Analistas- Muchos medios de comunicación reemplazan a partidos
16/02/2011
- Opinión
Los periodistas Amanda Dávila y Carlos Soria Galvarro analizan la cobertura mediática sobre el precio de los alimentos y el decreto (abrogado) de nivelación de costos de los hidrocarburos
Los entrevistados, en un diálogo realizado en Cambio, observan especialmente el perfil espectacularizante que algunos canales de televisión le dan a la información. Ligan esa actitud a intereses empresariales y políticos.
Los entrevistados, en un diálogo realizado en Cambio, observan especialmente el perfil espectacularizante que algunos canales de televisión le dan a la información. Ligan esa actitud a intereses empresariales y políticos.
“Esta falta de profesionalismo, esta tendencia al amarillismo está ahora condimentada, sobre todo en los medios televisivos, con una tentación muy fácil (...) a volver la información periodística en un espectáculo. Entonces, diariamente se busca una dosis de espectáculo”. (Carlos Soria Galvarro)
La cobertura de los medios de información masiva a los temas referidos a los precios de los alimentos y al decreto (abrogado) de nivelación de los valores de los combustibles fueron dos de los aspectos analizados por los periodistas Amanda Dávila y Carlos Soria Galvarro en un diálogo realizado en Cambio.
A último momento se excusó de participar Ramiro Echazú, secretario ejecutivo de la Confederación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia.
— ¿Qué opinan de la cobertura que los medios hicieron sobre los precios de los alimentos y de los combustibles?
— Amanda Dávila (AD). Yo ubicaría el comportamiento de los medios de comunicación privados no solamente desde esos dos fenómenos, el gasolinazo y el tema de los alimentos, sino desde mucho antes. Hay un comportamiento de muchos medios, sobre todo de las radioemisoras y de los canales (de televisión), totalmente desorientadores. Su trabajo es desorientador, creo que trabajan mucho con conjeturas, sin dar un contexto que ubique a la gente sobre lo que realmente está pasando; también hay una especie de un toque amarillista. Esta actitud se debe a que muchos medios están comprometidos con intereses políticos y económicos.
En Bolivia existen muchos medios cuya estructura accionaria está comprometida con negocios grandes como la banca, tierras y la agroindustria. Hay canales de televisión cuyos propietarios son dueños a la vez de fábricas de aceite, o están metidos en ingenios azucareros, la banca con la gran empresa terrateniente. Lógicamente esta estructura accionaria provoca una política informativa y editorial ligada a estos intereses y eso no se puede negar, obviamente no son todos. Hay otros medios que pertenecen a grandes familias, que han sido siempre dedicadas a medios de comunicación exclusivamente.
Por lo tanto, uno se pregunta qué es lo que puede pasar con estos medios que tienen este tipo de enfoque y política, con propósitos deliberados de descontextualizar las cosas, incluso a veces tomando un hecho real y verídico. Este hecho verídico y real no se lo ubica dentro de su verdadera dimensión y contexto. Ante la falta de su contexto, en su real dimensión, puede provocar problemas graves como ha ocurrido con el gasolinazo, una medida que por cierto fue apresurada y al parecer no muy bien consultada y que efectivamente iba a afectar los bolsillos de los más pobres y por la cual el Gobierno ha reconocido que ha sido un error. Aún más, el retroceso de esta medida provoca un mayor desconcierto.
— Carlos Soria Galvarro (CSG). Yo coincido totalmente con el análisis que hace Amanda, quizás enfatizando en algunos aspectos. Esta falta de profesionalismo, esta tendencia al amarillismo está ahora condimentado, sobre todo en los medios televisivos, con una tentación muy fácil a espectaculizarla, es decir, volver la información periodística en un espectáculo. Entonces, diariamente se busca una dosis de espectáculo para conmover a la gente y de alguna manera entretenerla o desorientarla, como dice Amanda. Entonces, el medio televisivo es el que más se presta a esa forma de encarar las cosas en el trabajo periodístico.
