El 13 de Marzo del 2013 estaban los Cardenales de la Iglesia Católica reunidos en el Conclave, para elegir al nuevo Papa. Me animé a escribir un editorial presentando algunos problemas que veía en la Iglesia, y qué clase de Papa necesitaríamos para esta Iglesia y para este mundo herido por tantas cosas. Señalaba el problema grave de la pedofilia en la Iglesia y de que ésta se hubiera puesto de parte de los violadores en vez de las víctimas; el problema del Banco del Vaticano y de la Curia Romana; el problema del capitalismo que mientras tiene millones y billones para dar a los bancos ante la crisis, cuando se trata del hambre de mil millones de habitantes, con las justas dan algo, cuando con solo el 1% de lo que han dado para que los bancos salieran de la crisis, hubiera sido suficiente para que esos mil millones salieran de la pobreza. El problema de la desigualdad de la mujer en el mundo y en la iglesia, el problema de la ecología, y terminaba diciendo:

“Qué Papa necesitamos para todos estos retos? Ojalá los incluidos en el conclave…. encontraran un Papa más profético, más cercano, a las verdaderos sufrimientos de las personas y, que intentara curar y sanar tanto dolor, que afrontara los problemas de la Iglesia, y nos diera aire y alegría animándonos a ser solidarios y a encontrar formas de solidaridad social de unos con otros, de unos pueblos con otros y de unos continentes con otros. Un Papa que nos dijera a todos y nos animara a encontrar OTRO MUNDO, PÒRQUE OTRO MUNDO ES POSIBLE, OTRO DIOS ES POSIBLE Y POR SUPUESTO OTRA MANERA DE SER PAPA ES POSIBLE.”

Hoy se cumplen tres años de su pontificado, podríamos señalar algunos rasgos de su pontificado, por ejemplo: la sencillez y rotura de formas tradicionales, como el no aceptar los zapatos rojos, ni los de color especial; el no vivir en las habitaciones del palacio del Vaticano, sino en la casa de Santa Marta y almorzar todos los días con sus colaboradores; no aceptar carros oficiales de gran lujo en sus visitas; el salir a Roma a cambiar de lentes sin esperar que fueran al Vaticano. Estos son gestos sencillos, pero que nos dicen algo. A niveles más profundos lo primero que nos dijo es que quería una Iglesia pobre y para los pobres; que aunque el problema del aborto es serio, no es el único problema que hay en el mundo. Su primer texto fue “La Alegría del Evangelio” nos invita a salir a la calle, a no ser un Iglesia encerrada en los problemas de dentro, mirándose a sí misma y protegiendo sus dogmas, sino una Iglesia al servicio de los demás, abierta, aunque se perdiera en seguridad: y que el Evangelio no hay que vivirlo con cara de doctores de la ley o fariseos, sino con la alegría que produce el haber encontrado a Cristo y su mensaje.

Posteriormente escribió su primera encíclica sobre ecología y Medio Ambiente, la Laudato Si, que en medio de las discusiones sobre el cambio climático, ha dado las directrices y luces a todo el mundo, animándonos a cuidar la casa común, para lo que sería necesario cambiar de modelo de desarrollo. Ha visitado los países más pobres y en serios conflictos Ha empujado la reconciliación de Cuba con EEUU. A los cinco meses de su pontificado ordenó el bloqueo inmediato de 400 cuentas corrientes del Banco del Vaticano, tolerancia cero a los abusos sexuales de los sacerdotes y religiosos, ha dicho que a la mujer le corresponde un papel más preponderante en la Iglesia, abre el año e la misericordia y esperamos que le den unos años más para que pueda reformar la Curia.

Parece que no me confundí cuando pedía un Papa “que nos animara a encontrar OTRO MUNDO, PORQUE OTRO MUNDO ESPOSIBLE, OTRO DIOS ES POSIBLE, Y POR SUPOUESTO OTRA MANERA DE SER PAPA ES POSIBLE. Francisco sigue por ese camino.

Jaén 13 de Marzo del 2016

- Paco Muguiro Ibarra S.J.