Ayatolá Ali Jamenei: "No tenemos miedo. El pueblo iraní está preparado para el martirio"
- Opinión

Duelo en el Golfo Pérsico entre EEUU e Irán…
Irán es un país donde más del 80% de su territorio es un desierto y por lo tanto desde tiempos inmemoriales el pueblo ha tenido que adaptarse a un medio ambiente muy extremo y hostil. Paradójicamente allí es donde tan ha surgido una de las más grandes civilizaciones del planeta.
La religión y el nomadismo estaban directamente ligados pues Dios nació en el desierto. Dios solo se revela a los peregrinos, es decir, a los que caminan y observan las estrellas. En Irán existen miles de kilómetros de túneles subterráneos o Qanat donde brotaban los pozos de agua y que servían de refugio a las caravanas de la ruta de la seda o de las especias que cruzaban su territorio. Hoy apenas quedan algunas ruinosas fortalezas y edificaciones de adobe como fiel recuerdo de ese pasado milenario.
En estas latitudes el sol puede convertirse en una caldera en verano y un gélido tempano de hielo en invierno. En medio de la nada el silencio se ve alterado por las ráfagas de viento que levantan una irrespirable polvareda. Este paisaje áspero y reseco engendró un ser humano de una alta perfección espiritual que se conectaban directamente con el creador del universo. Los místicos sufistas o irfán, los santos ascetas del Tasfir dedican la vida a meditar y estudiar cada verso y cada palabra del Corán para llegar a la iluminación.
Desierto de sal de Kavir. Irán. Foto: Carlos de Urabá
La televisión nacional iraní como de costumbre inicia desde muy temprano sus emisiones con programas dedicados a los poetas Saadi, Hafez o Ferdowsi. Los locutores recitan sus poemas más sublimes mientras en la pantalla se proyectan paisajes de ensueño plagados de rosas, amapolas y tulipanes. Pero las verdaderas estrellas televisivas son los imanes que con tono imperativo van adoctrinando a la audiencia para que se comporten como buenos musulmanes y recen por la salvación de sus almas.
En la carretera que conduce de Yazd a Teherán sobre el kilómetro 100 se distinguen perfectamente las baterías cañones antiaéreos que vigilan la planta atómica de Natanz, cavada en las entrañas de un cerro en prevención de un ataque aéreo israelí o norteamericano. Aquí comenzó a desarrollarse en secreto el programa atómico iraní. En el año 2010 un espía insertó en la computadora de mando una llave USB infectada con el gusano o virus informático Stuxnet (creado en laboratorios de Israel) que le dio la orden de autodestruirse a las más de 1000 centrifugadoras que enriquecían el uranio. El programa atómico sufrió un serio retraso por culpa de este sabotaje hasta que con el tiempo pudo recuperar sus funciones. La misión del sionismo en alianza con el imperialismo norteamericano es la de impedir que Irán obtenga el arma nuclear.
En Irán se libran en la actualidad dos batallas; una a nivel militar en el Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz y otra en el ciberespacio. Esta última quizás sea la más encarnizada pues occidente intenta lobotizar los cerebros y manipular las mentes para crear un clima enrarecido que provoque la implosión del sistema.
El Ministro de Comunicaciones Azari Yahromi confirmó a la prensa que Irán ha neutralizado millones de ataques cibernéticos lanzados tanto por el Departamento de Defensa de EEUU como el Mosad israelí. En todo caso el territorio iraní está vigilado atentamente por los satélites espías, drones o los aviones awaks. (Las bases de la OTAN se hallan en Turquía)
La administración Trump califica a Irán de “Entidad patrocinadora del terrorismo” y unos de los ejes del mal junto a Corea del Norte, Siria, Cuba y Venezuela. El Departamento de Estado hace poco ha incluido a los Guardianes de la Revolución en la lista de organizaciones terroristas.
Los movimientos de protesta se han multiplicado en los últimos años pues la sociedad iraní exige reformas urgentes. Los opositores (buena parte de sus líderes han sido encarcelados) reclaman democracia real y libertades. Pero, como de costumbre, la única respuesta del régimen teocrático no son más que falsas promesas. Estamos asistiendo a una confrontación entre la vieja guardia y las nuevas generaciones que reclaman poder político.