Por lo tanto, uno se pregunta qué es lo que puede pasar con estos medios que tienen este tipo de enfoque y política, con propósitos deliberados de descontextualizar las cosas, incluso a veces tomando un hecho real y verídico. Este hecho verídico y real no se lo ubica dentro de su verdadera dimensión y contexto. Ante la falta de su contexto, en su real dimensión, puede provocar problemas graves como ha ocurrido con el gasolinazo, una medida que por cierto fue apresurada y al parecer no muy bien consultada y que efectivamente iba a afectar los bolsillos de los más pobres y por la cual el Gobierno ha reconocido que ha sido un error. Aún más, el retroceso de esta medida provoca un mayor desconcierto.
— Carlos Soria Galvarro (CSG). Yo coincido totalmente con el análisis que hace Amanda, quizás enfatizando en algunos aspectos. Esta falta de profesionalismo, esta tendencia al amarillismo está ahora condimentado, sobre todo en los medios televisivos, con una tentación muy fácil a espectaculizarla, es decir, volver la información periodística en un espectáculo. Entonces, diariamente se busca una dosis de espectáculo para conmover a la gente y de alguna manera entretenerla o desorientarla, como dice Amanda. Entonces, el medio televisivo es el que más se presta a esa forma de encarar las cosas en el trabajo periodístico.
Obviamente, no es profesional, eso demuestra una mala calidad periodística. Yo alguna vez he mencionado que no me parece casual que algunos canales de televisión hayan contratado conductores de espectáculos para sus espacios informativos. Sin citar nombres, conocemos a algunos hombres de televisión que durante años han estado en programas de espectáculos, ahora están haciendo noticias. Yo (les) cuento una anécdota que la he vivido. Tampoco voy a dar nombres, pero puedo decir de qué canal se trata.
Era un bloqueo de caminos en la región donde vivo, Río Abajo, obligado por la tardanza en resolver el mal estado del camino. Estoy hablando del año pasado, en el período de Pablo Ramos. En mi cobertura periodística, transmitiendo en vivo y entrevistando a los dirigentes, llega un canal. El canal quiere espectáculo y como veía que el bloqueo era pasivo y los bloqueadores estaban sentados y muy tranquilos, el equipo de la red Unitel, por supuesto, (les dice) “por favor muévanse un poquito, porque si no van a pensar que están wacaboleando”. El canal le pide a la gente que actúe para tener la dosis del espectáculo que necesita.
Esto que les cuento me parece muy ejemplificador porque ¿en cuántas colas por el azúcar los canales han ido a agitar para tener su dosis de espectáculo?, y esto es deplorable y no es porque alguien me lo haya contado, yo lo he vivido.
Por otro lado, Amanda hace hincapié en los nexos de los muchos de los medios (privados) con el sector empresarial, que obviamente está empeñado en una política de oposición. Entonces todo vale, no es casual que se apelen a estos recursos amarillistas, espectacularizantes y poco profesionales desde el punto de vista periodístico cuando se trata de volcar todo hacia (lo) opositor, a hacer una línea de oposición. Entonces todo vale y de ese modo se ignoran y esconden las cosas, y por otra parte se exageran e hiperbolizan las cosas para crear un ambiente favorable a los opositores, que además no tienen propuestas diferentes y se oponen por oponerse.
También quisiera hacer hincapié en otro elemento que me parece clave: las oportunidades que las autoridades de Gobierno le dan a este trabajo. Hay autoridades que meten la pata y entran en contradicciones, ocultan la información, se contradicen entre sí, y claro, los periodistas y medios que están en esa onda aprovechan magníficamente, no se pierden una. Parece que en bandeja las autoridades de Gobierno les entregan ese tipo de elementos para que sean explotados en su contra. Por el contrario, hacen muy poco proceso informativo sobre elementos positivos que podrían obligar a (los periodistas) a recoger esos insumos. Yo me he sorprendido, cuando (la periodista) Carla Revollo me invitó en Cochabamba a opinar sobre este mismo tema y mientras esperaba la entrevista, escuché a dos entrevistados en el canal 7.
Esto que les cuento me parece muy ejemplificador porque ¿en cuántas colas por el azúcar los canales han ido a agitar para tener su dosis de espectáculo?, y esto es deplorable y no es porque alguien me lo haya contado, yo lo he vivido.
