La hora de la verdad

11/08/2003
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Terminó el primer "round". Un "round" que sirvió para realizar el acostumbrado precalentamiento y el indispensable aprendizaje, para acumular poder propio y pagar a viejos amigos, para ganar una necesaria popularidad y varios innecesarios enemigos (algunos de ellos, inocuos a esta altura, pero que quizás sean buscados como aliados el día de mañana...), y para conocer personalmente a los dirigentes "del mundo" (Europa y EEUU), e intercambiar sonrisas y gentilezas con ellos. Terminó el "finteo". Ahora llegó la hora de la verdad. El presidente angloamericano "aprobó" al nuestro ("siga por ese camino") y le aconsejó "peléele al FMI hasta el último centavo"... pero "arregle con el Fondo". La fórmula es vieja y nos trae malos recuerdos. De la Rúa y Duhalde recibieron las mismas palmadas políticas en el hombro (o en la rodilla...), que siempre hacen quedar bien sin costo alguno, y la misma "derivación" al FMI que invariablemente conduce al rostro duro de Hoerst Köhler y Anne Krueger. Dicho método oculta, con cierta hipocresía, dos realidades insoslayables: - quien decide no es el FMI, sino EEUU, o en todo caso el G7, que son los mandantes de Köhler y Krueger; - uno de los temas vitales y básicos, nuestro ingreso al ALCA y el enfriamiento del MERCOSUR, no lo exige el Fondo (ni siquiera el G7), sino el presidente angloamericano. No nos engañemos. "Lo felicito, yo lo apoyo, vaya a discutir con el Fondo", es la forma elegante, política, de apretar los torniquetes a los países deudores, que responde a la conocida regla de la diplomacia internacional: "cuando un diplomático dice 'sí', significa 'quizás'; cuando dice 'quizás' significa 'no'; y cuando dice 'no', deja de ser diplomático". Con o sin diplomacia, lo cierto es que nuestro país debe tomar ahora las decisiones clave, las que marcarán su futuro por varios años, o décadas. Y lo deberá hacer en dos instancias ineludibles: EEUU y el FMI. Ante EEUU, deberemos decidir si ingresamos al ALCA o no. Con el Fondo (insisto, siempre "monitoreado" por el primero), tendremos que arreglar varias cuestiones ligadas entre sí, que ya he tratado en detalle en mis cuatro últimos mensajes. Veamos el primer tema: nuestro eventual ingreso al ALCA. ALCA o MERCOSUR La "o" en el subtítulo no está escrita por error, ya que el ALCA y el MERCOSUR no pueden convivir. El primero matará al segundo. El segundo es el único camino que puede salvarnos del primero y de la globalización neoliberal "made in USA". Quienes fantasean (el gobierno en primer lugar) con la fórmula del "4 por 1" (los cuatro del MERCOSUR ingresarían en conjunto al ALCA), o gustan de engañarse a sí mismos (autismo muy común entre nuestros gobernantes desde hace al menos 27 años), o tratan de ocultar la verdad (más común todavía). Hace tiempo ya que los 34 países de América, incluido el nuestro, firmaron el compromiso de ingresar individualmente al ALCA antes de concluir 2005. Por eso un subsecretario del gobierno angloamericano se ha dado el lujo de decir impunemente en nuestras propias barbas: "Pedir ahora que se negocie el ingreso al ALCA con el MERCOSUR en conjunto es indecente"... En realidad, denunciar un convenio internacional, que aún no tiene ratificación parlamentaria (y aunque la tuviere), por ser perjudicial para el país, no es indecente. Indecente sería ratificarlo ahora, cuando ya se le ve la pata a la sota y se conocen los desastrosos resultados de su precursor, el NAFTA. Ante todo es indispensable tener presente que en el ALCA nos enfrentaremos 33 países medianos y chicos con un gigante imperial cuyo patrón de conducta es exclusivamente su propio beneficio y su seguridad nacional. Desde 1830/1840 lo saben los mexicanos, cuando perdieron casi la mitad de su territorio a manos de su voraz vecino del norte. De ahí en más, la lista de víctimas ha sido tan larga que su enumeración abarcaría varias páginas, hasta llegar a Afganistán e Irak, cuyo petróleo fue conquistado recientemente para la "democracia, la libertad y el destino manifiesto" a costa de mucha sangre y algunas mentiras descaradas. Las cifras de la "asimetría" (¡qué donosa palabra para disimular el abrazo suicida de 33 sardinas indefensas con el tiburón que las amenaza!) entre EEUU y el resto del futuro ALCA son pavorosas. Peor son, aún, las verdaderas intenciones del tiburón que enfrentamos. La mayoría de los datos que siguen fue aportada por Aurelio Suárez Montoya, profesor de la Universidad Autónoma de México, en el Conservatorio sobre el ALCA convocado por el H. Concejo Municipal de Pereira, Colombia, el 23-07-03. Deberíamos gravarlos a fuego en nuestra memoria: - Del PBI de toda las Américas, EEUU absorbe el 78,7%; los otros 33 países juntos, el 21,3%; la Argentina el 1%. - De las exportaciones totales de los 34 países del futuro ALCA, a EEUU le corresponde el 63%; a la Argentina, menos del 2% (de las exportaciones de productos industriales, tenemos sólo el 1,43%, y EEUU más del 60%). - EEUU tiene un PBI per cápita 9 veces mayor que el