Coyuntura económica, política y movimiento popular
26/01/2005
- Opinión
* Economía
Sin seguridad en la economía
El gobierno Uribe y sus aliados en los grandes medios de
comunicación venían asegurando que gracias a las políticas
del presidente la economía colombiana había tenido una gran
reactivación. Sin embargo, las cifras estadísticas son
contundentes al respecto. En el mejor de los casos nuestra
economía habrá crecido en el año 2004 un 2,5%, porcentaje
muy inferior al registrado por la mayoría de los países
latinoamericanos y que no alcanza a compensar las pérdidas
y retrocesos sufridos en años anteriores.
La pequeña reactivación que se dio benefició ante todo a
los sectores más ricos del país y a algunos grupos de la
clase media y en buena parte la misma puede atribuirse a
factores como el alza en los precios del petróleo y de
otras materias primas como el carbón y el café en los
mercados internacionales, el aumento de las remesas de los
emigrantes colombianos en el exterior , un despegue
parcial de la industria de la construcción y la presencia
de los temidos y a la vez codiciados dólares del
narcotráfico.
Una prueba de que la modesta reactivación lograda no
benefició a los grandes sectores populares es que el
consumo de alimentos siguió bajando, mientras la mayoría de
los empleos creados se ubicaban en la llamada economía
informal o del “rebusque”. Más del 60% de los empleos en
la actualidad hacen parte de ese “rebusque” o desempleo
disfrazado.
Mientras tanto el déficit fiscal del Estado permanecía
inmodificable y antes por el contrario la tendencia era a
que aumentara aún más ante los múltiples compromisos
clientelistas que el presidente Uribe, ahora en actitud de
candidato a la reelección en el 2006, ha ido adquiriendo en
los llamados “ Consejos Comunitarios” que realiza los
fines de semana en las distintas regiones del país. El
déficit supera los 5 mil millones de dólares y el gobierno
lo está financiando con nuevos préstamos externos que
profundizan la dependencia económica de la nación. En unos
dos o tres años si no se descubren nuevos pozos petroleros
pasaremos a ser importadores del combustible y esta nueva
sangría nos costará no menos de 2.500 millones de dólares
cada año complicando más el manejo de los dineros de la
tesorería del Estado.
Si a esta suma se le agrega el inmenso costo que para el
país representa el aumento acelerado de las Fuerzas
militares y policiales en estos años que totalizan cerca
de 370 mil miembros tendremos un panorama que no va a ser
muy halagador en los tiempos que se avecinan. Para este
año 2005 el gasto militar subirá a más de 4 mil millones
de dólares y sin una ayuda sustancial de los Estados
Unidos va a ser imposible sostener el programa de la
llamada “Seguridad Democrática” en el período 2006-2010.
Pese a las promesas del presidente y al surgimiento de
pequeños planes asistencialistas del Estado, que tratan
de remediar con pañitos de agua tibia el cáncer de la
miseria en el país, las situaciones de exclusión de las
mayorías de la población no dan tregua. Más del 65% de la
población se encuentra en la pobreza y no menos de 11 a 12
millones de personas padecen la indigencia, la miseria.
Muchos de ellos son gentes desplazadas por el conflicto
político-militar que sigue golpeando a la nación y que el
año pasado dejó otros 205 mil desplazados por la guerra ,
que se suman a los casi tres millones que se habían
registrado en los diez años anteriores.
Una economía como la colombiana basada en la exportación
de materias primas , de bienes de consumo como los
textiles que no necesitan de una tecnología muy compleja
y de mano de obra barata , no puede aspirar a lograr tasas
de crecimiento que permitan empezar a superar las
condiciones de inequidad y de miseria que padecen
millones de nuestros conciudadanos. El tratado de Libre
Comercio que está a punto de firmarse con los Estados
Unidos va a ratificar tanto nuestra condición de
economía dependiente y atrasada como la renuncia a
cualquier plan que permita nuestra inserción, nuestra
presencia en el mundo privilegiado de las sociedades
tecnológicamente avanzadas.
Estadísticas y maquillajes
El gobierno anunció la disminución del desempleo nacional
a 11,7% cuando en el año 2003 se había situado en 13,3%.
En las principales ciudades el desempleo es del 13,9% y el
subempleo bajó del 34% en el 2003 a 31,9% en diciembre
del 2004.
Vistas así las cifras puede argumentarse que la
administración Uribe ha tenido un notable éxito en sus
programas de creación de empleo, pero la realidad es
bastante diferente.
En primer lugar, el gobierno ha manipulado las
estadísticas de desempleados y de empleados sacando del
número de desempleados a aquellas personas que se han
cansado de buscar un trabajo y se han resignado a su
suerte. Según los funcionarios oficiales esta gente ha
dejado de buscar empleo porque o se dedicó a estudiar o
en su familia ya tienen suficiente dinero para costearse
los gastos domésticos y no necesitan de su colaboración
laboral. Son explicaciones risibles por decir lo menos.