Por otro lado, Amanda hace hincapié en los nexos de los muchos de los medios (privados) con el sector empresarial, que obviamente está empeñado en una política de oposición. Entonces todo vale, no es casual que se apelen a estos recursos amarillistas, espectacularizantes y poco profesionales desde el punto de vista periodístico cuando se trata de volcar todo hacia (lo) opositor, a hacer una línea de oposición. Entonces todo vale y de ese modo se ignoran y esconden las cosas, y por otra parte se exageran e hiperbolizan las cosas para crear un ambiente favorable a los opositores, que además no tienen propuestas diferentes y se oponen por oponerse.
También quisiera hacer hincapié en otro elemento que me parece clave: las oportunidades que las autoridades de Gobierno le dan a este trabajo. Hay autoridades que meten la pata y entran en contradicciones, ocultan la información, se contradicen entre sí, y claro, los periodistas y medios que están en esa onda aprovechan magníficamente, no se pierden una. Parece que en bandeja las autoridades de Gobierno les entregan ese tipo de elementos para que sean explotados en su contra. Por el contrario, hacen muy poco proceso informativo sobre elementos positivos que podrían obligar a (los periodistas) a recoger esos insumos. Yo me he sorprendido, cuando (la periodista) Carla Revollo me invitó en Cochabamba a opinar sobre este mismo tema y mientras esperaba la entrevista, escuché a dos entrevistados en el canal 7.
No me acuerdo los nombres, pero era una autoridad de Emapa que ha explicado cantidad de cosas que están haciendo para apoyo a la producción, que obviamente se desconoce (...) En esas dos intervenciones (entrevistas en el canal 7) encontré un mundo de información que habitualmente los medios no tratan, porque probablemente están ocupados en otras cosas, empeñados en buscar el escándalo o hacer espectáculo, o porque las autoridades no preparan, no entregan en forma adecuada esa información para que un trabajo periodístico serio lo pueda aprovechar.
Entonces, Emapa se ha identificado con las colas de azúcar y resulta que había estado haciendo cantidad de cosas. Tendría que haber una política más agresiva, en el buen sentido, para que las fuentes gubernamentales otorguen información útil para encarar estos problemas y hagan lo posible para meter menos la pata y entregar argumentos, que son fácilmente explotados por esa superficialidad en el trabajo periodístico de buscar solamente lo espectacular y lo impactante.
— (AD). Coincido en que la mayor parte de los medios se ha convertido en colgandijos, o sea (los medios indican) “dijo, dijo y dijo”. Recogen la información y simplemente la publican sin investigar los datos, y evidentemente el Gobierno tiene que corregir y considerar la política de información estatal desde el punto de vista de los datos, abrir las fuentes, actualizar las páginas web de las entidades estatales. Estas cosas pueden ayudar como herramientas a los periodistas para que tengan acceso. Creo que hay una especie de énfasis más en la propaganda que en el contenido informativo.
Es así que hablando con Iván Canelas (portavoz presidencial), un compañero y periodista profesional, nos comentaba que al Presidente no le interesa estar en propaganda, le interesa que se informe bien. Pero los ministerios subrayan siempre la cosa propagandística antes que informativa; son más evistas que el propio Evo.
Otro tema que nos estamos olvidando es la tendencia de los medios a la confrontación. Ésa, por ejemplo, es una estrategia que sirve para intereses políticos. En lugar de adoptar la estrategia de información, del conocimiento, del esclarecer qué está pasando. Esta estrategia consiste en enfrentar dos posiciones contrarias y colocar simplemente la posición de un lado y la contraria al otro; unas veces es la oposición con su contrario el oficialismo, y al revés. Eso no conduce a nada, el periodista debería esforzarse para esclarecer qué es lo que está al medio de esas dos posiciones. En el medio de esas posiciones está la verdad. Creo que ésa es otra forma de trabajo de los medios que tienen un interés totalmente político.
— Algunos sectores (como la ANP) señalan que los medios sólo están haciendo su trabajo...
