El pueblo se prepara para una nueva guerra provocada por el imperio yanqui
03/09/2013
- Opinión
Aumentará la carga de trabajo en las fábricas de armas del capitalismo y se avecinan gloriosos momentos para la industria de la paz
A principios de agosto de 2013 culminaba la ONU los preparativos para enviar una misión de investigación a Siria, tras la insistencia del Gobierno de Damasco para que fuera investigada la utilización de armas químicas por parte de los grupos terroristas insurgentes armados y financiados por los aliados imperialistas «amigos de Siria», capitaneados por los Estados Unidos del Norte de América.
Dos semanas después, tras oscuras operaciones de inteligencia con los efectos colaterales de unos cientos de muertos, quien venía denunciando, el gobierno de Damasco, fue transformado en denunciado, y los denunciados, terroristas insurgentes armados por Occidente, en supuestas víctimas. La prensa mercenaria al servicio de los intereses yanqui europeos colaboró de inmediato y difundió las «pruebas» acusatorias contra el gobierno de Damasco.
Obama premio Nobel de la Paz anunció de inmediato la voluntad del gendarme norteamericano de intervenir directamente en Siria (llevan años financiando y entrenando a los grupos terroristas insurgentes contra Damasco) y Francia se apresuró en ponerse a disposición de esa Nación, a la que ya regaló en 1886 la Estatua de la Libertad. Asistimos a otra nueva provocación planeada para justificar los tambores de guerra.
Han pasado dos años desde el imprudente desmantelamiento del régimen de Gadafi por aquella coalición norteamericano británico francesa italiana… Entonces la China que observaba las revueltas islamíticas a cierta distancia, mantuvo una actitud cobarde y vacilante ante la agresión cristiana en Libia. Entonces Rusia y China pecaron de ingenuidad, pero aprendieron de aquella manipulación bien orquestada que culminó con la apropiación y destrucción de Libia. Los lectores de El Catoblepas ya pudieron leer, hace un año, significativos informes de sus analistas, que Siria decanta los bandos ante la próxima guerra y que China desconfía de las maniobras occidentales en Siria.
Los reajustes geopolíticos que se están produciendo tras la mascarada de agosto de 2013 van decantando los bandos del inminente conflicto, que tendrá escala global y cuya intensidad, expansión y repercusiones mundiales se irán determinando a medida que se desarrollen los propios acontecimientos. Es fácil provocar un incendio, más difícil sofocarlo y, a veces, su extensión e intensidad puede superar lo planeado… China, Rusia e Hispanoamérica se han desmarcado rápidamente y condenan la nueva agresión militar de los Estados Unidos, jaleados ardientemente por Francia y Japón. Mientras, otras potencias quedan a la espera, como Inglaterra y otras Naciones de ese fantasma ideológico político burocrático que dicen Unión Europea.
Parece imparable que, a partir de septiembre, los Estados Unidos del Norte de América y sus amigos los Estados Aliados puedan, por fin, comenzar a deshacerse de una pequeña parte de las armas y equipamientos militares que rebosan en sus bodegas, con gran contento para miles y miles de proletarios trabajadores mercenarios del capitalismo que podrán así volver a trabajar y disfrutar de las comodidades y vicios burgueses a los que se han acostumbrado, una vez que se reactive la producción de armamento, con esas ansiadas cargas de trabajo que permitirán devolver prosperidad a unas fábricas de armas que últimamente venían produciendo más pobreza y obreros desempleados que hermosos y sofisticados objetos culturales, cada vez más refinados merced al avance científico y técnico que aportan miles y miles de investigadores asalariados por universidades y laboratorios occidentales, magníficos resultados de la Cultura humana, destinados a la destrucción y la desolación de los demás.
Se aproximan también momentos gloriosos para la industria de la paz. Los Aliados volverán a engrasar la maquinaria y docenas de hipócritas periodistas, políticos, analistas, profesores, maestros, clérigos, observadores y otros asalariados disfrutarán de las bondades de tener que predicar la paz, la armonía, el desarme, el amor y la resolución pacífica de conflictos. La industria de la guerra y la industria de la paz permitirán a Occidente superar de nuevo la crisis que viene atravesando.
El pueblo, sabiamente dirigido por los timoneles del PCCh, sabrá lo que tiene que hacer en cada momento.
https://www.alainet.org/es/articulo/78977
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