La ocupación norteamericana de nuestras riquezas minerales, no sólo es posible, sino que hoy luce como inevitable
05/04/2004
- Opinión
En una reciente entrevista, publicada en el diario Ultimas Noticias,
el General retirado Muller Rojas, declaraba que él descartaba una
invasión de los Estados Unidos a nuestro país.
En mi concepto, esta opinión es la más peligrosa que se pueda tener
en los actuales momentos. Si hay eventos que se puedan pronosticar
como casi seguros, serán los intentos norteamericanos para ocupar
nuestro territorio, o parte de él. Por lo menos, así lo indican todos
los indicios.
Una raíz filosófica
Pero para poder comprender esto, es necesario remontarnos al campo de
la filosofía, y más concretamente, al pensamiento del filósofo alemán
Immanuel Kant, una de las cumbres, sino la más alta, del pensamiento
filosófico posterior al renacimiento, y que vivió de 1724 a 1784.
Pero no vamos a entrar en este artículo en las aguas profundas de su
razonamiento filosófico, sino más bien apuntaremos su efecto práctico
dentro en las sociedades occidentales actuales.
Para poder apreciarlo, invito al lector a un pequeño ejercicio
mental, leyendo primero el siguiente párrafo, escrito por el profesor
de filosofía noruego Jostein Gaarder acerca de los postulados de
Kant, y tomado de su obra "El mundo de Sofía":
"Según Kant, es la actitud lo que es decisivo para poder
determinar si se trata o no de un acto moral. No son las
consecuencias del acto las que son decisivas. Por ello también
llamaremos a la ética de Kant ética de intención"
Luego, trate de hacer memoria sobre el conocido caso de una tal
Lorena, que mutiló sexualmente a su marido mientras este dormía y fue
completamente absuelta por un jurado norteamericano, ya que éste tomó
en consideración un supuesto ambiente de permanente agresión y
maltratos por parte del esposo hacia la acusada.
Y luego vuelva a leer el párrafo anterior:
"Según Kant, es la actitud lo que es decisivo para poder
determinar si se trata o no de un acto moral. No son las
consecuencias del acto las que son decisivas. Por ello también
llamaremos a la ética de Kant ética de intención"
Ese es precisamente el punto, la mayor parte de la sociedad
norteamericana, y toda su superestructura social, cuando valora
moralmente una conducta humana, la actitud es decisiva.
En el campo político, la sociedad norteamericana es el gran jurado de
la conducta del gobierno, y la juzga sobre la base de esa "Ley Moral"
que describe Kant. Es decir, si la actitud es ética, no las
consecuencias.
Si tomamos por ejemplo el caso de la invasión a Irak, vemos que lo
que se está debatiendo en Estados Unidos no es la invasión en sí,
sino si fue ética y moralmente justificable, es decir, si el
argumento de que existían armas de destrucción masiva era cierto. Que
hubiese miles de niños, mujeres y ancianos asesinados por los
bombardeos, es irrelevante en la discusión. Como dice Gaarder de
Kant, "no son las consecuencias del acto las que son decisivas".
El papel de las ideologías en las sociedades modernas
El que exista sociedades que se edifiquen sobre ideas filosóficas o
religiosas no es un descubrimiento novedoso. Ya Arnold Brecht, en su
obra sobre teoría política en 1959, afirmaba que:
"Verdaderamente, y hasta un punto que muy pocas veces se ha
advertido, nuestros valores occidentales están basados no sobre
la ciencia, sino sobre la religión, la historia, la tradición y
el idealismo creador de los hombres que han intentado formar un
mundo en el que consideraban que la vida era digna de ser
vivida"
El punto determinante de este pensamiento, es que "Nuestros valores
occidentales no están basados sobre la ciencia", sino sobre ideas,
creencias, religiones, e incluso mitos y leyendas, como que "el
hombre es bueno por naturaleza, y el mal está en la sociedad", que la
condición previa, necesaria y suficiente, para conseguir una sociedad
mejor, es a las grandes capas del pueblo, que el ser
humano es esencialmente competitivo o que todos debemos ser iguales
Este anclaje ideológico basado en un "yocreismo" es lo que explica la
actual crisis de la sociedad. Sólo cuando los hombres construyamos
una arquitectura social que armonice los principios morales con los
conocimientos científicos, es que podremos afrontar exitosamente
nuestro destino.
