Paraíso a la mano

08/04/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El maravilloso trabajo del doctor Manuel Elkin Patarroyo, indiscutible benefactor de la Humanidad, merece el agradecimiento unánime junto a la exaltación y el apoyo a su inmenso legado para la conservación de la salud.
 
Tras enormes esfuerzos y una perseverancia a toda prueba, su equipo no sólo ha encontrado la vacuna para la mortal malaria, azote milenario de la población de los países tropicales.
 
También halló el secreto químico -no biológico como el de las vacunas tradicionales- que permite detectar la vulnerabilidad en los enlaces de cualquier bacteria y cualquier virus, lo cual facilita desarrollar vacunas de nuevo cuño para enfermedades milenarias e incurables.
 
De hecho -además de representar todo lo contrario de los potentados neoliberales y sus falsos filántropos que sólo piensan en lucrarse personalmente de todo lo que puedan-, su aporte es trascendental porque cumple uno de los grandes anhelos de la especie, cual es vencer la enfermedad.
 
Y su gesto de regalárselo a la Humanidad, negándose a obtener un lucro personal por cuenta del color ajeno, marca el camino de la sociedad superior que remplazará las jerárquicas moribundas, repudiando su egoísmo perverso y su consumismo letal y embrutecedor.
 
Nos abre camino a esa Nueva Era que remplazará la Historia de los depredadores vencedores, pero recuperando lo mejor de esos milenios de experiencia vital y subyugación de los pueblos decentes, laboriosos y pacíficos.
 
Por fortuna, aún no han extinguido totalmente sus valiosas herencias de respeto, convivencia y permanencia, aunque es mucho el daño que han hecho los potentados, y son muchos los pueblos que han arrasado, de lo cual se ufanan y es motivo de envidia y emulación (o franca disputa) entre tales bellacos degenerados, pestes absolutas para la Vida y la civilización.
 
Si eludimos la guerra y los demás intentos de exterminio con los que los potentados amenazan a la Humanidad y muchas más formas de Vida, podremos apropiarnos del saber universal en beneficio común.
 
Es lo que augura la “Sociedad del Conocimiento”, a la cual estamos a punto de llegar a pesar de los esfuerzos de los potentados por evitarlo adocenando la educación y reservándosela a privilegiados dispuestos a traicionar los pueblos para fortalecer a los potentados que los agobian. No les importa negarles a las mayorías la posibilidad de estudiar lo que les plazca aprovechando al máximo sus talentos e inclinaciones personales que, ahora, quedan a disposición de las necesidades y las arbitrariedades de los monopolios que están acabando con la Vida y la biosfera.
 
En éstas anda en Colombia el presidente Santos, el sionista neoliberal que se niega a reconocer el estado palestino pero se postra ante el israelí. Su servilismo ya le dio para que el sionismo le avale su TLC con USA, el que tanto se esmeró pero no pudo sacar Álvaro Uribe.
 
Ante la orden, Obama tuvo que aceptar, pero también sabe que el tratado le representa mil millones de dólares en exportaciones a Colombia y miles de empleos para USA, según lo dijo abiertamente.
 
Aunque lo distorsione, lo niegue o lo oculte, eso es parte del precio para nosotros. Pero, realmente, es peor. Significa la autorización para los saqueos y destrucciones del medio ambiente que Santos se muestra tan dispuesto a impulsar dizque como uno de sus motores.
 
Además, está resuelto a dejar (mediante una burda e improvisada reforma dirigida a imponer la privatización de la educación, aupada por su ministra del ramo, una destacada vocera de las oligarquías) el destino de la juventud y de la patria en las decisiones de las juntas que dirigen los monopolios que están acabando con el Mundo.
 
Por fortuna, los estudiantes lo han entendido y están dispuestos a evitarlo, abriendo en la rígida colonia neoliberal una brecha para las luchas democráticas que tan reprimidas han sido siempre por los cipayos a fin de evitar la denuncia de las canalladas que los obligan a implementar los potentados y que ellos ejecutan alegremente, como perros lambones.
 
Es por eso que los gobernantes, en vez de darle la oportunidad de educarse lo mejor posible, prefieren alienar a la población, preparándola para la guerra o para engrosar las filas de la delincuencia común organizada alrededor del negocio de las drogas alucinógenas, ilegalizadas arbitrariamente por puro cálculo económico, social y político.
 
En cambio, bajo el enfoque defensor de la Vida, el regalo de Patarroyo es un poderoso baluarte en la lucha contra la enfermedad.
 
La Humanidad podrá disfrutarlo tan rápido como lo decida, una vez recupere la soberanía para los pueblos y los individuos, quitándosela a los potentados que la han manipulado con consecuencias funestas para todos, inclusive para sus estúpidos, adinerados y prepotentes promotores.
 
Para hallar esa molécula o proteína vulnerable en los microbios que nos matan y que permite evitar su carácter letal, se requieren miles de hombres/año.
 
O sea, ejemplificando, un solo hombre necesitaría mil años resolviendo el problema para 500 especímenes, a razón de dos años de dedicación por cada uno.
 
Desde luego, para adelantar esa tarea no hace falta mera voluntad. Es indispensable la preparación suficiente.
 
Siguiendo con el ejemplo, supongamos que se demora diez años la formación de un técnico idóneo para realizar el trabajo tan bien como quienes han desarrollado el procedimiento.
 
En tal caso, si logramos formar mil genios así de preparados, dispondremos de mil hombres/año para asumirlo y realizarlo. O sea, la misma cantidad necesaria para hallar las 500 vacunas que nos liberarían de 500 pestes atávicas.
 
