Con o sin ellos?

22/06/2009
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Cuando se habla de la relación Gobierno-medios en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, las posturas tienden a radicalizarse. Hay una tendencia que señala, acusa y casi-casi sepulta a los medios de comunicación, porque según algunos políticos son el principal problema de los países, como si de los medios dependiese las superestructuras política, económica y social. ¡Por favor, qué falta de memoria colectiva de “algunitos”! Pero, también, hay otra postura que cree que los medios tienen licencia para todo. ¡Qué grave miopía, pues los medios no pueden arrogarse las competencias de la legislatura, la fiscalía ni de la Corte de Justicia! Entonces, hay que encontrar una tercera vía.

Lo que sucede y nadie ha dicho con la fuerza que merece es que el papel protagónico que tienen los medios no es fortuito, pues en gran medida se debe a dos razones. La primera es que a medida que las instituciones de estos países se fueron desgastando, debilitando y casi minando por serios problemas de conducción política, administrativa y ética, los medios estuvieron ahí para denunciar estas anomalías; mientras que por otra parte, el avance de las telecomunicaciones permitió que los medios estén en todas partes y en cualquier momento como el Gran Hermano.

Es decir, la crisis de las instituciones impulsó el papel protagónico de los medios, sin embargo como el ego es difícil de controlar, los medios sobredimensionaron su función social y se arrogaron funciones y competencias que no les correspondía. Así, los medios terminaron siendo tribunales de justicia, cabinas de denuncia y los lugares, en donde se ventilaba la corrupción que debía ser saneada en las instituciones. A ello, hay que sumar que algunos medios se aliaron con el poder económico y comenzaron a desvirtuar su rol. Pero, en este juego no se puede generalizar, ya que hay medios y periodistas independientes.

Esta crisis de los medios fue aprovechada por los políticos, pues si de algo eran culpables los medios, era de ser unas empresas más de los grupos económicos., Vuelvo a repetir, no todos. Sin embargo, lo más curioso de este ataque a los medios es que sin ellos tampoco pueden vivir los políticos, pues están pendientes de lo que dicen, de lo que hacen, de lo que publican, de lo que comentan, de lo que también no dicen, no hacen ni publican. Entonces, como ya lo había manifestado en otro editorial, la relación entre el poder y los medios es tormentosa.

Mientras más ataque haya contra los medios por parte del poder político y viceversa, se seguirá generando un clima de violencia que terminará con grandes dosis de desgaste en las audiencias y los electores. Parafraseando al colombiano Omar Rincón, cabría decir, a manera de conclusión, que los mandatarios en la actualidad tratan de ser más mediáticos, ya que el poder se construye en gran medida desde el show televisivo y radial. En definitiva, hay que volver a una relación más prudente entre medios y poder. De los medios demandamos calidad en la información y del poder, una sola palabra: gobernar.

- César Ulloa Tapia, ecuatoriano, consultor en comunicación.

https://www.alainet.org/es/articulo/134554

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