A quién representan los partidos políticos?
09/07/2007
- Opinión
En teoría, los partidos políticos juegan un rol determinante en el sistema político y representan a los distintos grupos sociales que conforman la sociedad para intermediar por sus reivindicaciones y necesidades en los espacios de toma de decisiones gubernamentales. Es decir, los Partidos Políticos tienen como función en palabras del Politólogo Norberto Bobbio: “lograr que en nivel decisional sean tomadas en consideración exigencias y necesidades expresas de la población”.
En Guatemala, transitamos desde 1986, hacia una supuesta democratización que no ha dado los resultados suficientes y necesarios para construir un Estado representativo en el que se tomen decisiones que reduzcan uno de los rasgos que definen a Guatemala: la desigualdad.
En esta agotada transición, los partidos políticos han sido corresponsables de su propio deterioro, porque no definieron sus propios programas de gobierno sino, más bien transformaron en políticas públicas las condiciones emanadas de organismos financieros internacionales, en un marco matizado por corrupción, infiltración de grupos paralelos y una continua y permanente defensa de los intereses de los sectores tradicionalmente dominantes.
Los partidos políticos han sido como desvencijados vehículos sobre los que transitamos en un difícil camino de terracería, rodeado de peligrosos precipicios, en nuestra ruta hacia la Democracia.
En los últimos meses, en el marco de las elecciones generales del 9 de septiembre 2007, hemos sido testigos de una serie de noticias e informaciones acerca de la dinámica de los Partidos Políticos. Destaca y es generalizada una práctica caracterizada por pugnas internas por controlar los puestos estratégicos (candidaturas presidenciales, diputaciones, equipo de gobierno, alcaldías, concejos municipales). Estas pugnas condensan los diversos intereses que definen a los partidos políticos hoy.
Un primer rasgo a resaltar, que no es necesariamente nuevo pero se ha consolidado en estas elecciones, es el relativo al cambio de bando político (tránsfugas) que refleja el interés de algunos diputados por prolongar y garantizar a cualquier precio su cuota de poder. O bien, la participación de ex líderes universitarios en partidos conformados por políticos señalados de corrupción. También un alto porcentaje de alcaldes buscan la reelección bajo el signo de otros partidos. Esto refleja la falta de entereza ideológica y política y el predominio del clientelismo político. La política, parece ser su negocio.
Otra característica que evidencia una grave debilidad de los partidos políticos es la relativa a la conformación de una especie de “clanes” con poder de decisión. En el FRG es notable el poder del “clan Ríos Montt”, pues, postula en las primeras casillas de todos los niveles, prácticamente a toda la familia de éste general genocida para seguir utilizando como manto de impunidad el Organismo Legislativo. Otro “clan” que ha sabido utilizar sus estrategias de poder es el Rivera en el Patriota, colocando a padre e hijos en candidaturas a diputaciones y la alcaldía municipal de Mixco. Pero también existen otros “clanes” y a todo nivel: el “clan” Cerezo en la DC y los Medrano de la UNE. El nepotismo es entonces otro de los errores recurrentes en todos los partidos políticos.
También siguen predominando en los partidos políticos de hoy, intereses viejos y nuevos. Dentro de los intereses tradicionales, cabe mencionar el financiamiento proveniente de sectores económicamente poderosos, (CACIF) que independientemente del partido que llegue al poder, tiene garantizada la defensa de sus privilegios, porque además de financiar a una buena parte de los partidos, ha colocado en casi todas las candidaturas vicepresidenciales a sus representantes.
Otros grupos de interés incrustados desde hace décadas en las estructuras de los partidos políticos son los militares y ex militares, ocupando puestos clave y obteniendo cuotas de poder tras bambalinas que les garantizan inmunidad, impunidad y enriquecimiento. También existen grupos de narcotraficantes y contrabandistas que desde las sombras van construyendo estructuras paralelas que les facilitarán su accionar.
A las mencionadas debilidades se les suman los vacíos programáticos. A dos meses de las elecciones generales, la mayoría de partidos políticos en la contienda carecen de programas y planes de gobierno, y los pocos que los tienen no definen una política integral que se ocupe de temas estratégicos para el país como el tema agrario, la política de reducción de pobreza, el tema energético, migrantes, mujeres y juventud, por citar algunos.
Ante este panorama, el papel que desempeñe la Sociedad Civil seguirá siendo importante no sólo en la búsqueda de respuestas a las reivindicaciones de tipo estructural, sino en la exigencia de implementación de políticas públicas transparentes e incluyentes, mientras llega el momento en que el pueblo se constituya como verdadero sujeto político.
Este pueblo, que hoy no ve representados sus intereses en los partidos políticos, aunque el discurso politiquero proclame lo contrario, se encuentra ante el desafío de sustituir, la mayor parte de los partidos políticos que hoy se desviven por llegar al poder. Es el desafío de crear otros partidos y de “reinventar” la política y los gobiernos futuros de nuestro país.