nuestro (un poco más de 30.000 dólares anuales por cada angloamericano, contra unos 3.500 por cada argentino). - Los presidentes de América, reunidos en Miami en diciembre de 1994, emitieron una Declaración Presidencial, ordenando a sus ministros de Economía redactar los documentos del ALCA en base a lo que resolvieran los foros empresariales de inversión y comercio, que se realizarían en cada oportunidad de modo simultáneo con las cumbres ministeriales. Desde entonces, las multinacionales reunidas en tales foros le dictan a los ministros de Economía del ALCA lo que deben aprobar. Debido a ello, en las reuniones ministeriales del ALCA se han consagrado disposiciones y medidas que consultan las ambiciones y prerrogativas de las transnacionales, en desmedro de las empresas, siempre más chicas, y del poder de decisión soberano de cada país "menor". - Así, se exime de todo control a las inversiones extranjeras (aún a las golondrinas y a las destinadas a comprar o instalar servicios públicos) y se exige libertad total en la ventas a los Estados (eliminación del "compre nacional" en las licitaciones públicas). - Para interpretar los reglamentos y resolver sobre la política de competencia y la solución de controversias, se crea un nuevo sistema jurídico en el ALCA, que le otorga carácter de sujeto de derecho internacional a las transnacionales y crea un nuevo código de "economía procesal" y "pronto arreglo", para hacer justicia privatizada. - Se garantiza un monopolio total y absoluto sobre patentes y marcas a favor de los inventores. Para saber si podremos competir con ellos, conviene recordar que, en 1996, Estados Unidos tenía registradas 218.642 patentes en su sistema, el más importante del mundo y del ALCA; que la IBM registró, en 1998, 2.657 patentes; que las cinco empresas angloamericanas más importantes del sector de biotecnología agrícola poseen de manera directa o indirecta cerca del 50% de las patentes mundiales del sector; que Monsanto posee el 91% de las patentes de la semilla de soja y su industrialización, y que EEUU tiene el 40% del presupuesto anual mundial de investigación y desarrollo (al cual aportamos los 33 países "socios" de ellos en el ALCA). Pero, si hace falta un argumento irrefutable, aportado por la experiencia, conviene analizar el ejemplo de México en el NAFTA, ya que ese tratado es un calco en chico de lo que será el ALCA. Al cabo de 10 años de comercio libre con EEUU, el país azteca ha cosechado los siguientes frutos (casi toda esta información fue publicada por CLARÍN-Zona, en su pág. 2, el 6-7-03): - Virtualmente las únicas empresas mexicanas de cierta envergadura que quedaron en pie fueron las que se asociaron con los gigantes angloamericanos. - 28.000 empresas chicas y medianas quebraron. - Hay ocho millones de familias más bajo la línea de pobreza. - En las famosas "maquiladoras" no se permiten los sindicatos, trabajan numerosos niños, no hay protección legal y los salarios están por debajo del mínimo. Por eso, los productos terminados en esas empresas esclavistas llevan un 97% de insumos importados (cada transnacional trae a México todos los insumos semielaborados) y sólo el 3% de mano de obra mexicana agregada. - El gobierno mexicano, exigido por el tratado del NAFTA y en cumplimiento del Consenso de Washington, redujo el apoyo al campo y a la investigación agraria en un 95,5%, y los créditos en un 64,4%. Debido a ello, México ha perdido totalmente su autoabastecimiento de alimentos, y gasta en ellos el 78% de las divisas que le produce el petróleo. Simultáneamente, de los 25 millones de campesinos (con amplia mayoría indígena), 20 millones son pobres hoy. - En el mismo lapso, el gobierno angloamericano elevó los subsidios agrícolas, de 5.000 millones, a 30.000 millones al año, y se ha comprometido por acta a llegar a los 180.000 millones anuales en la próxima década, a pesar de las protestas de amor declamadas a los latinoamericanos, las palmadas en el hombro propinadas a sus gobernantes y las obligaciones asumidas solemnemente en el NAFTA. El motivo-pretexto de tan desleal conducta lo hizo público el presidente Bush hace muy poco, al expresar sin ruborizarse: "Un país que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población sería una nación expuesta a presiones internacionales; sería una nación vulnerable. Por eso, cuando hablamos de la agricultura norteamericana, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional". Una última y definitiva prueba de las verdaderas intenciones de EEUU en el ALCA, y de la suerte que nos espera a este paso si la inercia oficial continúa como hasta hoy: a principios de julio de este año se reunieron los viceministros de Economía de los 34 países, en la ciudad de San Salvador, y acordaron (con la firma de nuestro gobierno), entre otras cuestiones, ratificar que quedarán incluidos dentro de la libertad de comercio del ALCA los productos manufacturados, las patentes y marcas y todo lo que EEUU desea. En cambio, nuestra (la de los otros 33) solicitud de incluir a los productos agropecuarios (base de nuestras