Lo cierto es que al hacer esta operación el número de
desempleados continuará disminuyendo mes por mes, porque
en un mercado de trabajo tan difícil como el colombiano
seguirán abundando las personas que por la racha de
negativas a sus solicitudes de empleo abandonen la
búsqueda activa de un puesto , de un oficio remunerado.
En segundo lugar, las estadísticas gubernamentales caen en
una contradicción insalvable. Afirman que a finales del
2004 había 348 mil desempleados menos en Colombia que a
finales del 2003. Pero en seguida informan que solo se
crearon 214 mil puestos de trabajo en ese mismo período, lo
que deja un saldo absurdo de 134 mil “nuevos empleados”
que no tienen puestos de trabajo.
No son de extrañar estas mentiras oficiales, si se tienen
en cuenta las denuncias hechas por el anterior director del
Departamento Nacional de Estadísticas al momento de
presentar su renuncia indignado por las presiones de
funcionarios del Palacio Presidencial que querían
silenciar la divulgación de algunas cifras de seguridad
no muy favorables a la administración Uribe.
Entre tanto , las utilidades de las grandes empresas se
multiplicaban. El sistema bancario reconocía ganancias en
el año 2004 por más de 2 billones y medio de pesos, unos
1200 millones de dólares, cifra que representaba un gran
aumento en relación a las utilidades de los años
anteriores. Los empresarios del café se veían beneficiados
con una pequeña bonanza debido al fracaso de las
cosechas en Brasil y en algunos países centroamericanos
por cuestiones climáticas.
Otros sectores como el cementero y las acerías están
produciendo al máximo de su capacidad alentados por la
gigantesca demanda mundial de esos productos hecha por
países como la China. El Grupo Santodomingo, monopolista de
las cervezas en Colombia , consolidaba el control de los
mercados de esa bebida en países como Ecuador, Perú y
Panamá. Mientras tanto, el Grupo Empresarial Antioqueño o
“Sindicato Antioqueño”, el grupo financiero más poderoso
de la nación, vendía su compañía tabacalera a la Philip
Morris de los Estados Unidos por más de 300 millones de
dólares y expandía negocios en varios países de América
Latina. Así mismo, fusionaba, impulsaba el proyecto de unir
en una sola entidad sus bancos (Colombia, Conavi,
Corfinsura), para convertirlos en una entidad financiera
con ganancias de más de 500 mil millones de pesos anuales,
unos 230 millones de dólares.
Este contraste entre la extrema riqueza y la extrema
pobreza es uno de los hechos negativos más notables de
nuestra sociedad. No en vano somos uno de los países de
América Latina donde las diferencias entre ricos y pobres
son más agudas.
El fracaso del Estado en la orientación y prestación de
servicios sociales básicos a la población como la salud, la
educación, la vivienda hace más evidente esa desigualdad.
En el caso de la salud, la privatización operada por la
ley 100 de 1991 deja hoy por hoy un terrible balance . Son
más de 60 los hospitales públicos cerrados por quiebra
económica y no menos de 22 millones de personas carecen de
cualquier tipo de asistencia médica. Mientras tanto , las
empresas prestadoras de salud han aumentado
descomunalmente sus ganancias a costillas de los salarios
de médicos, enfermeras y la mediocre atención a los
afiliados. El Instituto de los Seguros Sociales se
encuentra al borde de la liquidación no solo por los malos
manejos administrativos de sus directivos, sino por la
estrategia impulsada por altos funcionarios de los
últimos gobiernos de debilitarlo económicamente y
favorecer así los intereses de los empresarios privados de
la salud y de los Fondos de Pensiones.
A propósito, estos Fondos de Pensiones manejados por los
grandes grupos empresariales de Colombia han logrado
acumular con el dinero aportado por sus casi 6 millones de
afiliados cerca de 24 billones de pesos, unos 10 mil
millones de dólares, dinero que los ha convertido en los
principales inversionistas de la Bolsa de valores de Bogotá
y prestamistas muy importantes del propio Estado. Ha sido
un negocio redondo para estos empresarios que se han hecho
a un capital enorme sin necesidad de exponer dinero
propio en estas empresas.
El dolor del dólar
La devaluación o pérdida de valor del dólar de los Estados
Unidos en todo el mundo , gracias a planes ideados por el
gobierno Bush para hacer más competitivos o baratos los
productos de ese país y reducir así el déficit comercial
norteamericano , ha tenido también efectos profundos en
nuestra economía. De un lado, los exportadores se han
perjudicado al recibir menos pesos por sus productos.
Sectores como el banano y las flores han sido fuertemente
afectados y el gobierno ha lanzado un programa de
subsidios que les reconoce un dinero extra por las
exportaciones que realicen, tratando de evitar una oleada
de despidos de trabajadores y cierres de empresas.. Los
importadores en general se han visto, por el contrario,
favorecidos al tener que entregar .menos pesos por las
mercancías que traen del exterior, en especial de los
Estados Unidos.