— (CSG). No es tan así, porque pretenden mostrarse como si no tuvieran intereses políticos. Pretenden mostrarse como imparciales, como que defienden la verdad y que hacen periodismo. Ahí esconden su verdadera filiación, su verdadero emplazamiento, diciendo –escuchen a Juan Javier (Zeballos, directivo de la Asociación Nacional de la Prensa)–: “Aquí no se hace nada (más) que informar la verdad”, y son incapaces de reconocer lo contrario. Yo veo que en el transcurso de este proceso ha habido momentos de mucha mayor confrontación alentada por los medios.
— (AD). Coincido en que la mayor parte de los medios se ha convertido en colgandijos, o sea (los medios indican) “dijo, dijo y dijo”. Recogen la información y simplemente la publican sin investigar los datos, y evidentemente el Gobierno tiene que corregir y considerar la política de información estatal desde el punto de vista de los datos, abrir las fuentes, actualizar las páginas web de las entidades estatales. Estas cosas pueden ayudar como herramientas a los periodistas para que tengan acceso. Creo que hay una especie de énfasis más en la propaganda que en el contenido informativo.
Es así que hablando con Iván Canelas (portavoz presidencial), un compañero y periodista profesional, nos comentaba que al Presidente no le interesa estar en propaganda, le interesa que se informe bien. Pero los ministerios subrayan siempre la cosa propagandística antes que informativa; son más evistas que el propio Evo.
Otro tema que nos estamos olvidando es la tendencia de los medios a la confrontación. Ésa, por ejemplo, es una estrategia que sirve para intereses políticos. En lugar de adoptar la estrategia de información, del conocimiento, del esclarecer qué está pasando. Esta estrategia consiste en enfrentar dos posiciones contrarias y colocar simplemente la posición de un lado y la contraria al otro; unas veces es la oposición con su contrario el oficialismo, y al revés. Eso no conduce a nada, el periodista debería esforzarse para esclarecer qué es lo que está al medio de esas dos posiciones. En el medio de esas posiciones está la verdad. Creo que ésa es otra forma de trabajo de los medios que tienen un interés totalmente político.
— Algunos sectores (como la ANP) señalan que los medios sólo están haciendo su trabajo...
— (CSG). No es tan así, porque pretenden mostrarse como si no tuvieran intereses políticos. Pretenden mostrarse como imparciales, como que defienden la verdad y que hacen periodismo. Ahí esconden su verdadera filiación, su verdadero emplazamiento, diciendo –escuchen a Juan Javier (Zeballos, directivo de la Asociación Nacional de la Prensa)–: “Aquí no se hace nada (más) que informar la verdad”, y son incapaces de reconocer lo contrario. Yo veo que en el transcurso de este proceso ha habido momentos de mucha mayor confrontación alentada por los medios.
En 2008 y 2009 hubo líos mucho más fuertes; en 2010 han entrado en una suerte cercana a la tregua, porque fueron derrotados en el campo político. Con las elecciones (de 2009) quedaron fuera de combate y además llegaron (los opositores) sin caudillos, sin propuestas, sin liderazgos, es decir, están en la lona. Es por eso también que hay que explicarse que algunos medios intentan, de alguna forma, reemplazar el rol de los partidos y los liderazgos políticos de los partidos. Los medios (están) haciendo ese papel. El año pasado se han moderado un poco, pero con estas cosas como el gasolinazo y la crisis de los alimentos han encontrado la posibilidad de volver a la contraofensiva.
(Con) un análisis cuantitativo de la forma cómo están tratando la información los medios televisivos y los periódicos a través de los titulares, la radio no tanto, se puede (ver) cómo han apoyado tremendamente la confrontación. Después de la derrota se han moderado un poco, pero ahora (los medios) se han convertido ya no en voceros, sino en actores de la política opositora y (se) encuentran en la posibilidad de una contraofensiva.
El tema de los alimentos es muy complicado, caeríamos en un error de decir que es un tema que lo han creado los medios. Es un tema real y efectivo que existe porque afecta a los sectores más pobres, que reemplazan otros alimentos con café y pan (...) eso es así.
