La puesta en libertad de alias “El Cebollero” evidencia:

Falta de voluntad institucional en desmantelar las redes del narcoparamilitarismo

28/05/2009
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El pasado jueves 21 de mayo al ser puesto en libertad Alirio de Jesús Rendón Hurtado, alias ¨El Cebollero¨, luego de un año en poder de la Fiscalía, quedó en evidencia que la capacidad de corrupción e intimidación de los grupos mafiosos de Medellín es enorme. El argumento para su liberación es que durante este periodo, la Fiscalía no avanzó en la investigación y agotados los términos legales, no se había allegado la documentación que justificara mantenerlo en prisión, así que mediante un recurso de Habeas Corpus, Rendón obtuvo su libertad.

Para la gran mayoría de habitantes del país, el nombre de Rendón es poco significativo, y se encuentra en la larga lista de mandos medios mafiosos que pululan por las ciudades colombianas. Para las personas de Medellín no obstante, sus actividades ilegales son mucho más conocidas, puesto que se asociaba a la cupula dirigente de la organización criminal denominada Oficina de Envigado, organización mafiosa que monopolizó el mundo de la ilegalidad de Medellín entre 1995 y el 2007, que asumió falsamente el ropaje de organización política contrainsurgente a través de la creación ficticia de los Bloques narcoparamilitares Cacique Nutibara y Héroes de Granada, que convirtió a su capo máximo, Diego Fernando Murillo en comandante Adolfo Paz y que luego de la ¨desmovilización¨, mantuvo sus negocios criminales activos y promovió una organización de fachada política para cubrir sus actividades ilícitas, la Corporación Democracia.

Los dominios y negocios de Alirio de Jesús Rendón Hurtado se encontraban concentrados en la zona sur del Valle de Aburrá, especialmente en las inmediaciones de la Plaza Mayorista de Antioquia, símbolo de su modelo de poder ilegal. Allí, luego de pacificar la mayor central de abastos de la capital paisa, lo que se produjo a sangre y fuego eliminado a decenas de personas vinculadas a redes dedicadas al robo en pequeña escala, expendio de drogas, extorsión y otras actividades ilegales; Rendón construyó su imperio, para lo cual se valió de dos tenebrosas organizaciones criminales del Municipio de Itagüí: las bandas de La Unión y Calatrava.

Pero como sucedió con varios de los mandos de la Oficina de Envigado, Rendón entendió la importancia de diversificar el portafolio de servicios criminales, mediante la combinación de actividades ilegales con negocios lícitos, y en especial, con la captura de recursos públicos a través de la contratación con entidades estatales. Así, además de sus actividades como integrante de la principal organización dedicada al negocio del narcotráfico en la ciudad, Rendón era descrito en un informe de la Revista Cambio, del 2 de noviembre de 2008, como ¨Este vendedor de cebolla, ajo y papaya también lideró la privatización de la central de abastos, ayudó a organizar a los vendedores en cooperativas, a erradicar a ladrones y extorsionistas. Hoy es la cabeza visible de 5.000 comerciantes que mueven a diario unos 250.000 millones de pesos. Esa alianza entre comerciantes también le ha permitido participar en la más grande tajada de la distribución de productos de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), a la que, según él mismo dice, La Mayorista (central de abastos) le compra más de la mitad de su producción anual: 25 millones de botellas de ron y aguardiente, unos 180.000 millones de pesos.

La relativa tranquilidad de que disfrutó Rendón Hurtado, y el ambiente favorable para su enriquecimiento se comenzó a agitar cuando se desató la guerra interna en la Oficina de Envigado, la cual cobró la vida primero de Gustavo Upeguí (2 de julio de 2006), la desaparición de Daniel Mejía (25 de noviembre de 2006) y la posterior entrega a la justicia norteamericana a mediados de 2008 de Carlos Mario Aguilar, alias Rogelio. Esta fue la señal de que se había abierto la sucesión al interior de la estructura mafiosa, lo cual ha desatado una sangrienta guerra en las calles de Medellín entre las más de 150 organizaciones criminales que actúan en la capital antioqueña y que ha significado un incremento en el número de homicidios del 35,4% entre los años 2007 y 2008.