El propio gobierno también ha gozado de beneficios con la
caída del dólar , puesto que la deuda externa calculada
en pesos ha tenido una reducción en el pago de capital y
de intereses de la misma.
Si la situación de devaluación del dólar persiste, es
indudable que muchos empleos ligados a los sectores
exportadores se perderán al reducirse las utilidades de los
empresarios que manejan esos negocios. Por ejemplo, la
industria textil vive ahora una muy difícil coyuntura, tras
la bonanza económica que ha tenido en los últimos años
gracias a las exportaciones protegidas por acuerdos
especiales que se han venido haciendo con los Estados
Unidos. De un lado, la caída del dólar ha reducido sus
ingresos y del otro , la terminación de los pactos de
cuotas en el mercado mundial a partir de este 2005 ,
facilitará la entrada masiva de telas y ropas
confeccionadas de China y de India a los países
desarrollados , que son mucho más baratas que las
colombianas y las latinoamericanas gracias a los muy
bajos salarios que ganan los obreros chinos e Hindúes y a
la eficacia en los sistemas de producción de estos países.
Si no se aplican estrategias innovadoras por parte de los
empresarios colombianos veremos un nuevo desastre laboral y
financiero en un sector clave para los planes políticos
de Uribe y sus socios en el gobierno , ya que está
íntimamente ligado a los grupos empresariales antioqueños
que han sido los principales impulsadores de la carrera
del presidente.
Un centavito de felicidad
El gobierno se vió obligado a retirar del Congreso su
proyecto de una nueva reforma tributaria, que incluía el
aumento desproporcionado del impuesto del IVA( Impuesto al
valor agregado) a muchos productos básicos de la llamada
canasta familiar. La resistencia de los parlamentarios a
aprobar medidas tan impopulares en una época preelectoral
y las disputas internas de los Uribistas por repartirse las
prebendas, los auxilios y dineros ofrecidos por el
gobierno para premiar su lealtad en el tema de la
reelección presidencial tuvieron mucho que ver con el
retiro del proyecto
Entre tanto, el Fondo Monetario continua su implacable
tarea de vigilancia y asesoría a la economía nacional
presionando la ejecución de “reformas” como la pensional ,
que aumenten la edad mínima de las jubilaciones, el monto
de las cotizaciones de los empleados y disminuyan los
ingresos de los pensionados. Para defender iniciativas de
este tipo los economistas neoliberales hablan indignados
sobre las inequidades del actual sistema pensional
argumentando que solo un 20% de la población tiene acceso a
ese derecho y que esta situación convierte a los
pensionados en unos verdaderos privilegiados de nuestra
sociedad.
Pero lo que no cuentan es que más del 75% de esos
pensionados tienen jubilaciones por debajo de los 800 mil
pesos mensuales, unos 300 dólares, cifra con la que es
muy difícil cubrir todos los gastos de la vida familiar. Y
tampoco cuentan que la causa para que no exista un mayor
porcentaje de personas inscritas en el sistema de
pensiones , es precisamente la sobre explotación que los
empresarios hacen de la mano de obra pagándole unos
salarios de hambre, y eludiendo los compromisos de la
seguridad social para aumentar la acumulación de sus
ganancias, sacando provecho de la informalidad o “rebusque”
dominante en nuestra economía.
La fórmula planteada por el gobierno y por el Fondo
Monetario busca restringir aún más los derechos de los
trabajadores empobreciéndolos para cubrir con los dineros
arrancados a los jubilados parte del déficit fiscal.
Otra cosa es que exista un pequeño número de pensionados
privilegiados , entre los cuales se cuentan excongresistas,
expresidentes, exministros que gozan de unas
jubilaciones altísimas gracias a las condiciones
especiales que han tenido para conseguirlas, condiciones
que necesitan modificarse para darle una mayor equidad al
sistema.
La desprotección social es una triste realidad cotidiana
en nuestro país. Si hablamos, por ejemplo, de nuestros
niñ@s , 6 millones quinientos mil se encuentran en la
pobreza y un millón en la miseria según cifras de la
UNICEF. Un millón de niñ@s han sido desplazados por la
guerra que se vive en Colombia.
Más de 2 millones 800 mil niñ@s están por fuera del sistema
educativo y 2 millones 700 mil tienen que trabajar para
sostener a sus familias.
Si nos referimos a los ancianos, cerca del 80% de los
mismos carecen de ingresos económicos propios para
sobrevivir y dependen de la solidaridad de sus familias o
de la caridad de las comunidades. Este problema se agravará
en los próximos años con el aumento de la población con
una edad superior a los 60 años , dado el crecimiento de
las expectativas de vida y la disminución relativa de la
población infantil.