 Como quien dice, a Patarroyo trabajando durante mil años, sin vacaciones, lo podemos remplazar por mil muchachos bien preparados y entusiastas, que dediquen un año de su práctica profesional a hallar, trabajando por parejas, la vacuna para cada peste en sólo un año.
 
En teoría, eso significa que después de los diez años invertidos en la formación de esos muchachos, bastaría un año más para realizar semejante sueño.
 
 Esos son los milagros de la Sociedad del Conocimiento que nos permitirán vivir como dioses; a todos, no sólo a grupúsculos de déspotas carentes de sensibilidad y resueltos a destruirnos por no renunciar a sus inmerecidos privilegios.
 
El beneficio sería para todos porque las soluciones en la Nueva Era son multitudinarias y universales, no sólo para jerarcas y potentados arrogantes, con complejos de superioridad totalmente infundados porque su mediocridad e ineptitud son notables, como lo demostraba Gilligan en su isla cuando aparecía la pareja de millonarios inútiles, incapaces de garantizarse la supervivencia por sus propios medios pero convencidos de que por dinero cualquiera estaría dispuesto a servirles.
 
Semejante impostura ya no cabe. Por eso los líderes están en decadencia. No pasan de ser unos macabros payasos asesinos, ladrones, clientelistas, politiqueros y corruptos, tan decepcionantes y ridículos como Silvio Berlusconi, Vladimir Putin, Nicolás Sarcozy o el esperpento genocida de su pueblo, la lacra Moamar Gadafi, o el falaz premio Nobel de Paz, el guerrerista Barak Obama, dócil ficha de los potentados, títere del sionismo y lacayo del club de Bilderberg.
 
A propósito, sus criminales padrinos le han regalado al mestizo decepcionante la reelección que aceptó humildemente, aunque menos frío y falto de convicción que cuando le otorgaron el inmerecido Nobel. Es un lacayo sumiso y fiel a los enemigos comunes, a quien el pueblo usano debe denunciar y repudiar, como lo está haciendo la gente decente por todo el mundo.
 
En definitiva, en vez de enviar a nuestros jóvenes a los mataderos de la guerra que salve a los potentados, debemos permitirles que se llenen de conocimientos auténticos, no sesgados como los que imparte la academia acartonada y mediocrizada por los potentados empeñados en ponerla a su servicio exclusivo y contra las mayorías.
 
La revolución educativa o pedagógica es otra consecuencia del enorme desarrollo de las fuerzas productivas.
 
Como es de esperarse del sistema social armoniosos, justo, equilibrado y rico que la inspira, desborda el estrecho marco de la tradicional cárcel del conocimiento que han sido las academias controladas por los potentados y manejadas u operadas por los policías de las mentes constituidos por los profesores mediocres al servicio incondicional de quienes les pagan sus sueldos y les otorgan reconocimientos tan espectaculares como inmerecidos, mientras a genios como Patarroyo los bloquean haciendo todo lo posible por evitar que saquen adelante sus maravillosos aportes.
 
El estratégico papel de aquellos inútiles arrodillados, que aparecen como dueños exclusivos del conocimiento y la Verdad en las sociedades piramidales, consiste en domesticar la juventud, preparándola para que les sirva sin críticas ni dudas a los despojadores y acaparadores del poder y la riqueza que pertenecen a los pueblos por derecho propio.
 
Desde luego, con la entrega por el sionista neoliberal, Juan Manuel Santos, de las universidades públicas a las multinacionales, jamás egresará de ellas nuevamente otro Patarroyo ni, tampoco, los mil técnicos que en un año de dedicación podrían liberar a la Humanidad de más de 500 enfermedades endémicas.
 
Con tales adelantos le dañarían el negocio a los laboratorios farmacéuticos que venden drogas por millones para paliar los efectos de esas enfermedades, lo cual es un crimen que el Neoliberalismo no tolera, por mucha gente que tenga que morir. ¡Esa es la esencia de tal doctrina!
 
Ya las mayorías lo están entendiendo.
 
 Su despertar será definitivo y contundente, como se vio el 7 de abril en Colombia con las marchas masivas y pacíficas de miles de ciudadanos, sobre todo estudiantes que rechazan la entrega de la educación superior a los grandes monopolios internacionales por Santos. Se trata de un radical y viejo enemigo de la educación para el pueblo, como lo demostró cuando fue ministro de Andrés Pastrana y pretendió cerrar la Biblioteca Pública Piloto, la amada BPP fundada por la ONU en Medellín (Antioquia), donde funciona desde 1954.
 
Los potentados saben, o, al menos, intuyen, que las multitudes están despertando a pesar de todos sus esfuerzos por mantenerlas en el idiotismo de las masas amorfas irradiadas por el HAARP y envenenadas con los químicos diseminados por los aviones que forman los “chemtrails” o estelas químicas y por los gases que expelen los motores que funcionan quemando combustibles fósiles y cuyas consecuencias devastadoras sobre la salud les quieren hacer creer a esas masas que no piensan que se deben a los fumadores de cigarrillo o tabaco. ¡Y hay quienes les creen, y todos los gobernantes se muestran dispuestos a apoyar la campaña!
 
De ahí su desespero. Afortunadamente cada vez son más torpes e impotentes, pues su época ya pasó y parecen ser las víctimas más graves de sus mortales agresiones a la Vida, de modo que están a la espera de que los sepultemos. ¡Eso parece exigir el decrépito Kissinger contando por televisión sus crímenes contra la Humanidad!
 
Ésta es la tarea de los dignos: ¡Derrotarlos y enterrarlos para que dejen de hacer daño!
 
https://www.alainet.org/es/articulo/148926

Del mismo autor

Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS