Los acontecimientos y desastres provocados por el ser humano no son “naturales”, son el resultado de torpes y estúpidas políticas de los señores del poder y sus esclavos. No hay forma lógica ni racional que puedan justificar, a estas alturas, el daño a la Madre Tierra que causa la minería metálica. Minera Petaquilla y sus múltiples nombres, junto a sus cómplices en los distintos gobiernos, son enteramente responsables del daño irreversible que están causando en este país.

 

Sin rubor y sin vergüenza están destruyendo y arrebatando el futuro de las presentes y las nuevas generaciones. Ningún empresario, ningún administrador de gobierno tiene derecho de afirmar, mantener, promover, justificar o implementar políticas mineras que siembran la muerte y el agotamiento de recursos no renovables.

 

Las comunidades acosadas y desalojadas por la fuerza bruto o por la contaminación, también bruta, de las aguas y la destrucción de los bosques -y con ello flora y fauna- no son desarrollo ni progreso.

 

Las sanciones tardías y los montos irrisibles impuestos a Minera Petaquilla son muestra de la inconciencia ambiental que impera entre los amos del poder. Como bien se sabe en estas esferas solo palpita el amor al dinero y la ganancia fácil. Su bestial desconocimiento va paralelo a sus ansias de lucro. Que manía más insana y dañina reina entre las compañías mineras, sus empresarios, sus bien pagaos –que todo lo justifican- y entre las cómplices autoridades que administran el Estado.

 

¿Dónde está el cambio? ¿Cuándo le tocará al pueblo campesino e indígena, afectados directos por las políticas que promueven la INDUSTRIA DE LA MUERTE que representa la minería metálica? ¿Cuándo crearemos un clima de oportunidad y esperanza para los ecosistemas? ¿Algún día escucharemos la urgente y necesaria PROHIBICIÓN de todo tipo de explotación de minería metálica en Panamá?

 

- Héctor Endara Hill, Colectivo Panamá Profundo