Especulación: la madre de los problemas económicos
22/01/2015
- Opinión
La conferencia episcopal de Venezuela en su reciente documento denunció a la corrupción como uno de los factores responsables de la crisis actual.
Tiene mucha razón, pero lo cierto es que se le “olvidó” mencionar que no es la corrupción pública (que por supuesto la hay, y muchísima) la principal causante, sino que lo es la corrupción privada, que se manifiesta mediante la especulación, no sólo de esta crisis sino de las que hemos padecido por más de cuarenta años.
La época del “ta´barato, dame dos”
La especulación es un fenómeno que aparece en la vida económica de Venezuela en la década de los años 70, cuando el precio del petróleo más que decuplicó su valor en pocos años, originando un exceso de liquidez en la economía nacional, cuestión esta que fue aprovechada en forma abusiva por los comerciantes y empresarios para subir escandalosamente los precios.
Fue tal el grado de especulación que cuando los venezolanos comenzaron a viajar masivamente al exterior, producto de esa bonanza económica, eran conocidos como los “ta´barato dame dos”, porque encontraban una enorme diferencia al comparar los precios de los productos en el exterior con los de Venezuela.
Las ganancias provenientes de esa especulación eran convertidas rápidamente en dólares por esos especuladores creando tal demanda de divisas extranjeras en el país que el gobierno de Luis Herrera Campins en el año de 1983 se vio obligado a establecer un control de cambio, que se efectuaba a través de una oficina llamada Recadi.
Esa práctica especulativa ha continuado permanentemente hasta nuestros días, y ha sido la causa de la devaluación continua que ha experimentado nuestra moneda desde 1983, lapso en el cual ha pasado de 4,3 Bs. por dólar a unos 50.000 Bs. por dólar (tomado a Sicad II), lo que ha permitido que esos delincuentes de cuello blanco se hayan llevado más de 400.000 millones de dólares al exterior, descapitalizando, es decir, empobreciendo a su vez y en forma exponencial a los venezolanos que han conservado su dinero en el país.
Una especulación repotenciada
La escasez de la oferta de bienes y servicios experimentada después de la muerte de Chávez ha hecho que esta especulación haya adquirido proporciones escandalosas, y como las “ganancias” se siguen redireccionando para demandar divisas se ha elevado considerablemente el valor del llamado dólar negro o paralelo, el cual se cotiza en unas 30 veces su valor oficial, lo que a su vez, al ser tomado este valor como referencia por los “empresarios” para fijar los precios de los bienes y servicios, ha producido una inflación descomunal, en un proceso que se retroalimenta.
Si se eliminara efectivamente la especulación, no hubiese un exceso de liquidez en los sectores económicamente más poderosos y se mataría esa retroalimentación, por lo que no existiese mayor presión sobre el dólar paralelo, lo que llevaría a muy corto plazo a la eliminación del control de cambio y toda la perversión económica y social que conlleva.
Como reza sabiamente el refrán popular: “Muerto el perro se acaba la rabia”.
Efectos “colaterales”
Pero quizás el efecto más perverso de la especulación es su acción corrosiva sobre los valores éticos de la sociedad.
En efecto, si un funcionario aduanero, un buhonero, un prestador de servicios contempla como un grupo de delincuentes se alza, con total impunidad, con gigantescas sumas de dinero producto de la especulación, pueden no ver razones para no hacerlo ellos también, bien mediante el cobro de comisiones, elevando sus precios, vendiendo al doble y al triple los productos regulados, etc. corrompiéndose así a buena parte de la sociedad y pulverizando en la práctica cualquier intento de sembrar una verdadera ética social.
Es sobre que debería opinar la jerarquía católica.
Una ley anti especulación ineficiente
Por supuesto que el gobierno está consciente de esta situación y como parte de la lucha en contra de esta especulación dictó la llamada Ley de Precios Justos ( inédita en el mundo de la economía) la cual, en mi opinión y a la luz de los resultados, ha resultado en extremo ineficaz ya que:
1 - Solo cubre aquellos rubros de bienes que se elaboran industrialmente o se importan, dejando afuera toda la comercialización de bienes alimenticios no industrializados (verduras, legumbres, productos locales, etc.): de los servicios privados (médicos, talleres, etc.): de los alimentos expedidos en panaderías, restaurantes: y de todo el comercio informal. Es decir, de la mayoría de los bienes y servicios que se transan en el país.
2 – Que su forma tan “peculiar” de cálculo puede legitimar la especulación. Pongamos un ejemplo sencillo.
Si el costo de fabricar un bien es de 100 Bs., según esta ley el fabricante pudiera venderlo al mayorista, con un margen de ganancia de hasta el 30% en hasta 130 Bs.
Si este intermediario le agrega a ese valor sus costos operativos, que como ejemplo pudiera ser de 25 Bs., su costo total sería de 155 Bs. por lo que pudiera venderlo al minorista hasta en 201,5 Bs.
Si el comerciante al detal le agrega a ese monto sus costos operativos, digamos 25 Bs, tendría un costo total de 226,5, por lo que el precio final al público, una vez calculado el margen de ganancia de hasta 30%, puede ser de hasta 294,5 Bs.
Es así como, “legalmente” un bien que cuesta solo 100 Bs. fabricarlo, puede tener un precio final de casi 300 Bs.
Veamos como en el ejemplo se desglosa ese precio final: 150 Bs. (51%) de costos de fabricación y operación y 144,5 Bs. de ganancias para los empresarios. Un verdadero exabrupto.
Y si se agregan más intermediarios en la cadena de comercialización, las ganancias se pierden de vista.
Y esa especulación no se eliminará únicamente con denuncias ni con operativos, que muchas veces son más efectistas que eficaces.
La receta universal para combatir la especulación ha sido y es, una férrea política impositiva. No hay otra. Sinceramente, no entiendo porque el gobierno no la ha aplicado.
Yo creo que es un problema de que quienes dirigen las políticas económicas tienen la visión estrecha de que los impuestos son solo para recaudar fondos para el gobierno y desconocen el importantísimo papel que juegan en el control de las principales variables macroeconómicas, y en este caso, en el control de la especulación y la inflación.
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