Más del 46% de las mujeres que trabajan ganan menos del
salario mínimo mensual, unos 140 dólares, dato que explica
la vigencia de las estructuras machistas no solo en el
marco familiar, sino en el mercado laboral, donde
muchísimas mujeres se ven obligadas para sobrevivir a
desempeñar trabajos rutinarios, muchas veces degradantes y
peligrosos para su integridad física.
Para todas estas inequidades el gobierno Uribe no tiene
respuesta. El presidente ha hecho de la guerra contra el
terrorismo su máxima prioridad y a esa guerra ha
destinado cuantiosas inversiones del Estado. Para citar un
solo caso : Entre Julio del 2002 y Diciembre del 2005 el
pie de fuerza militar se ha incrementado en 95 mil
uniformados. El presupuesto del Ministerio de Defensa
aumentó un 12,6% del año 2004 al año 2005 , pasando de 10
billones y medio de pesos, unos 4 mil millones de dólares,
a 11,8 billones de pesos, unos 4 mil setecientos millones
de dólares.
* Política
Los voticos del presidente
Aunque intente negarlo el presidente Uribe se encuentra en
plena campaña como candidato a la reelección en el 2006.
Sus visitas a las regiones se han multiplicado y no ha
perdido oportunidad para aparecer en los medios de
comunicación inaugurando obras, entregando pequeños
subsidios a gentes de los sectores populares o dirigiendo
los mal llamados “Consejos Comunitarios” que son
televisados a todo el país.
Sin embargo, pese a que el Congreso aprobó la ley que
permite la reelección presidencial inmediata, Uribe no las
tiene todas consigo. La ley debe ser estudiada por la Corte
Constitucional para atender las demandas que se han hecho
en su contra por vicios de forma y de fondo en la
aprobación de la misma. Si los magistrados encuentran
esos vicios la ley puede ser derogada, anulada o por lo
menos modificada para que la reelección entre a operar no
en el 2006 , sino en el 2010, lo que acabaría con las
aspiraciones del presidente para perpetuarse en el poder.
Existen muchas posibilidades de que la ley sea derogada o
modificada por la Corte y a esas posibilidades le están
apostando este año los distintos grupos de oposición para
afinar sus estrategias electorales. Del pronunciamiento de
la Corte dependerá en buena parte , también, la
posibilidad de unir a la oposición en una sola candidatura.
Los sectores conservadores del país liderados por los
grandes gremios empresariales y la mayoría de los
congresistas de los antiguos partidos Liberal y
Conservador están alineados con el presidente. Desde el
punto de vista de sus intereses tienen razón en esa
alineación. El gobierno de Uribe ha protegido sus
negocios, ha controlado parcialmente los avances de la
guerrilla y ha manejado con mano dura las protestas
sociales. No ha vacilado en proponer reformas laborales en
contra de la población trabajadora o liquidar empresas
del Estado , que a juicio del gobierno estaban dominadas
por sindicatos demasiado fuertes.
Igualmente, ha tolerado la progresiva paramilitarización
de la vida política en muchos departamentos del país, donde
los líderes de los grupos armados de extrema derecha
imponen a su amaño la elección de gobernadores, de
alcaldes y malversan los dineros públicos a través de
contratos de obras o de empresas prestadoras de servicios
de salud.
Además, Uribe se ha convertido en un aliado incondicional
del gobierno de los Estados Unidos, aplicando al pie de la
letra las políticas que se trazan en Washington para
combatir el narcotráfico y el terrorismo.
La oposición, a su vez, no ofrece una sola cara. De un
lado , está el sector seguidor del expresidente Samper y
del excandidato Serpa dentro del partido Liberal. En este
sector no hay unanimidad de opiniones, porque si bien hay
un grupo radicalizado en la oposición a Uribe, hay otros
cercanos a Samper que no descartan del todo una futura
alianza con el gobierno.
Dentro del Partido Conservador, el expresidente Pastrana
se ha convertido en un enemigo total de la reelección de
Uribe, aunque solo ha conseguido el respaldo de una
minoría de los líderes del Partido, para apoyar su
posición..
La llamada izquierda democrática se presenta dividida en
dos coaliciones. De un lado está el Polo Democrático
encabezado por el alcalde de Bogotá , Luis Eduardo Garzón y
por el senador Antonio Navarro. Dentro del Polo militan
dirigentes procedentes de los partidos tradicionales,
intelectuales y sindicalistas de tendencias
socialdemócratas, grupos indígenas y campesinos que están
identificados en la construcción de una alternativa
política al dominio que ha ejercido por decenas y
decenas de años en el país la oligarquía Liberal-
Conservadora.
Del otro está Alternativa Democrática, coalición en la que
participan partidos de izquierda como el Comunista o el
Moir, así como nuevos grupos cívicos, indígenas, campesinos
y cuya diferencia con el Polo se origina tal vez en que su
oposición al gobierno Uribista es aún más contundente, más
radical. Alternativa Democrática lanzó la precandidatura
del Senador y exmagistrado Carlos Gaviria, pero el propio
Gaviria ha sido claro en que le interesa buscar una Alianza
con el Polo y con otros grupos para enfrentar, si es del
caso, con una candidatura unificada la reelección de Uribe.