— (AD). Es bueno redondear lo que tú has dicho. Eso es lo que está pasando ahora con los medios de comunicación. Es una arremetida como en 2008, pero esta vez desde los medios y los abarroteros, que son como los peones del Ejército que salen a las calles, como lo fue la Unión Juvenil Cruceñista. Es una batalla mediática apoyada por los abarroteros y es mucho más peligrosa que del 2008, porque en 2008 se pudo resolver con una operación militar, primero, y segundo (con) una acción política. En este caso, es una batalla mucho más sensible porque se basa en generar la desconfianza y el pánico de la opinión pública. La economía se basa en la confianza y la estabilidad económica.
— (CSG). He escuchado voces de algunas esferas gubernamentales que le atribuyen la crisis a los medios, cuando hay problemas de fondo muy graves, como el déficit en los rubros de producción agroindustrial y no tanto de los campesinos. Ese proceso no viene de ahora, si a esto sumamos la crisis alimentaria mundial que en gran medida está provocada por la especulación de las grandes corporaciones.
Entonces son temas serios que los medios de comunicación estamos obligados a dar explicaciones, a mostrar caminos, a apoyar soluciones; no aprovechar esto para sacudir y hacer sensacionalismo, crear pánico y ayudar a complicar los problemas. Si hiciéramos un periodismo responsable (investigación), tendríamos que explicar estos fenómenos y ayudar a que la gente encuentre salidas, soluciones y alertar al Gobierno para que no esté con las manos cruzadas, porque la burocracia tiene el defecto de no fijarse en lo que pasa fuera, con tal de tener asegurada su pega.
— Se habla del rol opositor de los medios que sustituyen a los partidos, ¿son los medios o sus propietarios?
— (CSG). Ésa es una vieja discusión, lo cierto es que, en última instancia, la línea editorial la determinan los propietarios. Pero eso de ‘última instancia’ hay que analizarlo bien, (porque) no se trata de que un medio ordene y la gente acate. Ahí está el profesionalismo de los trabajadores, de los periodistas que no pueden ser objeto de una descarada manipulación. En algunos casos esta opción de los propietarios se complementa con la falta de profesionalidad de los periodistas. Se dejan llevar en esa línea, por ejemplo como (cuando) se han movilizado con el tema de la Ley contra el Racismo. Además, es lo más fácil, es la línea del menor esfuerzo. Es más fácil ir a cubrir un tumulto, donde se pueden sacar unas buenas fotos y buenas tomas para televisión, y ya está.
(Con) un análisis cuantitativo de la forma cómo están tratando la información los medios televisivos y los periódicos a través de los titulares, la radio no tanto, se puede (ver) cómo han apoyado tremendamente la confrontación. Después de la derrota se han moderado un poco, pero ahora (los medios) se han convertido ya no en voceros, sino en actores de la política opositora y (se) encuentran en la posibilidad de una contraofensiva.
El tema de los alimentos es muy complicado, caeríamos en un error de decir que es un tema que lo han creado los medios. Es un tema real y efectivo que existe porque afecta a los sectores más pobres, que reemplazan otros alimentos con café y pan (...) eso es así.
— (AD). Es bueno redondear lo que tú has dicho. Eso es lo que está pasando ahora con los medios de comunicación. Es una arremetida como en 2008, pero esta vez desde los medios y los abarroteros, que son como los peones del Ejército que salen a las calles, como lo fue la Unión Juvenil Cruceñista. Es una batalla mediática apoyada por los abarroteros y es mucho más peligrosa que del 2008, porque en 2008 se pudo resolver con una operación militar, primero, y segundo (con) una acción política. En este caso, es una batalla mucho más sensible porque se basa en generar la desconfianza y el pánico de la opinión pública. La economía se basa en la confianza y la estabilidad económica.
— (CSG). He escuchado voces de algunas esferas gubernamentales que le atribuyen la crisis a los medios, cuando hay problemas de fondo muy graves, como el déficit en los rubros de producción agroindustrial y no tanto de los campesinos. Ese proceso no viene de ahora, si a esto sumamos la crisis alimentaria mundial que en gran medida está provocada por la especulación de las grandes corporaciones.