- Álvaro Caballeros. Centro de Información AVANCSO.
En Guatemala, transitamos desde 1986, hacia una supuesta democratización que no ha dado los resultados suficientes y necesarios para construir un Estado representativo en el que se tomen decisiones que reduzcan uno de los rasgos que definen a Guatemala: la desigualdad.
En esta agotada transición, los partidos políticos han sido corresponsables de su propio deterioro, porque no definieron sus propios programas de gobierno sino, más bien transformaron en políticas públicas las condiciones emanadas de organismos financieros internacionales, en un marco matizado por corrupción, infiltración de grupos paralelos y una continua y permanente defensa de los intereses de los sectores tradicionalmente dominantes.
Los partidos políticos han sido como desvencijados vehículos sobre los que transitamos en un difícil camino de terracería, rodeado de peligrosos precipicios, en nuestra ruta hacia la Democracia.
En los últimos meses, en el marco de las elecciones generales del 9 de septiembre 2007, hemos sido testigos de una serie de noticias e informaciones acerca de la dinámica de los Partidos Políticos. Destaca y es generalizada una práctica caracterizada por pugnas internas por controlar los puestos estratégicos (candidaturas presidenciales, diputaciones, equipo de gobierno, alcaldías, concejos municipales). Estas pugnas condensan los diversos intereses que definen a los partidos políticos hoy.
Un primer rasgo a resaltar, que no es necesariamente nuevo pero se ha consolidado en estas elecciones, es el relativo al cambio de bando político (tránsfugas) que refleja el interés de algunos diputados por prolongar y garantizar a cualquier precio su cuota de poder. O bien, la participación de ex líderes universitarios en partidos conformados por políticos señalados de corrupción. También un alto porcentaje de alcaldes buscan la reelección bajo el signo de otros partidos. Esto refleja la falta de entereza ideológica y política y el predominio del clientelismo político. La política, parece ser su negocio.
Otra característica que evidencia una grave debilidad de los partidos políticos es la relativa a la conformación de una especie de “clanes” con poder de decisión. En el FRG es notable el poder del “clan Ríos Montt”, pues, postula en las primeras casillas de todos los niveles, prácticamente a toda la familia de éste general genocida para seguir utilizando como manto de impunidad el Organismo Legislativo. Otro “clan” que ha sabido utilizar sus estrategias de poder es el Rivera en el Patriota, colocando a padre e hijos en candidaturas a diputaciones y la alcaldía municipal de Mixco. Pero también existen otros “clanes” y a todo nivel: el “clan” Cerezo en la DC y los Medrano de la UNE. El nepotismo es entonces otro de los errores recurrentes en todos los partidos políticos.
También siguen predominando en los partidos políticos de hoy, intereses viejos y nuevos. Dentro de los intereses tradicionales, cabe mencionar el financiamiento proveniente de sectores económicamente poderosos, (CACIF) que independientemente del partido que llegue al poder, tiene garantizada la defensa de sus privilegios, porque además de financiar a una buena parte de los partidos, ha colocado en casi todas las candidaturas vicepresidenciales a sus representantes.
Otros grupos de interés incrustados desde hace décadas en las estructuras de los partidos políticos son los militares y ex militares, ocupando puestos clave y obteniendo cuotas de poder tras bambalinas que les garantizan inmunidad, impunidad y enriquecimiento. También existen grupos de narcotraficantes y contrabandistas que desde las sombras van construyendo estructuras paralelas que les facilitarán su accionar.
A las mencionadas debilidades se les suman los vacíos programáticos. A dos meses de las elecciones generales, la mayoría de partidos políticos en la contienda carecen de programas y planes de gobierno, y los pocos que los tienen no definen una política integral que se ocupe de temas estratégicos para el país como el tema agrario, la política de reducción de pobreza, el tema energético, migrantes, mujeres y juventud, por citar algunos.
Ante este panorama, el papel que desempeñe la Sociedad Civil seguirá siendo importante no sólo en la búsqueda de respuestas a las reivindicaciones de tipo estructural, sino en la exigencia de implementación de políticas públicas transparentes e incluyentes, mientras llega el momento en que el pueblo se constituya como verdadero sujeto político.
Este pueblo, que hoy no ve representados sus intereses en los partidos políticos, aunque el discurso politiquero proclame lo contrario, se encuentra ante el desafío de sustituir, la mayor parte de los partidos políticos que hoy se desviven por llegar al poder. Es el desafío de crear otros partidos y de “reinventar” la política y los gobiernos futuros de nuestro país.
- Álvaro Caballeros. Centro de Información AVANCSO.
https://www.alainet.org/en/node/122157
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