Mientras tanto, los exalcaldes de Bogotá, Antanas Mockus y
Enrique Peñaloza han lanzado sus candidaturas tratando de
pescar en el río revuelto de este juego político. Mockus
ha hecho acercamientos con el Polo, mientras Peñaloza ,
animado por el expresidente Samper no descarta la idea de
luchar por la candidatura del Partido Liberal.
Solo cuando la Corte Constitucional se pronuncie sobre
las demandas contra la ley de reelección , podrá saberse a
ciencia cierta como se delinearán , como se resolverán las
alianzas, las coaliciones para las elecciones
presidenciales del 2006.
Mambrú sigue en la guerra
La intensificación de la guerra parece ser la decisión
tanto del gobierno como del grupo guerrillero más
importante, FARC. Uribe extraditó a los Estados Unidos a
uno de los líderes de la guerrilla, Simón Trinidad,
quien meses atrás había sido capturado en Ecuador donde
adelantaba gestiones políticas y financieras para su
organización. El presidente , en una hábil jugada política
para tratar de no aparecer como intransigente, le había
ofrecido a las FARC no extraditar a Trinidad a cambio de
que los rebeldes liberaran a un buen grupo de los
militares y políticos que tienen secuestrados, pero la
guerrilla a su vez en otra maniobra política rechazó el
ofrecimiento.
Las FARC pueden ahora alegar que su lucha es contra el
imperialismo norteamericano y presentar a Trinidad como una
víctima de las políticas serviles del gobierno colombiano
con los Estados Unidos. Por otra parte, la decisión de
Uribe hace todavía más difíciles las condiciones para que
se de el llamado canje o intercambio humanitario de los
militares y políticos que tiene en su poder la guerrilla,
por los líderes rebeldes que están en las cárceles del
Estado.
Como si esto fuera poco en un operativo que violó la
soberanía de Venezuela, las agencias de seguridad
colombianas en complicidad con algunos militares de ese
país secuestraron en Caracas y transladaron a nuestro
país a uno de los principales agentes financieros y
políticos de las FARC en el exterior, Rodrigo Granda,
apodado por los medios de comunicación como” el canciller
de las FARC”. El operativo nos devolvió a los tiempos de
los corsarios, de los piratas, porque el gobierno
colombiano tras muchas negativas y mentiras reconoció que
había pagado una recompensa a los autores del secuestro.
Sobra decir que se ha presentado un incidente diplomático
con el gobierno del Coronel Chávez y que Uribe al validar
estos métodos de guerra está justificando a la vez los
métodos criminales que use la contraparte. El fin no
justifica los medios y menos si se pretende actuar en un
Estado de Derecho. Esto explica que Chávez , en represalia,
haya paralizado los acuerdos y proyectos industriales que
ambos gobiernos se habían comprometido a realizar en estos
meses.
Pero nuestro presidente se negó a reconocer el error
cometido y antes por el contrario su gobierno acusó al de
Venezuela de facilitar en su territorio la permanencia de
líderes y frentes de la guerrilla colombiana, alegando que
tenía pruebas al respecto La mayoría de la clase política
del país cerró filas alrededor de Uribe, con el argumento
al estilo Bush ,de que era válido perseguir terroristas en
suelo extranjero, si con estos operativos ganaba la
seguridad de Colombia.
A propósito de Bush, su gobierno se alineó con la posición
colombiana y la nueva secretaria de Estado, Condolezza
Rice, atacó al gobierno de Chávez calificándolo de un
“estorbo” en América Latina. Con esta actitud tan diciente
de Rice, muchos, comenzando por el propio Chávez, han
deducido que tras la posición colombiana se oculta una
conspiración, un plan para desestabilizar al gobierno
venezolano.
Los gobiernos de Brasil, Perú y México han ofrecido sus
buenos oficios para mediar en el incidente, porque lo
cierto es que este tipo de incidentes no benefician para
nada la causa de la unidad latinoamericana, y si facilitan,
por el contrario, la intervención de la superpotencia
imperialista..
Tal vez en todas estas maniobras del gobierno está
imperando un triunfalismo desbordado al considerar que
tienen arrinconados, cuasi derrotados a los grupos
guerrilleros, lo que no deja de ser una flagrante
equivocación. El Plan Patriota que busca asumir el control
territorial del sur del país, zona donde las FARC han
tenido tradicionalmente sus mayores bases de poder ofrece
muchos vacíos políticos y militares.
De un lado, es imposible copar áreas tan extensas y con
tantas dificultades geográficas con el número de soldados
disponibles, máxime si el enemigo se ha replegado con
habilidad evitando ofrecer un blanco directo a los avances
de las Fuerzas del Estado. Del otro, la ofensiva militar
no parece haberse complementado con un programa serio de
servicios sociales a la población, programa que
significaría el triunfo político real del Estado en esas
zonas. A la población local se la ha privado de los
ingresos económicos que generaban la coca y el
narcotráfico, pero no se le han dado alternativas eficaces
para subsistir. Y mientras este vacío se de el Plan
Patriota no podrá consolidarse.
