Estado panóptico
04/05/2004
- Opinión
Los panópticos son edificios construidos de tal forma que toda su
parte interior se pueda divisar desde un solo lugar, desde una
garita. Así se donominaba antes a las cárceles en Colombia.
Hablar sobre panópticos es importante en nuestro país, porque
históricamente allí han ido a parar los opositores y disidentes
que milagrosamente se han salvado de los asesinatos de la guerra
sucia.
Recordemos que en el Magdalena Medio, por ejemplo, ya en 1927 se
masacraba a los pioneros huelguistas del movimiento obrero que se
oponían a las condiciones de trabajo semiesclavistas de la empresa
petrolera Tropical Oil Company. Ni que hablar de los muertos
anónimos de la masacre de las bananeras de la United Fruit Company
en 1928.
Coincidencialmente las dos primeras masacres de trabajadores
colombianos en el siglo pasado están relacionadas con actividades
económicas extractivas de multinacionales estodounidenses. Hoy
sabemos de denuncias que comprometen a Coca Cola, Brithish
Petroleum, Oxy, Repsol y otras multinacionales con el
financiamiento y el agenciamiento del paramilitarismo en esta
república bananera. Es decir, la misma fórmula coercitiva imperial
de la década de los 20.
Raúl Eduardo Mahecha, Floro Piedrahita (el fotógrafo), Isaac
Gutiérrez y José López, entre otros hombres desconocidos hoy para
la mayoría de colombianos, dirigentes obreros y líderes de las
huelgas petroleras de 1924, 1926 y 1927 en Barrancabermeja, que
exigían 8 horas de trabajo, 8 de estudio y 8 de descanso, (lo que
ahora los voceros del régimen y del neoliberalismo llaman
privilegios), pasaron largos periodos en el gélido panóptico de
Tunja.
Así que lo de matar o poner en el cepo a los luchadores sociales
no es nuevo aquí, ha sido un constante mecanismo de represión y
castigo, que desafortunadamente el gobierno de Alvaro Uribe Vélez
(AUV) ha llevado a su máxima expresión.
Con la política de "Seguridad Democrática", AUV, en su
esquizofrenia, se ha dedicado sistemáticamente a violar los
principios de distinción y proporcionalidad, asumiendo que quienes
residen en regiones de guerra o desarrollan luchas
reivindicativas, son parte de la guerrilla, lo que ha
desencadenado las masivas, indiscriminadas y arbitrarias
detenciones y privaciones de la libertad.
Con las judicializaciones basadas en informes de inteligencia del
ejército o del Departamento Administrativo de Seguridad – DAS, se
violan los principios de legalidad y de debido proceso, pues se
extrapolan los tipos penales de rebelión, concierto para
delinquir, terrorismo, sedición o asonada a conductas no
delictivas o ejercicios profesionales normales, como por ejemplo
ser médico, dirigente de una organización campesina o defensor de
DDHH.
La Fiscalía, comprometida actualmente en casos de corrupción,
narcotráfico y paramilitarismo, no es imparcial e independiente,
es obvia la injerencia de las Fuerzas Armadas y del DAS en los
procesos, la injerencia del carcelero Presidente y del
desacreditado e indigno Fiscal General en las decisiones de
fiscales honestos. Además la permanencia de fiscalías en cuarteles
y brigadas, así como los cuadros persecutorios que ha armado la
fiscalía contra organizaciones sociales dicen mucho del grado de
envilecimiento y de ilegitimidad de la justicia colombiana.
Con tanto preso inocente el hacinamiento en las cárceles se ha
disparado, según las estadísticas del Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario correspondientes al mes de febrero del
2004, 63.523 personas permanecían privadas de la libertad, de las
cuales 27.146 eran sindicados, teniendo las cárceles y
penitenciarias tan solo capacidad para albergar 47.913 presos, es
decir que existe un hacinamiento del 32.58% en promedio, pues hay
casos como el de Medellín, donde hay 4.966 detenidos en una cárcel
con capacidad para 1.800 reclusos, es decir un hacinamiento del
180 %.
El Ministerio de Defensa ha presentado de manera alegre y pública,
como logro de la política de "Seguridad Democrática", la
detención de 125.778 personas, es decir 334 al día, equivalente a
14.3 personas detenidas cada hora. Este aparente logro de la
"democracia" deja serios interrogantes, pues el número de
sindicados actualmente en las cárceles, resulta ser inferior al
22% de las personas que el gobierno dice haber privado de la
libertad.
Esta terrible situación de injusticia que viven miles de detenidos
arbitrariamente y miles de perseguidos políticos en Colombia, la
vive Luz Perly Córdoba, una joven mujer araucana, madre soltera de
dos niños, Wilmer y Majail, una mujer campesina a la que la vida y
la tenacidad le ha alcanzado para estudiar dos carreras,
Administración Pública y Derecho, y que logró llegar ser la
presidente de la Asociación Campesina de Arauca, solo para
defender la vida y los los derechos del campesinado araucano.
Luz Perly Córdoba, quien recientemente fuera galardonada con el
"Premio Danés de Paz": "otorgado a una mujer que ha dedicado sus
esfuerzos para que la vida, bajo condiciones difíciles, pueda
florecer", resiste hacinada, detrás de las rejas de la "seguridad
democrática", con seis mujeres más en su celda y con otras 981
mujeres en la Reclusión de Mujeres "El Buen Pastor" de Bogotá..
En una carta enviada a sus compañeros y amigos de todo el mundo
Luz Perly dice: " desde mi lugar de reclusión les escribo estas
letras, ahora más que nunca convencida de nuestra justa causa, con
toda la fuerza posible para afrontar una de las pruebas más duras
que le puedan imponer a los luchadores del pueblo (…); sé que
estamos atravesando por una de la peores etapas de terror en
Colombia, pero estoy convencida que de nuestra templanza, unidad y
solidaridad depende nuestro triunfo".
Prensa Rural. www.prensarural.org
https://www.alainet.org/es/active/6070
Del mismo autor
- La violencia política y la administración distrital de Bogotá 06/09/2006
- Estado panóptico 04/05/2004
- Petróleo, guerra y paz 12/08/2003
- El revés de los Derechos Humanos 11/05/2003