El manzano

30/09/2013
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La corriente favorable para detonar nuestro desarrollo económico y llevar a México a las grandes ligas internacionales, donde solo los colosos industriales miden sus potencias, está aquí ahora y nuestros extraordinarios  políticos lo saben, abordarán con astucia esta extraordinaria oportunidad que la historia nos presenta.

 
Loa grandes capitales ya se preparan para hacer llegar cuantiosas inversiones, para la realización de magnos proyectos energéticos en el sector petrolero y eléctrico, como también en el minero.
 
Las empresas más importantes del mundo vendrán a colaborar con nuestro pueblo, fielmente representado por el gobierno mexicano; démosles la bienvenida, están por arribar nuestros flamantes socios, los que harán de nuestra patria una nación de primer mundo; brindémosles todas las facilidades a nuestro alcance, hagámonos a un lado, apartemos de su entrada obstáculos y estorbos legaloides.
 
Modifiquemos nuestra Constitución, para  que ésta no sea una traba jurídica al perfecto funcionamiento de las compañías extranjeras que nos harán el favor de incrementar el PIB, corporativos que nos dejarán buenas comisiones, gracias a la apertura y entrada de estas fabulosas petroleras.
 
Dejemos que se instalen libremente, cumpliendo con lo establecido en convenios internacionales signados por nuestros ilustres mandatarios, tratados concebidos para ayudarnos a salir de nuestro endémico retraso
 
Quitémonos del camino y contemplémoslos en respetuoso silencio como escarban, como perforan, como extraen y como se llevan lo que nosotros no pudimos siquiera localizar.
 
Estemos listos eso sí, pendientes cuando nos llamen a seguir sus instrucciones, cuando haya que realizar el trabajo rudo y sucio, cuando haya que cargar, barrer, limpiar, acomodar, apretar tuercas, ensamblar tubos o poner ladrillos.
 
Luego podremos comprar las baratijas que nos vendan derivadas de la petroquímica que será bien manejada por estos altruistas extranjeros, siempre dispuestos a auxiliar a los países subdesarrollados como el nuestro.
 
Seamos optimistas y veamos con buenos ojos las reformas propuesta por el hermano vecino del norte, ellos sí saben lo que hacen, ya se verá en unos años como si era posible extraer más riqueza de nuestro subsuelo.
 
Nosotros somos un pueblo profundamente corrupto, incapaz de salir  adelante por propio pie, somos ineptos y haraganes, inútiles y buenos para nada, nos lo han remachado hasta el cansancio ya no necesitan recordárnoslo más; pero eso sí muy dignos y soberanos; el nacionalismo no da de comer, nos dicen.       
 
Seamos realistas, con las nuevas reformas anunciadas por el joven analfabeta y casi autista, a la cabeza del gobierno, nos vamos a beneficiar los mexicanos, aunque sea poco.
 
Metafóricamente hablando es como si tuviéramos un árbol lleno de manzanas, la fruta de abajo la consumimos, no contamos con escalera para subir por las de arriba; nuestro buen vecino al vernos frustrados en este apuro, no solo nos ofrece la escalera, sino que además subirá por ella y por las ramas, para bajar hasta la última de las manzanas; no contento con su gentileza, nos facilitará las cáscaras y los gabazos; pero aún hay más, después promete nos venderá mermelada envasada a crédito.
 
Es inexplicable cómo todavía haya quien no vea en estas reformas la derrama de beneficios que traerá la inversión extranjera directa, son esos espíritus siempre opositores que, sin conocimiento, a todo dicen que no.
 
No podemos substraernos a la espléndida globalización en la que estas corporaciones llevan la batuta del mundo, movámonos al ritmo del norte, aceptemos nuestra inferioridad y cuando todas nuestras reservas de hidrocarburos las hayan agotado, quizá nos dejen en paz.        
 
 
     
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