Las FARC le apuestan al debilitamiento a largo plazo de
los planes del gobierno ya que calculan , y no sin razón,
que la cantidad de recursos económicos que demanda un
operativo como este del Plan Patriota es tan grande que
el Estado no tendrá como asegurar su continuidad en los
próximos años.
Por ahora, los medios de comunicación presentan como el
mayor éxito de Uribe su programa de Seguridad Democrática.
Es verdad que ha disminuído el número de asesinatos, de
ataques a las poblaciones, de secuestros y extorsiones,
pero también es verdad que en muchas ciudades y
departamentos se ha consolidado el poder de los grupos
paramilitares, quienes a sangre y fuego aplicando métodos
mafiosos contra la población civil han logrado traer lo
que Uribe y sus asesores llaman “Paz” a esas regiones.
Muchos líderes opositores de esas zonas han sido
asesinados en medio de la más perfecta impunidad. La
prensa independiente ha sido silenciada y la corrupción y
el autoritarismo practicados por la nueva alianza de
gamonales o caciques políticos tradicionales y jefes de los
grupos paramilitares les asegura, por ahora, el control
casi absoluto de la maquinaria estatal en varios
departamentos del país.
Sana, que sana, colita de rana
Las publicitadas desmovilizaciones parciales de grupos
paramilitares, han servido para que el presidente
aparezca ante un sector de la ciudadanía como un hombre de
paz, que está trabajando con eficacia por resolver el
conflicto político militar que vive el país. Las
desmovilizaciones se vienen haciendo a voluntad de los
comandantes paramilitares sin ningún marco jurídico que las
regule, sin una ley de verdad, justicia y reparación que
impida que se consolide la impunidad para los múltiples
crímenes que los desmovilizados y sus jefes cometieron
contra la población civil.
Solo en los próximos meses el Congreso estudiará la ley de
verdad, justicia y reparación que entre a crear unos
criterios, unas normas , para resolver la situación
jurídica de los desmovilizados. El gobierno quiere una
ley blanda, laxa, que reduzca o elimine las penas de
prisión para los comandantes de las autodefensas y evite
investigaciones en profundidad de las acciones criminales
de los mismos. Un grupo de parlamentarios, liderado por el
Senador Rafael Pardo, ha diseñado un proyecto que contempla
penas efectivas de prisión para los principales
responsables de los delitos atroces cometidos, así como
tribunales independientes para juzgar estos delitos , una
comisión de la verdad que se encargue de divulgar ante la
opinión pública los hechos criminales de los cuales son
responsables los grupos paramilitares, así como de
resarcir con indemnizaciones económicas, devolución de
propiedades y otras medidas similares a las víctimas de
la violencia desatada por las llamadas Autodefensas.
Pero mientras se da este debate en el Congreso, el
Comisionado de Paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo,
continua promoviendo las desmovilizaciones parciales que
ya empiezan a mostrar contradicciones y nuevos riesgos.
Nuevos riesgos porque a pesar de las promesas del Estado
de ayudar por unos meses con subsidios económicos y apoyos
educativos a los reinsertados en la vida civil, a mediano y
largo plazo no existen soluciones de empleo que permitan
darle piso sólido a esa reinserción. Es muy probable que
hombres acostumbrados al uso brutal de las armas y a tener
como miembros de los grupos paramilitares sus necesidades
básicas satisfechas, al encontrarse en situaciones de
escasez económica, de precariedad en la vida civil retomen
las armas y se vinculen a nuevas bandas de delincuentes,
creando nuevos espacios de violencia en la sociedad.
Los comandantes paramilitares encabezados por Salvatore
Mancuso siguen a la espera de la definición de su situación
jurídica. Mancuso, quien ha sido pedido en extradición por
los Estados Unidos por delitos relacionados con el
narcotráfico, ha logrado con el proceso de
desmovilizaciones la buena voluntad del gobierno para
impedir, por ahora, esa extradición. En la práctica, lo
que Mancuso y sus colegas esperan es una absolución, un
perdón total de sus acciones criminales y el poder
disfrutar de sus fortunas y poder político en el futuro sin
mayores complicaciones jurídicas. De hecho siguen
manejando el poder real en muchos departamentos y aunque
aparentemente han desmovilizado a cientos de sus hombres,
han conservado en armas a otra buena parte hasta tanto
no se resuelva favorablemente su situación legal.
La impunidad ronda todos estos procesos , que van a dejar
como herencia la continuación de la cultura mafiosa en la
política regional, la persistencia de modelos autoritarios
y antidemocráticos en el manejo de los departamentos y
municipios con la perpetuación de la alianza entre el
viejo clientelismo de los políticos tradicionales y el
nuevo poder de los jefes paramilitares reinsertados.
