el resultado. Antes de la concurrencia de estos fenómenos todas las mediciones de opinión pública indicaban que Enrique Peña arrasaría a sus contrincantes. Pero la azarosa historia irrumpió en tan idílico paraíso. Un error del priísta –agrandado por la desmesura de la cúpula del PRI– en su presentación en la Universidad Iberoamericana, desencadenó el movimiento estudiantil #YoSoy132.
En los días posteriores la encuesta mensual de medición de las intenciones de voto del diario Reforma cerró la pieza. La insurgencia estudiantil –que indujo a una mayor apertura de las televisoras– más los resultados de dicha encuesta que, a contrario sensu, estima un virtual empate entre Peña Nieto y López Obrador, cambiaron la percepción de que la elección presidencial ya estaba decidida. Ambos eventos alientan la participación popular en las elecciones: lo que parecía una certeza, de pronto deviene en incertidumbre, y puede propiciar que uno de los tres principales candidatos se desplome (hay amagos de que puede sucederle a Josefina Vázquez Mota, dado los conflictos en su partido y el desorden en su campaña) y suscitar el llamado voto útil que, aunado a una mayor participación ciudadana, podría poner en aprietos al PRI.
El último ingrediente que introdujo incertidumbre en la campaña presidencial es la fuerte especulación financiera que hizo perder al peso 18.21% de su valor en un año (mayo a mayo). A la desesperanza y enfado de miles de mexicanos se suman la insurgencia de los jóvenes y el temor de una nueva crisis financiera. La caída del peso ha venido a complicar un panorama económico ya sombrío: el fuerte incremento de los alimentos (en su mayoría importados), que han subido alrededor de 80% en los últimos 12 meses, y la sequía en la región norte de México, que ha desplazado a millares de campesinos hacia las ciudades. El norte es la zona fuerte del PRI. ¿Incidirá la sequía en las elecciones locales?
Ahora bien, si en lo que resta del mes la crisis financiera se agrava, el enojo y la desesperación pueden convertirse en miedo. Si en un primer momento los sentimientos de hartazgo pudieran traducirse en votos a favor del candidato de las izquierdas, al convertirse en temor, bien puede cosechar esa nueva emoción el PAN o… ¿el PRI? Es decir, la moneda está en el aire: no hay nada para ninguno de los partidos.
Fuente: Forum en línea
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