Entonces son temas serios que los medios de comunicación estamos obligados a dar explicaciones, a mostrar caminos, a apoyar soluciones; no aprovechar esto para sacudir y hacer sensacionalismo, crear pánico y ayudar a complicar los problemas. Si hiciéramos un periodismo responsable (investigación), tendríamos que explicar estos fenómenos y ayudar a que la gente encuentre salidas, soluciones y alertar al Gobierno para que no esté con las manos cruzadas, porque la burocracia tiene el defecto de no fijarse en lo que pasa fuera, con tal de tener asegurada su pega.
— Se habla del rol opositor de los medios que sustituyen a los partidos, ¿son los medios o sus propietarios?
— (CSG). Ésa es una vieja discusión, lo cierto es que, en última instancia, la línea editorial la determinan los propietarios. Pero eso de ‘última instancia’ hay que analizarlo bien, (porque) no se trata de que un medio ordene y la gente acate. Ahí está el profesionalismo de los trabajadores, de los periodistas que no pueden ser objeto de una descarada manipulación. En algunos casos esta opción de los propietarios se complementa con la falta de profesionalidad de los periodistas. Se dejan llevar en esa línea, por ejemplo como (cuando) se han movilizado con el tema de la Ley contra el Racismo. Además, es lo más fácil, es la línea del menor esfuerzo. Es más fácil ir a cubrir un tumulto, donde se pueden sacar unas buenas fotos y buenas tomas para televisión, y ya está.
Entonces esa ‘última instancia’ no es una cosa dada para siempre, sino es un espacio en disputa en el cual los periodistas tenemos la obligación, con nuestra calidad profesional, de evitar esos excesos que cometen los propietarios de los medios. (...) los propietarios no pueden prescindir del trabajo de los periodistas, sino se quedarían sin mano de obra. Es un campo en el cual hay que hacer mucho por recuperar la calidad del trabajo profesional de los periodistas, es un tema que se habla desde hace muchos años en el país, porque en esa misma medida se evitará o por lo menos se van y atenuar los esfuerzos de (quienes) estén en la línea de manipular a los periodistas. Es muy simple decir que los propietarios imponen la línea, eso no es cierto. En el terreno de la práctica de la producción de los mensajes, los periodistas podemos defender ciertos espacios, imponer criterios de calidad profesional de nuestro trabajo.
—¿No será que por asumir esa actitud, (los propietarios) echan a esos periodistas?
— (CSG). Hay que asumir ese riesgo, muchos periodistas lo han hecho.
— (AD). Lo que pasa es que (la mayoría de los gremios) están defendiendo la libertad de la expresión de lo más en abstracto. Cuando en realidad esta libertad de expresión debería defenderse dentro de los medios de comunicación. Por ejemplo, que los periodistas exijan la investigación y las condiciones de trabajo, que no tienen que ver solamente con las condiciones dignas de trabajo personal, sino con las condiciones de trabajo que permitan esclarecer la verdad para trabajar mejor y no ser sólo una correa de transmisión.
—¿No será que por asumir esa actitud, (los propietarios) echan a esos periodistas?
— (CSG). Hay que asumir ese riesgo, muchos periodistas lo han hecho.
— (AD). Lo que pasa es que (la mayoría de los gremios) están defendiendo la libertad de la expresión de lo más en abstracto. Cuando en realidad esta libertad de expresión debería defenderse dentro de los medios de comunicación. Por ejemplo, que los periodistas exijan la investigación y las condiciones de trabajo, que no tienen que ver solamente con las condiciones dignas de trabajo personal, sino con las condiciones de trabajo que permitan esclarecer la verdad para trabajar mejor y no ser sólo una correa de transmisión.
Eso también adoptan algunos medios más que por política, por una suerte de tacañería y de defender un mal producto. Otro tema es la falta de investigación que hemos visto o por intereses políticos o económicos, que no quieren invertir. En el (desaparecido matutino católico) Presencia se creó la primera Unidad de Investigación de Bolivia con mucho éxito, creado por (la extinta) Ana María Romero.