Los grandes grupos empresariales del país que apoyan las
políticas del presidente parecen satisfechos con esta
perspectiva, ya que les garantiza una estabilidad, una
seguridad para sus negocios y la permanencia de un modelo
económico como el neoliberal que ha sido tan conveniente
para sus intereses.
El problema para Uribe y los jefes paramilitares es que a
mediano plazo la impunidad concedida a las acciones
criminales de las Autodefensas, va a ser denunciada e
investigada en tribunales internacionales y sus
principales autores serán procesados como ha ocurrido y
sigue sucediendo en los casos de Yugoeslavia, Ruanda,
Argentina, Chile,etc. Sin justicia y reparación a las
víctimas será muy difícil hablar de verdadera paz en el
pais.
Tratos y retratos
Dentro del segundo grupo guerrillero, ELN, al parecer se
da un intenso debate para definir las futuras
estrategias de la organización. Según declaraciones de uno
de sus comandantes a periodistas españoles, el ELN estaría
interesado en hacer parte de una coalición política de
izquierda en las próximas elecciones. Sin embargo, líderes
del Polo y de Alternativa Democrática fueron claros en
manifestar que sin el abandono de la vía armada es
imposible hablar de alianzas con el ELN.
El gobierno mexicano ha hecho de mediador entre la
administración Uribe y los elenos para tratar de mantener
vivas las esperanzas de un acuerdo de paz entre las partes.
Hasta ahora no hay resultados concretos porque Uribe exige
en la práctica la desmovilización sin condiciones del grupo
guerrillero sin hacer ninguna concesión política o reforma
social de fondo. Por su parte el ELN hace una serie de
demandas políticas que un gobierno conservador y
autoritario como el actual rechaza de plano.
El tiempo trabaja en contra de la organización guerrillera:
Su capacidad militar se ha reducido, los paramilitares y
las tropas del Estado han copado muchas de sus áreas de
influencia, la coyuntura internacional no es favorable a
procesos de cambio social por la vía armada y en un país
urbanizado como lo es ahora Colombia la cultura y los
imaginarios populares también han sufrido grandes
transformaciones en estos últimos cuarenta años.
* Movimiento popular
Silencio, enfermo grave
El vicepresidente Francisco Santos afirma que la situación
de los derechos humanos “ ha mejorado muchísimo en el país”
en estos dos años de gobierno de Uribe. Sostiene que hay
menos secuestros, menos desplazados, menos asesinatos y
masacres y que se ha recuperado la gobernabilidad en más
de 300 municipios de la nación.
Ahora bien, es verdad que la tasa nacional de homicidios
se ha reducido de 65 asesinatos por cada 100 mil
habitantes, a 42 por cada 100 mil pobladores. Pero en
algunas regiones, donde subsiste el conflicto más agudo
entre los grupos armados irregulares se ha aumentado
notablemente. Departamentos como Arauca, Guaviare y
Casanare tienen tasas altísimas por arriba de 100
homicidios por cada 100 mil habitantes. En ciudades como
Cali se registraron en el año 2004 más de 2200 asesinatos
superando con creces las cifras de Bogotá.
En algunas zonas el número de asesinatos ha disminuído
porque los grupos paramilitares han consolidado su control
armado y político en el territorio y los crímenes se han
hecho más selectivos.
Entre tanto, las comunidades indígenas vienen sufriendo
una oleada de asesinatos contra sus dirigentes a manos de
los diferentes grupos armados, incluyendo las fuerzas del
Estado. Desde el 2000 han sido asesinados más de 360
indígenas en diferentes partes del país. Además,
comunidades enteras son prisioneras en sus resguardos y
están en riesgo de desaparecer. Este confinamiento no
permite siquiera la entrada de medicinas y de alimentos a
esas comunidades. La neutralidad que los indígenas han
declarado ante el actual conflicto y la voluntad de
mantener sus propias formas de organización social ,
incomoda a los grupos armados, quienes tratan a través de
la violencia de quebrar la resistencia de esos pueblos..
Muchas comunidades indígenas se ubican en zonas
estratégicas para el tráfico de armas y de narcóticos, para
establecer cultivos de coca o de amapola o para establecer
gigantescas explotaciones de recursos naturales como la
madera, la pesca, o construír represas, carreteras,
puertos,etc y esto explica la campaña que ejercen los
grupos armados para desalojarlos de esos territorios.
El gobierno alega que se han dado ayudas y protección
efectiva a comunidades en riesgo de la Sierra Nevada de
Santa Marta, el Catatumbo, Chocó, Sur del Tolima, Arauca,
Cauca, pero las autoridades indígenas denuncian el
etnocidio que se está cometiendo contra sus gentes con la
complicidad del Estado. Recordemos que en Colombia hay
unos 780 mil indígenas repartidos en 6685 resguardos
ubicados en 458 municipios del país.
