Un gobierno del lado de la justicia social
09/05/2005
- Opinión
Los resultados de las elecciones municipales de ayer domingo indican
con claridad que tiende a consolidarse la presencia electoral de la
izquierda en el Interior del país y que, a diferencia de las
elecciones anteriores, esto ocurre también cuando lo que se eligen
son autoridades locales.
El gran respaldo electoral recibido en un indicador del rotundo
fracaso de los partidos tradicionales en la conducción de los asuntos
departamentales, y marca otro escalón en el proceso de descaecimiento
del clientelismo y la corrupción como mecanismos de cazar votos de
incautos. A la vez, está indicando el reflejo hacia todo el país de
la impronta que el gobierno nacional está dando a su gestión.
Para la fuerza política es otro acrecentamiento del desafío de
conducir políticamente el cambio y por tanto de dar señales de vida y
ser capaz de producir un pensamiento orientador para todo el país. Un
desafío que el estado actual de la organización interna del FA
difícilmente será capaz de asumir. Los cambios propios, la adecuación
del instrumento FA a las nuevas responsabilidades políticas se impone
con más rigor que nunca.
En el plano nacional, el gobierno sigue mostrando dinamismo e
iniciativas en varios terrenos. En otros, el peso muerto de las malas
administraciones anteriores sigue operando como una traba más
importante que lo esperado.
1- Cuando las palancas están engripadas
La derecha se empeña en seguir atacando al Estado en forma genérica.
Siempre como sinónimo de burocratización y despilfarro. Pero el
Estado que la izquierda ha heredado no es el “concepto Estado”, una
abstracción válida para cualquier período o para cualquier lugar. No.
Es una realización específica, resultado de un proceso histórico y
fruto de determinadas políticas, que respondían a los intereses
políticos y materiales de los grupos dominantes.
En el fondo, el Estado uruguayo es el resultado del fracaso del
capitalismo dependiente, cuya aceptación fue un dogma intocado
durante decenios por los partidos conservadores y los intereses
hegemónicos.
Este aparato no fue organizado para servir a la mayoría de la
población animado con criterios republicanos y democráticos. Estas
son constataciones simples pero que conviene no olvidar.
Ahora que empieza a verse por dentro, el Estado muestra hasta qué
punto es inepto para cumplir las funciones socialmente justas que se
enuncian en la Constitución y las leyes orgánicas de las empresas
públicas.
Ahora, cuando por la decisión soberana del pueblo se intenta cambiar
el rumbo al país, buena parte de los instrumentos no funcionan. Una
porción de los jerarcas más antiguos son poco confiables, lo que
agrava el hecho que la izquierda llega con poca experiencia de
administración nacional a lugares claves, en medio de equipos
gerenciales que han sido ingresados o ascendidos con los criterios de
los partidos dispensadores de privilegios y regalías.
2 – La miseria no es “un hecho de la naturaleza”
Los logros económicos y sociales del gobierno de izquierda, como
siempre lo supimos, y se anunció, serán lentos, poco espectaculares.
El país no cuenta con las reservas y los recursos naturales de
Argentina ni de Venezuela.
Esa lentitud es perversa. Esa tardanza -que no es despreocupación-
dilata la situación de injusticia y exclusión social en la que viven
cientos de miles de uruguayos que constituyen la preocupación central
del programa y la voluntad del partido que ha accedido al gobierno el
1º de marzo.
Ahora bien, esta demora en lograr la mejoría social debiera ser
explicitada: mostrar ante el pueblo las razones externas e internas
de nuestro descalabra económico.
La dependencia, el daño que nos infligieron las políticas del FMI,
las leyes leoninas que regulan el comercio internacional en beneficio
de los países ricos, el papel de los banqueros, los especuladores y
los usureros en el estancamiento económico del país.
La responsabilidad de los dirigentes políticos que dieron cobertura a
las deformaciones y amputaciones que nos impuso el modelo neoliberal.
Y las trenzas mafiosas que se han ido tejiendo en estos últimos años.
La izquierda debe hacerlo como un elemento de educación cívica, de
comprensión pública, de toma de conciencia ciudadana.
Y junto con la explicitación, se hace necesaria la adopción de
medidas drásticas con los responsables de delitos contra el
patrimonio nacional, contra los bienes de todo el pueblo.
Sería funesto que los grandes expoliadores del Estado quedaran
impunes.
Desde el punto de vista simbólico tendría un efecto éticamente
negativo. Una especie de todo da igual, que es incompatible con la
identidad y las tradiciones republicanas del país y con los valores
que la izquierda ha realzado.