exportaciones al gigante del norte) fue derivada a la OMC, para que ella la resuelva. Es un sarcasmo, pues la OMC, en su Tratado original, estableció exactamente lo mismo: el libre comercio rige para las manufacturas industriales, los derechos intelectuales (patentes, marcas y otros), etc., etc., mientras que los productos agropecuarios quedaron, por exigencia expresa de EEUU y Europa, para "estudiarlos más adelante"... el año de las calendas griegas. Han pasado 8 años desde la firma de dicho Tratado. La OMC aún no tuvo tiempo de comenzar esos "estudios"... EEUU y Europa, tampoco. Para concluir, no se debe olvidar que en EEUU, como en cualquier nación que se precie de tal, los tratados internacionales rigen siempre que no vulneren la Constitución y las leyes nacionales. En la Argentina, en cambio, entre Menem y Alfonsín, con el asentimiento de casi toda la dirigencia política, empresarial, sindical y periodística, pusieron de rodillas a nuestra Constitución, subordinándola a lo que los poderosos de la tierra, en resguardo de sus intereses y de su seguridad nacional, nos imponen en tratados internacionales como el del ALCA, el NAFTA y la OMC. Lo dicho es más que suficiente para que cualquier gobernante sensato y patriota ponga las barbas en remojo y resista su ingreso al ALCA aunque vengan degollando. Pero el actual gobierno, hasta ahora, ha seguido en este punto la misma línea que todos sus antecesores desde 1976: aceptar sin protestar siquiera. Al inquietante tema del ALCA se le suman dos actitudes del presidente Kirchner, igualmente condescendientes hacia EEUU y perjudiciales para la Argentina: - acaba de dar impunidad para cometer delitos a los soldados angloamericanos que realizarán maniobras militares aéreas, en conjunto con los nuestros y los de otros países sudamericanos, en Mendoza en setiembre próximo, - y ha enviado al Congreso un proyecto para ampliar los privilegios que ya tienen los laboratorios medicinales de EEUU para patentar y explotar en forma monopólica las drogas de su invención (las investigaciones del caso, vale recordarlo, se realizan en EEUU, es cierto, pero con el dinero recaudado por ventas de medicamentos y transferencia de licencias en todo el mundo, incluida la Argentina por supuesto). En mensajes posteriores trataré de ampliar ambos temas, pues son de gran importancia y peligrosidad para nuestro país. Por ahora baste decir que la conducta del gobierno actual hacia EEUU comienza a preocupar seriamente. Acá, y a costa de reabrir, quizás algo irresponsablemente, viejas y dolorosas heridas, está dispuesto a derogar leyes y atropellar buena parte de la lógica (y la poca seguridad jurídica que conservamos), para castigar a los responsables del terrorismo de Estado de hace 25 años (criminales que, por otro lado, bien merecen un castigo). Mientras que con los militares angloamericanos que nos "visitarán" en setiembre llega al extremo de garantizarles que sus delitos quedarán impunes, aunque también sean aberrantes y de lesa humanidad. Rigor merecido con los nuestros, y vista gorda grosera y no merecida para los de afuera. ¿Qué Justicia es ésa? Ya conocemos las aberraciones cometidas por los militares del Proceso. ¿Y Las cometidas por los soldados angloamericanos en Afganistán e Iraq (por no irnos más atrás en la historia), bajo las órdenes directas de su gobierno, ¿acaso son menores y aconsejan darles piedra libre entre nosotros? Ello sin hablar de la soberanía nacional y del respeto a nuestro país como nación independiente, que desearíamos ver debidamente defendidos por nuestro gobierno, pero que hoy son moneda lastimosamente devaluada. Los mendocinos que ahora quedan expuestos a la tradicional brutalidad de los soldados de EEUU (recuérdese cuántos iraquíes han muerto "por error" o por "apresuramiento" de los invasores en apretar sus gatillos), ¿son ciudadanos de menor categoría que los desaparecidos del Proceso? ¿O los soldados de EEUU son de mayor jerarquía que los militares "procesistas" de hace 25 años? Por otro lado, mientras en lo interno se habla de terminar con los privilegios y prebendas (¡y bueno sería que realmente se terminara con ellos!), se los otorga a manos llenas a los laboratorios angloamericanos para que nuestras industrias sean liquidadas una vez más, en este caso las medicinales. ¿Transparencia? Francamente, no entiendo (o no deseo hurgar para entenderlo...) qué se busca con estas flagrantes contradicciones. En todos esos temas (ALCA, trato con el FMI, impunidad a los extranjeros y ventajas para que nos sigan desiundustrializando) se juega la suerte de los argentinos y de la Argentina en las próximas décadas, y por eso en ellos no valen sonrisas y palmadas. Ya se las dieron a Lula hace medio año, y así le va a Brasil hoy en día. Tampoco sirven los fuegos de artificio para entretenernos. Ha llegado la hora de la verdad. Hay que afrontarla. Buenos Aires, 12 de agosto, de la Reconquista Nacional (¡qué coincidencia...!), de 2003.
https://www.alainet.org/es/articulo/108049?language=es
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