De otro lado, en el 2004 fueron desplazados por las
situaciones de guerra que se viven en la nación más de 205
mil personas, aunque el gobierno alega que la suma real
no pasa de 130 mil. Antioquia, Caquetá, Meta y Norte de
Santander han sido los departamentos con un mayor número de
víctimas de este atropello.
En el Sur del país el desplazamiento ha aumentado como
consecuencia de la aplicación del “Plan Patriota” puesto en
práctica por las Fuerzas Armadas Estatales. Las Zonas
fronterizas han sido las más afectadas por este doloroso
fenómeno . El 61% de los desplazados provienen de estas
regiones. Esto explica que más de 8500 personas hayan
solicitado refugio o asilo en países vecinos. Hay más de 60
mil refugiados colombianos en Ecuador, Venezuela y Panamá,
de los cuales solo un 15% han sido reconocidos como tales
por esos países y más del 40% se encuentran viviendo en la
miseria.
La libertad de prensa es otra víctima del actual
conflicto. En muchos departamentos ha desaparecido ante la
intimidación brutal de los grupos armados irregulares que
no toleran el ejercicio democrático del periodismo. En
Norte de Santander fue asesinado por paramilitares un
periodista radial y otros 16 están amenazados de muerte
si insisten en seguir adelantando su trabajo de
comunicación. La mayoría de los crímenes cometidos contra
periodistas en el país ha quedado en la impunidad a pesar
de las protestas y reclamos de las asociaciones
nacionales e internacionales de ese gremio al gobierno.
Y a toda esta situación se agrega la autocensura que
practican los grandes medios con sede en Bogotá ,
silenciando muchas informaciones que van en contra de los
intereses de los dueños del poder político o de los
grandes empresarios del país del conocimiento de la llamada
“opinión pública”. Los noticieros de televisión de los
canales privados son una buena muestra de esta
manipulación, presentando, por ejemplo, la información de
orden público de acuerdo a los datos y boletines que les
entregan los voceros del gobierno, sin molestarse en
contrastar, en verificar tales noticias con otras fuentes.
Palo bonito
Pese al recorte de libertades que se padece en muchas
regiones de la nación, la protesta social de los diferentes
sectores populares no ha desaparecido. Antes, bien, en el
año 2004 las manifestaciones de protesta aumentaron en
relación con el año 2003. Más de la mitad de esas protestas
fue motivada por el incumplimiento de pactos o acuerdos
hechos con las comunidades por parte de funcionarios del
gobierno, por reclamos a decisiones políticas del Estado
o exigiendo la vigencia de los derechos humanos.
Movilizaciones como la marcha de 60 mil indígenas caucanos
a la ciudad de Cali en el mes de septiembre reclamando la
protección real del Estado para su cultura, sus formas de
organización y sus comunidades son bastante dicientes de la
voluntad de resistencia que acompaña a un sector de nuestro
pueblo. Han abundado también las protestas contra la
reelección presidencial, contra la firma del tratado de
libre comercio con los Estados Unidos, por el cierre de
hospitales y de universidades públicas, las privatizaciones
de empresas estatales, la política petrolera, la reforma
pensional y un largo etcétera de muchas causas más que
golpean las condiciones de vida de la población.
La mayoría de las protestas se han centrado en las zonas
urbanas y aunque en muchas ocasiones los funcionarios del
gobierno nacional han intentado descalificarlas como fruto
de “la acción de unos cuantos elementos subversivos”,
representan la lucha de sectores representativos de
nuestra sociedad por construír una democracia real en el
país.
El sistemático asesinato de dirigentes populares , de
defensores de los derechos humanos en algunas regiones
como la Costa Atlántica o Norte de Santander se ha
convertido en una práctica protegida por la indolencia de
los funcionarios del Estado encargados teóricamente de
garantizar los derechos básicos a la ciudadanía. La
corrupción ha permeado, ha penetrado muchos sectores de
la administración pública que prefieren pactar sus propios
acuerdos de enriquecimiento y sobrevivencia personal con
los Señores de la guerra, antes que comprometerse en
acciones riesgosas en defensa de las libertades públicas.
Por ejemplo, no menos de 500 mil millones de pesos de
dineros del Estado, unos 200 millones de dólares, pasan
anualmente a poder de los grupos paramilitares a través
de falsos contratos de obras, de servicios de salud, etc.
Son las mismas transacciones y operativos que realizaban
los grupos guerrilleros cuando dominaban departamentos como
Arauca, Guaviare, Meta, Caquetá, Putumayo.
Todo esto remarca la necesidad de seguir luchando por la
construcción de redes de grupos y de organizaciones
sociales que en forma autónoma y transparente vayan
creando espacios democráticos en Colombia que faciliten
la participación de la ciudadanía en defensa de las
libertades y del patrimonio públicos.
* Cepalc, Revista Encuentro 105, Colombia.
https://www.alainet.org/es/active/7574?language=es
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