Si el “público señalamiento” de los corruptos se demora. Si también
la justicia tarda, estaremos perdiendo uno de los factores
principales por los que la gente ha dado su apoyo a la izquierda.
3- El gobierno y los conflictos de clase
En otro orden de temas, en estos días ha cobrado gran importancia el
conflicto que mantienen los trabajadores con la empresa francesa
GASEBA.
Por el momento en que ocurre, durante las primeras semanas de un
gobierno de izquierda y por los reclamos que dan origen a la acción
gremial, el conflicto reviste una enorme significación como anticipo,
como prueba y condensación.
El gremio ha desenvuelto una línea de acción caracterizada por su
tenacidad en la defensa de ciertos valores propios de los
trabajadores. Para empezar el rechazo al despido de los dirigentes
sindicales elegidos por los operarios.
La empresa actuó con un olímpico desprecio por las normas existentes
en el país y se mantuvo arrogante en la defensa de los despidos. Pese
a los años transcurridos, el gremio no abandonó el reclamo de la
reposición de sus compañeros.
Al mismo tiempo, la organización obrera asumió la actitud que el
Estado, con los gobiernos anteriores, no quiso cumplir: denunciar las
irregularidades operativas, comerciales y la falta de seguridad de
los servicios prestados por la trasnacional francesa. El sindicato no
confundió gremialismo con corporativismo.
Junto con los intereses solidarios con sus compañeros, el gremio
supo actuar como un fiscal público denunciando los perjuicios que
para el país aparejaba el incumplimiento de sus obligaciones por
parte de la concesionaria francesa.
Un servicio caro y malo. Ausencia de inversiones e incumplimiento en
la mejoría de las instalaciones, la conducta de GASEBA tiene grandes
analogías con otras empresas, privadas y extranjeras, a las que se
les otorgó determinados servicios públicos. Su negligencia ha
contribuido a colocar al país en los umbrales de una crisis
energética importante.
Pero la lógica de la empresa es enriquecerse lo antes posible,
despreocupándose de las implicancias que su conducta tiene para los
intereses del país. Y el sindicato obrero denunciando, reuniendo
documentación, proponiendo otros caminos. Para defender lo suyo y lo
de todos.
4- Cumpliendo con las leyes
En los últimos 15 días el conflicto se endureció con una huelga de
hambre que mañana cumplirá veintiún días y con la ocupación del local
principal de la empresa.
Para el gobierno popular se trataba de un desafío importante y
tempranero. Y se respondió de acuerdo a lo que esperado.
Exigiendo el cumplimiento de la ley, la reposición de los despedidos
a través del Ministerio de Trabajo y de la Dirección Nacional de
Trabajo. Con mucha claridad y mucha firmeza en defensa de los
derechos de los trabajadores y de las leyes del país.
También la intervención del Ministerio de Industria ha sido de una
defensa neta de los intereses del país en una zona tan delicada como
es la disponibilidad energética.
Si alguien pretendió echar leña a la hoguera para hacer de este
conflicto gremial un factor de rozamiento del gobierno con las
organizaciones sindicales, se equivocó feo. Tanto el sindicato del
gas como el PIT-CNT actuaron con firmeza y con claridad política,
sabiendo y haciendo saber que en el país hay cosas que cambiaron
decisivamente y que las relaciones del sindicalismo con este elenco
no son las mismas que cuando los Ministros de Trabajo, o sus cuadros
dependientes, eran un brazo más del poder de las patronales.
5- Del lado de la justicia social
En momentos que crece la agremiación, y el sindicalismo tiende a
recuperar su peso histórico en la vida del país, cuando se abren
nuevas perspectivas a partir de la convocatoria a los Consejos de
Salarios, es importante que todos tomemos conciencia de la situación
en la que estamos.
Podrá haber hasta ahora insuficiencias y errores en el accionar del
gobierno. Declaraciones que no satisfacen y gestos que desconciertan.
Pero estos episodios, que hacen a la cuestión medular de las
relaciones del capital con el trabajo, muestran el signo principal
que se propone lograr esta administración: que se la identifique como
un gobierno consustanciado con el valor de la justicia social, de la
mejora de la situación de los humildes y de la gente de trabajo. Y
eso ha quedado completamente claro en los hechos que comentamos.
- Hugo Cores es dirigente del PVP-567´- Frente Amplio. La República,
Montevideo, 10 de mayo 2005
https://www.alainet.org/es/active/8173
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