Además, contribuyó de manera decisiva a su caida la actitud enérgica del alcalde de Medelín Alonso Salazar Jaramillo, quien denunció públicamente la combinación de negocios legales e ilegales por parte de varios de los jefes narcoparamilitares presuntamente desmovilizados, e incluso, sostuvo un agrio enfrentamiento con ¨el cebollero¨ a comienzos del 2008, cuando estando ya Rendón prófugo de la justicia, se presentó su nombre para la Junta Directiva de la Central Mayorista de Antioquia. Allí, el Alcalde Salazar se opuso rotundamente a que este personaje fuera electo.

Como se informó en la prensa de la ciudad en su momento: ¨el pasado trece de marzo, el alcalde de Medellín Alonso Salazar, denunció que grupos armados ilegales, entre ellos los orientados por alias “El Cebollero”, pretendían seguir ejerciendo control y presión en la Central Mayorista de Antioquia. A finales de ese mismo mes, durante la Asamblea de Asociados a la Central de Abastos de Antioquia, alias el Cebollero pretendió hacerse elegir como miembro de la Junta Directiva, para lo cual presentó su nombre en una plancha a través de su abogado defensor. La administración de la Central Mayorista de Antioquia explicó que, durante la asamblea de accionistas del establecimiento comercial, un abogado del señor Rendón Hurtado presentó la plancha y defendió la inclusión de su cliente en ella. Conocida la proposición, el alcalde de Medellín, quien actuaba como presidente de la asamblea de accionistas, terminó la Asamblea y postergó la elección del Consejo de Administración del establecimiento comercial más importante del noroccidente colombiano.

El 21 de mayo de 2008, La Policía Metropolitana de Medellín lo capturó, investigado por la supuesta conformación de grupos armados ilegales y por el delito de concierto para delinquir agravado.

No obstante, la semana pasada, inexplicablemente y a pesar de la contundencia de los indicios que señalaban las múltiples actividades criminales de Rendón Hurtado, se decretó su libertad por vencimiento de términos, con lo cual se ponen en evidencia los graves problemas existentes en la justicia colombiana, especialmente en la Fiscalía General de la Nación.

Esta situación se añade a la ya conocida y preocupante dinámica de infiltración mafiosa ejercida por grupos criminales en la Seccional Medellín del ente investigador de la justicia colombiana, donde su exdirector, Guillermo Leon Valencia Cossio mantenía relaciones con el grupo de alias Don Mario, lo que redundaba en la alteración de los procesos de investigación sobre los grupos criminales de la ciudad. No es coincidencia que el grupo de seguridad privada del cual era jefe el complice criminal de Valencia Cossio, Juan Felipe Sierra Fernández, Control Total, fuera la entidad encargada de la seguridad de la Central Mayorista, donde reinaba Rendón Hurtado.

Contrasta igualmente la lentitud y desidia de la Fiscalía General de la Nación para investigar a éste y muchos otros jefes del narcoparamilitarismo colombiano, con la prontitud que la seccional de Fiscalías de Antioquia despliega para tratar de judicializar mediante todo tipo de acciones ilícitas, a decenas de integrantes de organizaciones sociales, políticas y comunitarias de Medellín, todos ellos unidos por el rasgo común de denunciar y enfrentar las políticas uribistas y de denunciar crímenes de lesa humanidad como las ejecuciones extrajudiciales, cometidos por el Estado colombiano.

Como se puede observar, el desmonte de la influencia mafiosa en la vida colombiana y de Medellín en particular, requiere la actuación decidida de la estructura institucional y en este como en muchos casos que se pueden comprobar a lo largo y ancho del país, se evidencia que estamos muy lejos de erradicar el tenebroso matrimonio entre mafia, economía y política. Por el contrario, pareciera que el régimen uribista hubiese propiciado su fortalecimiento y el incremento de sus rendimientos económicos, políticos y sociales.

- Alfredo Jaramillo, Analista político

Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 160, Corporación Viva la Ciudadanía, Bogotá, mayo 29 de 2009. www.viva.org.co

 

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