La invasión de Weinberger a México
18/08/2009
- Opinión
El Comando Conjunto de Estados Unidos (EU) plantea que ante un escenario de caos en México, provocado por el crimen organizado, EU estaría obligado a dar respuesta a esta situación, dadas las consecuencias para su seguridad interna. (Joint Operatig Enviroment 2008). Por tanto, se visualiza a México como un Estado fallido.
“Los Estados fallidos son aquellos que carecen de capacidad o voluntad para proteger a sus ciudadanos de la violencia, incluso de la destrucción y se consideran más allá del alcance del derecho nacional e internacional; su grave déficit democrático priva a sus instituciones de auténtica sustancia”. (Chomsky, 2007).
Este epíteto de Estado fallido imputado a México, se hace en víspera de la implantación de la Iniciativa Mérida incitada por Bush para combatir las drogas, al igual que lo hizo Clinton con el Plan Colombia en 1999. Ambos constituyen una intervención de EU en el orden interno para posicionarse geoestratégicamente en el hemisferio.
Para agrupaciones influyentes de EU hay varios problemas que pasan en México y que les preocupan: la precariedad de la situación económica; los obstáculos para la alternancia en el poder; las reticencias a la plena privatización de los espacios públicos y energéticos; el creciente peso del narcotráfico; la presencia de grupos guerrilleros; la corrupción y la impunidad institucionalizada; indispensables para el funcionamiento del sistema político mexicano, esto último según Miguel de la Madrid.
Caspar Weinberger, en su libro The Next War, publicado en 1998, plantea abiertamente una posible invasión de EU a México a través de “juegos de guerra” alimentados con información estadística, aspectos políticos, económicos, sociales y militares a disposición únicamente de altos funcionarios. El otrora secretario de Defensa de Ronald Reagan, describe a México como el único país de América Latina que sería invadido dentro de los futuros escenarios de conflicto que podría tener EU.
El modelo de simulación militar “Plan operativo del Pentágono para la liberación de México”, explica cómo se llevaría a cabo la invasión. México es un país pobre, se encuentra seriamente afectado por una crisis institucional acompañada de una gran corrupción y proliferación del narcotráfico. En este contexto EU decide invadir, mediante golpes decisivos y de gran fuerza que quebranten la moral del Ejército Mexicano.
Esta “lamentable” decisión se basa en el hecho de que los cárteles mexicanos del narcotráfico hacen dos frentes de batalla en Houston y en San Diego. Posteriormente hay un ataque a la embajada de EU en México; los acontecimientos provocan una migración masiva que amenaza gravemente la seguridad nacional de EU.
Para el efecto, Washington diseña dos planes entrelazados, uno de carácter militar y otro político. La invasión se haría con infantería y unidades mecanizadas pertrechadas con equipo pesado y con apoyo aéreo que se concentraría en la destrucción de la base aérea de Santa Lucía que en dos minutos quedaría hecha añicos, el avance de las tropas se efectuaría a través de una penetración por tres puntos: uno desde el oriente por Brownsville hacia Tampico, otro desde Fort Hood con vía de aproche a Monterrey hasta Guadalajara, y el tercero con un eje que parte de Fort Lewis vía Tucson, Arizona, pasando por Sonora.
La ofensiva militar también sería acompañada por un ataque marítimo al puerto de Tampico y una guerra psicológica para convencer a la población que la invasión estadunidense es buena para México; el mensaje del presidente de EU se comunicaría en voz e imagen a través de un avión que sobrevolaría el Distrito Federal, equipado electrónicamente tendría la capacidad de interferir y bloquear las frecuencias de las emisoras de radio y televisión.
En el curso de la invasión relámpago, asume Weinberger, el canciller mexicano, de acuerdo con un grupo de conspiradores que integra a algunos militares de élite, asaltarían la residencia oficial de Los Pinos; para entonces el presidente habría huido. El canciller, cabeza de la asonada, habla a Washington con el alto mando del Pentágono, éste a su vez comunica al presidente de los acontecimientos, y dada la reputación del canciller podría darle gran legitimidad al gobierno provisional. La invasión terminaría con un ataque demoledor al Ejército Mexicano que se concentra en la sierra de Zacatecas, para el Pentágono un juego de niños.
Después de este hecho, el avance hacia el sur del territorio sería irrelevante, pues la asonada ya encabezaría un nuevo gobierno que convocaría a elecciones democráticas.
Así las cosas, nuestro país ha sido apetitoso para EU, más ahora que busca mantener su hegemonía a nivel internacional. La Iniciativa Mérida sólo es una parte de aquella idea que tuvo Weinberger en 1998 para invadir a México, si bien The Next War describe el plan militar, hoy en día, una década después, la realidad lo entrelaza con el plan político: “la guerra contra las drogas”, el motivo que ha buscado históricamente EU para poder intervenir económica, política, social y militarmente en México.
Fuente: Forum en línea
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