Pero eso será tema a tratar en otros escenarios. Por lo pronto es
necesario que entendamos la mecánica interna de la sociedad
norteamericana para que su conducta hacia nosotros no nos tome de
sorpresa.
El papel de los medios
Es en ese orden de ideas que queda completamente claro el papel que
juegan los medios de comunicación. Manipulados por los sectores
dominantes, forman matrices de opinión que permiten darle un soporte
ético, de acuerdo a la denominada "Ley Moral", a las acciones bélicas
y de intervención del gobierno en el exterior.
Podemos afirmar categóricamente que la manipulación de este forma de
conducta conduce, inevitablemente, al fascismo. Hitler lo entendió
así, y eso explica el papel determinante de Goebels en el nazismo,
que no era otro sino el de proporcionar argumentos éticos que
justificasen las atrocidades de régimen. Recuérdese la conocida frase
de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Por
ejemplo, gracias al bombardeo publicitario, la casi totalidad del
pueblo alemán siempre creyó que la segunda guerra mundial se había
iniciado por la agresión de Polonia, por lo que era totalmente ético
y moral que el ejército alemán respondiese.
¿Por qué el peligro?
El lector se preguntará que eso puede ser correcto, ¿Pero que tiene
que ver esa conducta primitiva con una probable invasión
norteamericana a nuestro país?
Con el petróleo.
Las reservas mundiales de petróleo durarán, al ritmo de consumo
actual, un poco más de 30 años, y el país que controle esas reservas
estará garantizando su futuro. Y el problema para Estados Unidos es
mayor. De 18 millones de barriles diarios de petróleo que consume,
sólo produce unos 6 millones, porque sus reservas fueron sido
mermadas considerablemente después de más de 100 años de depredación
irracional. Ese fue el verdadero motivo de la invasión a Irak.
La posesión militar de nuestros yacimientos les garantizaría, no sólo
su aprovechamiento, sino, y más importante aún, que ese petróleo
sirva para impulsar el desarrollo en los países latinoamericanos. Y
esto es lógico, porque un mayor desarrollo económico local implicará
mayor consumo del precioso combustible.
Si Brasil, Venezuela, Argentina y Colombia, por poner un ejemplo,
mantienen un crecimiento económico sostenido, en el futuro la
producción venezolana de petróleo se destinará fundamentalmente a
dichos países, privando a Estados Unidos de ese suministro, además de
encarecer el producto, gracias a la consabida ley de la oferta y la
demanda. Es por ello que una intervención militar norteamericana en
nuestro país, no sólo luce como posible, sino como inevitable.
Eso está sumamente claro. Pero ¿Qué impide que Estados Unidos no haya
ocupado antes nuestros campos petroleros? La bendita "Ley Moral" de
Kant. Su gobierno no puede presentarse ante su pueblo invadiendo
nuestro territorio con la excusa de necesitar nuestro petróleo. Eso
lo interpretaría el pueblo de ese país como un robo, como un acto de
falta de ética.
Se hace imperativo para ese gobierno tener un argumento válido que
barnice de ética cualquier intervención.
Una política sostenida en el tiempo
En eso han estado trabajando en los últimos 15 años. Primero, y con
la complicidad de los gobiernos de CAP-Rodríguez y Caldera-Petkoff,
intentaron apropiarse de nuestra industria petrolera.
Luego, al fracasar este plan, concibieron y lograron insertar en la
constitución del 99 el concepto de pueblo para definir nuestras
comunidades indígenas, con la esperanza de que en el futuro alguna de
ellas, llámese Guajira o Pemón, reivindique su condición de pueblo,
declarando su voluntad de separarse de Venezuela, para acudir en
"ayuda" de ellas.
