Rechazar el "Estado de Emergencia"

29/05/2003
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De cumplirse aquel viejo refrán que dice "a confesión de parte, relevo de pruebas", en las circunstancias actuales el ministros Aurelio Loret de Mola debería renunciar "sin dudas ni murmuraciones". Y debería hacerlo porque él mismo ha dicho "soy el único responsable y asumo la responsabilidad directamente", a propósito de la reciente represión militar y policial y la muerte del estudiante Edy Jonhy Quilca en Puno. Todos saben y también el Presidente Toledo, que los ministros son los responsables políticos y sectoriales de los desaciertos del gobierno. Por eso, si Loret de Mola no renuncia por propia iniciativa, corresponde al Presidente pedirle su renuncia inmediata y a la oposición exigirla con toda claridad. ¿Qué está esperando Presidente Toledo? ¿Tienen que haber más muertos, cómo en el incendio del local del Banco de La Nación, para que Ud. se anime a formar otro gabinete y mejorar la distribución del ingreso? Obviamente, las preguntas no pueden ni deben reemplazar la organización y movilización y acción directa de la ciudadanía. Y, por cierto, resistir y protestar también compromete preservar la vida de todos y en particular de los manifestantes. En consecuencia, si bien es relevante develar como actúa la administración Toledo y con qué finalidad, también es importante reconocer qué aspectos de la oposición y la ciudadanía actúan a favor del toledismo en el gobierno. Por lo pronto, los trabajadores deberían reconocer que sus divisiones y disputas sólo favorecen a la administración Toledo. Por eso, honrando la memoria de Alberto Flores Galindo, quien decía que las diferencias también relacionan, los trabajadores deberían concertar una dirección y derrotero común. ¿Se acuerdan del Comando Unitario de Lucha que condujo el Paro Nacional del 19 de julio de 1977? De modo semejante, la oposición comprometida con el "acuerdo de gobernabilidad" debería reconocer que una "concertación" de cúpulas partidarias y personalidades, sin base social y sin resistir y oponerse a los desaciertos de la administración Toledo, está condenada al fracaso. Precisamente, evitar ese fracaso es honrar el legado de Gustavo Mohme Llona. En definitiva, una sociedad civil y clase política y democracia que no se defienden de las tendencias autoritarias que cobijan en su seno, finalmente terminan engendrando una dictadura. En el Perú la experiencia es reciente y el costo altísimo. Por eso es responsabilidad y tarea de todos rechazar el "estado de emergencia" y exigir el pleno ejercicio de los derechos civiles.
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