(Por otro lado), el video sobre ‘el Viejo’ (en el caso Rózsa), es una muestra de absoluta falta de profesionalismo, de caer en una trampa y meten a los periodistas que están interesados en difundir un anónimo. Porque el anónimo siempre tiene un propósito totalmente cobarde de provocar un daño (...) contra alguien, siempre hay un interés político, económico o de protección.
— Por lo que ustedes han descrito a los medios como actores políticos, ¿esto afectará o fortalecerá la democracia?
— (AD). Yo creo que los medios sí afectan a la democracia. También en algunos casos contribuyen a su profundización porque, por ejemplo, el control que deben ejercer a la gestión del Estado es una función absolutamente válida y precisa, por eso es necesario que haya unidades de investigación en los medios. Este control contribuye a profundizar la democracia; en toda sociedad humana, en todo grupo humano, en todo partido político hay corrupción, es un tema humano. La cosa es cómo responden los gobiernos, los grupos que gobiernan el país.
(Por otro lado), el video sobre ‘el Viejo’ (en el caso Rózsa), es una muestra de absoluta falta de profesionalismo, de caer en una trampa y meten a los periodistas que están interesados en difundir un anónimo. Porque el anónimo siempre tiene un propósito totalmente cobarde de provocar un daño (...) contra alguien, siempre hay un interés político, económico o de protección.
— Por lo que ustedes han descrito a los medios como actores políticos, ¿esto afectará o fortalecerá la democracia?
— (AD). Yo creo que los medios sí afectan a la democracia. También en algunos casos contribuyen a su profundización porque, por ejemplo, el control que deben ejercer a la gestión del Estado es una función absolutamente válida y precisa, por eso es necesario que haya unidades de investigación en los medios. Este control contribuye a profundizar la democracia; en toda sociedad humana, en todo grupo humano, en todo partido político hay corrupción, es un tema humano. La cosa es cómo responden los gobiernos, los grupos que gobiernan el país.
A mi modo de ver, han respondido bien, ahí tenemos a Santos Ramírez, una persona clave en el Gobierno (ahora encarcelado por un caso de presunta corrupción), o los casos de los ministros destituidos y procesados. En este momento, muchos medios desestabilizan la democracia, tienen intereses políticos y económicos grandes, y su papel no sólo es informativo, sino político y reemplazan, como dijo Carlos Soria, a los partidos políticos haciendo el rol de oposición. En ese contexto propongo el criterio y la necesidad de una ley de medios para regular la estructura accionaria de los medios.
— (CSG). Yo creo que por una parte hay que desarrollar, profundizar hasta el límite de sus potencialidades lo que llamamos la autorregulación. En esto ha habido un esfuerzo por crear el Tribunal de Ética Periodística y el que ha avanzado hasta cierto punto después de casi diez años de discusión. Y cuando se logra ese avance después de un consenso con las asociaciones de periodistas, la confederación de periodistas, asociación de carreras de comunicación, los empresarios de los medios impresos (agrupados en la ANP), se salen y crean su propio tribunal desechando todo el esfuerzo.
— (CSG). Yo creo que por una parte hay que desarrollar, profundizar hasta el límite de sus potencialidades lo que llamamos la autorregulación. En esto ha habido un esfuerzo por crear el Tribunal de Ética Periodística y el que ha avanzado hasta cierto punto después de casi diez años de discusión. Y cuando se logra ese avance después de un consenso con las asociaciones de periodistas, la confederación de periodistas, asociación de carreras de comunicación, los empresarios de los medios impresos (agrupados en la ANP), se salen y crean su propio tribunal desechando todo el esfuerzo.
Pese a todo, este conjunto puede avanzar mucho con los tribunales de ética de las asociaciones, y las federaciones tendrían que cumplir un rol mucho más activo. Es un campo muy grande para ejercitar la autorregulación, que es un postulado de la Constitución Política del Estado (...) Sobre la ley de medios, es un tema muy complejo que amerita mucho debate para los consensos.
- Diario Cambio.-
https://www.alainet.org/es/active/44426?language=es
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