Paralelamente inventaron el plan Colombia, que, con la excusa de la
guerra contra las guerrillas, persigue armar poderosamente al
ejército colombiano, a ver si éste pisa el peine y al verse tan
sólidamente armado decide atacar a Venezuela con la excusa del
problema Golfo de Venezuela, situación que lubricaría la intervención
norteamericana con la excusa de la estabilidad de la región. Cosa
nada difícil de imaginar, conocidas los antecedentes de la incursión
del Caldas, y de la imposición de condiciones onerosas para Venezuela
en la década de los 30 del siglo pasado, apoyados en una poderosa
fuerza militar, construida con la excusa de una supuesta guerra con
Perú por el puerto de Leticia, como muy bien lo explicó en un
artículo de Prensa el general Sujú Rafo.
Sin embargo, y aprovechando la "conveniente" oportunidad presentada
con el ataque terrorista del 11 de Septiembre, lograron convencer a
importantes sectores de económicos, políticos y religiosos del país,
para que, aprovechando ese incidente, presentaran al gobierno de
Chávez como terrorista, comprometiéndose ellos a prestarle su apoyo
al nuevo gobierno.
Es así como, a partir de ese momento, se desata en nuestro país una
demencial campaña mediática nacional destinada a presentar al
gobierno de Chávez como terrorista, violador de los derechos humanos,
colaborador de las guerrillas y del narcotráfico colombiano, etc.,
etc.
Aquí es importante destacar que las denuncias no se limitan a Chávez,
sino a prácticamente toda la estructura jurídica-social del país. El
TSJ, la Fiscalía, el CNE, la Asamblea Nacional, etc., también son
denunciados sistemáticamente como corruptos, parcializados,
inmorales. Todo con el fin de presentar una imagen caótica de nuestro
país. Recuerde el lector la declaración solemne de Enrique Mendoza
desconociendo al CNE.
El objetivo que persiguen los agentes locales de la inteligencia
norteamericana con estas denuncias, es que sirvan de input noticioso
a los medios domésticos de Estados Unidos, construyendo de esta forma
una matriz de opinión que, al estallar el detonante apropiado, sirva
de sostén ético y moral para una intervención militar, en salvaguarda
de la paz en la región, o de cualquier otro argumento "cohete", como
probablemente lo sea el salvaguardar el petróleo venezolano como
patrimonio de la humanidad, impidiendo que sea también utilizado en
la vorágine de caos y violencia.
¿Qué visión pueden tener de nuestro país los habitantes de Estados
Unidos, si las noticias que llegan de aquí son alarmantes? A todas
luces se justifica una intervención a la primera oportunidad ya que
no es posible que un país tan bárbaro y atrasado, en el cual no
funcionan los principios más fundamentales de un estado de derecho,
tenga el control de un bien imprescindible para mantener el estándar
de vida americano.
Es así como pensaron que esta oportunidad se presentaría con el paro
de diciembre del 2002, cuando una población que ellos imaginaban
caracterizada por el bochinche y la inmoralidad, estallaría en
violencia cuando no les faltara la cerveza, el béisbol, las gaitas,
la navidad, la televisión, etc. O la llamada "guarimba", que
imaginaron degeneraría en otro Caracazo.
Los grandes titulares de nuestros medios impresos y televisivos no
tienen como el país como destinatario, sino el mercado mediático
norteamericano. Ello explica el divorcio, a veces total, entre esas
noticias y la realidad, y que provoca profundas angustias y
trastornos mentales entre sus lectores y televidentes, como la
disociación psicótica que han denunciado muchos siquiatras.
Y es así, ya que el gobierno norteamericano necesita que esas
denuncias, para ser creíbles, procedan de la misma Venezuela. No
tendría sentido que ellos actuaran sobre la base de sus propias
denuncias. Remember Irak. Esa necesidad del gobierno de Estados
Unidos de tener una oposición en Venezuela que cumpla sus
lineamientos, es lo que explica que ésta no ofrezca ni soluciones ni
diagnósticos a los problemas del país y sólo se limite a denunciar y
a montar eventos de proyección mediática, que puedan ser utilizados
en el exterior para justificar una intervención armada.
Nunca antes el término "vendepatrias" fue utilizado con mayor
exactitud para calificar a los venezolanos que se prestan a tener una
conducta tan vergonzosa.
