Si miramos el tema del referéndum para la Reelección de Evo Morales (2015), a la luz del conflicto geopolítico entre países periféricos y los intereses de EEUU, surgirían mayores luces para comprender la situación de Latinoamérica y el mundo hoy. (Me preocuparía seriamente que se sostenga que no existe ese conflicto) .

En todo caso y dejando de lado el tema de los errores que pudo haber cometido Evo y que de hecho los cometió porque  también era humano, vayamos al tema de fondo de la situación actual y las perspectivas de nuestro  país a la luz del desorden (chenko, desbarajuste, desbande y caos político)  en el que se puede ver inmerso  nuestra Bolivia , si no se retoma a la brevedad posible  el cauce de la institucionalidad política en los límites que señala la  CPE.

De entrada, es importante que seamos coherentes.   El golpe o recambio que se fraguó en Bolivia en octubre de 2019, (en base a un plan por años preparado con el apoyo de EEUU) se lo hizo criticando el afán PRORROGUISTA de un presidente que estaba en el poder con el 64 % de apoyo de la población. Pues bien, importantes sectores de la población protestaron y determinaron la salida de Evo del poder. Ingresó por lotería a palacio en su reemplazo la señora Añez, una mujer que ni siquiera tenía el respaldo pleno de su pequeño partido y ahora ella con el 4 % de apoyo con el que fue elegida,  quiere PRORROGARSE en el poder.

Si está malo el PRORROGUISMO tendrá que ser malo para Evo-el masismo y Jeanine,  mucho más si se toma en cuenta que tras su posesión, dijo llorando que solo se hacía cargo del gobierno por el tiempo mínimo necesario.

Comprendo que entre medio tenemos la emergencia del Coronavirus, pero   según el ex ministro Cruz y altas autoridades de salud, el tema se pondrá muy delicado en próximas semanas por lo que se hace necesario prepararnos para ese periodo con un gobierno fuerte, legítimo y respetado ( Sea cual sea). En paralelo hacia próximos meses se complicará mucho el tema de las relaciones internacionales y el entorno macroeconómico si no contamos con un gobierno con fuerte base de legitimidad y mayoritario apoyo social.

El problema de fondo es que teniendo el gobierno actual una legitimidad tan débil, progresivamente se verá en la obligación de recurrir a más represión y uso de la fuerza para lograr la obediencia de la población. En esa dinámica de tensiones,  podría reponerse el malestar de los años 2000-2003 con más luto y dolor en diferentes regiones del país.

Por otro lado, si se afirma   que la imagen de Evo (o el masismo) está agotada y ya no tiene el respaldo de la población,  que mejor que Añez o Mesa lo demuestren en las urnas y desde ahí gobiernen para el país y no para los amigos y además mirando con la frente en alto a sus conciudadanos.

Surja quien surja como nuevo presidente,(a) tiene que gobernar volviendo al cauce que manda la constitución y no amenazando todos los días con detenciones o cacerías a dirigentes y activistas sociales. Por el estado de terror y miedo en que se está viviendo en Bolivia,  nadie ya puede hablar con libertad ni en radios, periódicos,  ni internet y eso ya lo ha denunciado la propia CIDH y muchos otros organismos de derechos humanos del mundo. (eso tampoco se publica por razones obvias).

Es evidente el deterioro de la democracia boliviana. El elevado número de detenciones y procesos por motivos políticos ya dice mucho de la calidad moral y política del gobierno actual. Por eso mismo urgen las elecciones generales en el plazo más breve posible. Ya lo dijo Karl Popper: “La democracia consiste en poner bajo control al poder político”.

 Podemos aceptar que nos restrinjan las salidas a la calle, o que se prohíba circular en ciertos horarios , pero que el gobierno se pase amedrentando a la población   y la prensa con amenazas, detenciones o juicios ya es intolerable y quienes  “ lo toleramos” estamos poniendo en entredicho nuestra propia condición de sujetos con derechos, de seres humanos.