Ofrendas de muerte en el mes de la Madre Tierra

21/04/2010
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“Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo (Morales, presidente de Bolivia), el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.” Eduardo Galeano
 
Otra vez irrumpe en los medios el ímpetu del gobierno de Corea del Sur y la complacencia del gobierno de Panamá por contribuir al desastre ecológico que representa la minería a cielo abierto en el territorio de Panamá. Como si todo en esta vida fuera oro, plata, cobre y dinero, las autoridades de Corea del Sur y Panamá se frotan las manos ansiosos por hacer negocios.
 
Meses atrás, Roberto Henríquez, ministro de Comercio e Industrias, olvidando la letra de la canción que entonaba cuando era estudiante en los años 70, ( “…es que no ven, no ven… abran los ojos y miren, alrededor, este es el preludio a la destrucción ”), ha pasado a otorgar “luz verde” a Petaquilla Gold, uno de los tantos proyectos de minería a cielo abierto entronizados en el territorio nacional. Desde un inició, en su fase de exploración, Petaquilla Gold o Minera Panamá ha causado división entre las comunidades y dañado ecosistemas.
 
El presidente Martinelli ha declarado estar dispuesto -y le creemos- a cambiar la legislación minera para “facilitar las inversiones de Corea, EE.UU. y Canadá en Panamá, donde, dijo, existen ´grandes oportunidades´ para el desarrollo minero en los yacimientos de cobre que tiene el país” . "Nos decía el presidente de Corea del Sur (Lee Myung-Bak) que cambiemos la ley. Con mucho gusto la cambiamos, quiero que el Gobierno coreano, con inversionistas canadienses, estadounidenses y de la bolsa de valores inviertan" en una empresa minera aquí, señaló Martinelli durante su intervención en un foro de empresario…”
 
Que manía la de los “gobernantes don dinero”, de mente estrecha, corazón de piedra y amplias cuentas bancarias… siempre dispuestos a hacer negocios con todo lo que se les ponga por delante. Cegados por el brillo de los metales, son incapaces de imaginar o ver la amplitud de signos de vida contenida en ecosistemas y en comunidades.
 
Las políticas ecocidas -asesinas de ecosistemas- y genocidas -asesinas de gentes- impregnan la visión y la misión del actual sistema mercantil. La Madre Tierra , sus mares, sus ríos, su fauna, su suelo y las comunidades que los habitan, tan sólo constituyen potenciales recursos económicos en la mentalidad de estos estadistas de la destrucción.
 
El mundo, visto y tratado como un gran supermercado, las naciones pasan a ser emporios comerciales; sus poblaciones, empleados esclavizados y víctimas de mafiosas transacciones económicas. Más valen las ambiciones comerciales del derroche y el consumismo internacional que las más elementales y fundamentales necesidades de vida de naciones, comunidades y de la naturaleza.
 
Creemos en la fuerza de los aparentemente débiles y pequeños. En su capacidad transformadora; en su resistencia permanente frente a los agresivos y furiosos embates del sistema y los sistémicos por borrarle su cultura; creemos en la coherencia de vida; en el compromiso y en el decidido y profundo respeto por la gente y la naturaleza.
 
Fundados en estas creencias, rogamos al Dios de los empobrecidos, lejos del poder de los pedófilos y abusadores, presente en las comunidades del campo y la ciudad y en la Madre Tierra. Que llegue pronto el día en que sentemos en el banquillo de los acusados ante el tribunal del buen derecho y la justicia social, a tantos criminales y asesinos envestidos de gobernantes que están acabando con el planeta y su gente.
 
https://www.alainet.org/es/active/37568?language=en
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