Todo lo anterior demuestra que el objetivo estratégico de Estados
Unidos es ocupar militarmente nuestra riqueza petrolera, y que sus
acciones variarán de acuerdo al gobernante venezolano de turno. Es
decir, no es un problema de Chávez o Caldera, el objetivo es
Venezuela.
¿Por qué algunos venezolanos actúan en contra de su país?
Entonces surge la otra pregunta obvia. ¿Por qué existen venezolanos
que se prestan a servir rastreramente los intereses imperiales de
Estados Unidos?
Hay que puntualizar que, exceptuando algunos pocos editores y dueños
de televisoras que no se sienten venezolanos y que ven su conducta
como un negocio más, la inmensa mayoría de los que actúan así no
tienen conciencia de sus consecuencias. Ni se imaginan lo que está en
juego. En realidad lo hacen, bien por ambición, por ignorancia o por
desactualización.
Por ambición, ya que ellos están convencidos que Estados Unidos se
limitará a ofrecerles apoyo cuando tomen el poder local.
Por ignorancia, porque no saben realmente como funciona
espiritualmente la potencia del norte.
Y desactualizados, porque todavía aplican la doctrina Betancourt en
las relaciones con Estados Unidos.
¿Y en qué consiste esa doctrina?
En las primera décadas del siglo pasado, cuando América Latina estaba
infectada de sangrientas dictaduras feudales, los sectores
progresistas enfilaban su lucha contra ellas y contra el imperialismo
norteamericano, que lo consideraban su principal sostén. Betancourt
llevó a la práctica una política diferente. Separó a estos aliados,
vendiéndole la idea de Estados Unidos, que en el caso de acceder al
poder, sus intereses serían respetados, y que más bien a Estados
Unidos les convenía apoyar a un gobierno democrático amigo que a una
dictadura, consiguiendo así el apoyo del país del norte a su acción
política.
Incapaces de entender los cambios ocurridos en el ámbito mundial, los
anquilosados políticos de la oposición piensan que la conducta
norteamericana será igual que en el pasado. No se han dado cuenta que
el mundo cambió. Estados Unidos actúa exclusivamente en función de
sus intereses y no necesita de apoyos externos ni respeta
instituciones que no sean las de ellos. Así fue en Irak, y también
con Haití. En ambos casos les importó un bledo el Consejo de
Seguridad, ni la ONU, ni la OEA, ni nada.
A lo único que el gobierno le teme es a la opinión pública de su país
y su bendita "Ley Moral". Es por ello que el principal terreno en el
cual se debe luchar para conservar nuestra soberanía es en el de la
opinión pública norteamericana.
Ahora bien, como me temo que más de uno, con el juicio trastornado
por la ofensiva mediática piense que escribo esto porque soy
partidario del gobierno, quiero aclarar que no soy ni chavista ni
anti-chavista. Soy venezolano. Con relación a la gestión este
gobierno hay aspectos que me parecen erróneos y aspectos que me
parecen positivos.
Pero de lo que sí estoy seguro es que es absolutamente fundamental
que exista una oposición racional, patriótica y preparada que ofrezca
soluciones adaptadas a nuestras realidades y que sea lo
inteligentemente preparada para no ser manipulada tan estúpidamente
por los gobiernos del exterior como lo ha sido la actual oposición.
Pero los errores de juicio no son monopolio de la oposición. También
el gobierno peca de desubicado, y ante la avalancha de declaraciones
agresivas en contra de nuestro país por parte de altos funcionarios
norteamericanos, incluyendo sus dos candidatos presidenciales,
responde ingenuamente que ellas obedecen a la campaña electoral
interna.. Esos candidatos en realidad lo que están haciendo es
aprovechar la campaña para vender una imagen dañina de Venezuela en
el ámbito local, dada la gran audiencia que le proporcionan las
elecciones, para dar argumentos que justifiquen la próxima
intervención militar.
Nuestra soberanía y nuestra integridad territorial dependerá,
entonces, de tomar conciencia de estas nuevas realidades, de tener
una conducta política venezolanista y de contar con una fuerza armada
lo suficientemente poderosa que pueda disuadir cualquier aventura
imperial.
https://www.alainet.org/es/active/5933
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