El peso se revalúa: El país se devalúa

26/06/2008
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La fuerte caída en la cotización del dólar se ha convertido sin lugar a dudas, en uno de las noticias cotidianas, tanto que los colombianos nos hemos acostumbrado a verla en los últimos meses, acomodada al lado de los escándalos políticos y para-políticos, las noticias (mentiras) sobre la disminución de los índices de violencia, y las notas del miserable jet set criollo.

La tendencia en apariencia incontenible del dólar, está justificada según los sesudos economistas en la milagrosa experiencia de la economía colombiana en lo que va corrido de la administración Uribe, y fundamentalmente gracias al milagroso proceso de atracción de la inversión extranjera debido a la seguridad democrática y a la tan mentada política de confianza inversionista, de la que mucho se habla pero de la que poco se explica a la gente lo que significa.

Algunos otros analistas ponen el punto en un contexto mucho más amplio: la revaluación es un fenómeno mundial, que se explica por la posición de la política económica de EEUU, que consiste nada más ni nada menos que usar la maquina de imprimir dólares para financiar el gigantesco déficit fiscal, causado por la absurda política de la administración Bush: billones de dólares para el gasto militar, recortes gigantes de impuestos a las corporaciones. Curiosamente esto ha sucedido mientras miles de norteamericanos pasaban las duras y las maduras luego del paso del huracán Katrina porque el gobierno federal “no tenia fondos suficientes para atender la catástrofe” y otros tantos perdían sus casas en medio de la fuerte crisis hipotecarías que se vive por estos días. En contraste había muchos recursos para que Halliburton y otras grandes corporaciones prestaran toda clase de servicios para el “restablecimiento” de la democracia Iraquí. Después de todo uno entiende porque Álvaro Uribe ha sido tan amigo de los EEUU bajo el mandato Bush si en términos de política económica y de seguridad son igualiticos.

Pero sigamos, como hay muchos dólares en el mundo rodando por ahí, el dólar como moneda obviamente tiene a perder valor frente a las monedas locales, y especialmente frente al EURO. A tal punto ha llegado la desvalorización de la moneda que en países como la India, el dólar ya no es aceptado como moneda divisa y entonces todas las transacciones en este país se están pasando a euros, no por una decisión del gobierno Hindú (caso en el cual seguramente EEUU tendría una justificación para incluirlo en el eje del mal) sino porque los agentes económicos no le reconocen mayor valor al dólar.

Pero Colombia ha sido el país que en el mundo ha tenido una mayor revaluación de su moneda frente al dólar norteamericano. Aparte de hacer eco de los salmos de Palacio, hay que pensar un poco en porque la moneda colombiana presenta este fenómeno con tanta agudeza y cuales son las consecuencias inmediatas de este fenómeno.

Inicialmente a las anteriores explicaciones sobre la caída del precio de dólar hay que sumarle una muy importante: el ingreso masivo de capitales ilegales a la economía, de hecho el Banco de la República reconoció en su informe de marzo que habían más de 1500 millones que habían ingresado en 2007 que no tenían mayor explicación ni soporte en la balanza de pagos, el economista Eduardo Sarmiento afirma otro tanto cuando afirma que una parte importante de las entradas de divisas del país no se explica por el dinamismo de la inversión extranjera o por el aumento de las exportaciones, y menos aún sumándole el endeudamiento externo.

Entonces solo nos queda una causal por explicar: el narcotráfico y el contrabando. De hecho si el lector hace un ejercicio juicioso y compara la evolución del mercado del dólar y hace un paralelo con el proceso de paz de Santa Fe de Ralito, encontrará relaciones inquietantes: la principal caída del dólar se produce unos días después de iniciado el pacto mentado, tan solo unos meses después Montería se había convertido en una ciudad donde se construía el segundo centro comercial más importante por tamaño en el país, se vendían pieles de animales exóticos y claro tenía el volumen de ventas de camionetas y autos de lujo más grande del país, superando incluso las ventas de unidades que se hacían en ciudades 10 y hasta 20 veces más grandes como Medellín y Bogotá. Mancuso se paseaba según dicen por helicóptero en medio de la zona de como cualquier gran empresario (claro que a la hora de la reparación todos los paras eran hombres de campo, y personas humildes).

¿Coincidencias? No. Es que es la muestra de lo que pasó en Ralito: una amnistía general a los capitales ilegales con la oscura complicidad del gobierno y las autoridades económicas, incluidas entre ellas el Banco que como los simios de la caricatura ni vieron, ni oyeron, ni mucho menos dijeron ni mu.

Pero los economistas del régimen, los que le hablan al oído al Presidente (y que tiemblan al son de sus gritos e imprecaciones) han encontrado el desbarajuste del dólar: es culpa del gobierno. Y como el gobierno en este caso es obediente, ha decidido recortar el gasto público en 1 o 2 billones de pesos (aun no es claro cuanto) y todo el mundo tan contento. Lo que no se sabe aún es en donde se recortarán esos uno o dos billones: ¿será acaso en la deuda pública que carcome el 35% del presupuesto? ¿O quizás en la guerra que absorbe entre el 10% y el 12% del mismo? ¿o de pronto recortará los dos billones que forman el presupuesto de Acción Social, la oficina de subsidios y regalos de la presidencia de la república? Estos gastos pilares de la política de seguridad democrática y confianza inversionista y de la popularidad del presidente.

Como sabemos que no es así, el pato nuevamente lo pagaremos los 43 millones de colombianos (suponemos que 1 millón son ricos y esto ni les va ni les viene) que veremos como se recorta la inversión pública, es decir, ni en sueños ver más escuelas, hospitales, carreteras, de esas que unen la Patria de la que tanto habla el primer mandatario. O de pronto recortará los gastos para la educación que ya de por si son paupérrimos, o quizás los de salud en un país donde el 30% de la población no tiene acceso a seguro de salud (ni siquiera a la atención) y la población que accede a estos seguros, lo hace a un servicio de pésima calidad.

Mientras tanto la revaluación, unida al jalón en las tasas de interés por cuenta del Banco de la República y los buitres del sistema financiero privado, amenazan con cerrar más empresas, destruyendo empleos y lanzando a miles de colombianos a la pobreza, cuando no a la indigencia. ¿Exageraciones? Para nada, solamente el mes pasado escuchamos la noticia del cierre de varios satélites de confección en Antioquia y el Eje Cafetero, el despido de más de 2000 trabajadores de los cultivos de flores en la Sabana de Bogotá, y poco a poco se cocina la mayor dificultad de los usuarios de los bancos para poder pagar sus créditos.

Esas son las cifras que no se quieren mostrar, esas las realidades que el país no quiere ver, porque al lado de la revaluación del peso tenemos un país cada vez más pobre, un país cada vez más devaluado, pero contento porque no en vano somos el segundo país más feliz del mundo. Como decía el columnista Daniel Samper: en Colombia todo se oculta vendiendo el sofá, especialmente las infidelidades y las mentiras.

- Jairo Bautista, Docente e investigador universitario

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/24999
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