Día de Monseñor Oscar Arnulfo Romero

22/03/2010
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En medio de escándalos de pedofilia y de todo tipo de abusos sexuales cometidos en varios países, por curas, monjas y obispos de la muy cristiana Iglesia Católica, este 24 de marzo de 2010, se conmemora los 30 años del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
 
Mientras Roma hace lo posible y lo imposible -incluida carta pastoral- para lavar cara a los abusadores, pedófilos y violadores; en El Salvador, por primera vez desde el asesinato cometido en 1980, las autoridades rinden merecidos honores al obispo mártir Oscar Arnulfo Romero.
 
Monseñor Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un escuadrón de la muerte de ultraderecha que actúo con el amparo de las autoridades de la época. Mauricio Funes, actual presidente de El Salvador, asistirá a los actos de conmemoración donde pedirá perdón a la nación y al mundo por este asesinato que recae sobre el Estado salvadoreño.
 
La publicación de una carta pastoral del papa de Roma -sobre los abusos sexuales- dejando intacta todas las estructuras incubadoras de los abusos y prácticamente eximiendo de culpa a los abusadores y violadores, al mantenerlos en sus mismos encumbrados puestos, es muestra de la gran corrupción que impera en el Vaticano.
 
"¿No es hora de que el mismo papa Benedicto XVI reconozca su cuota de responsabilidad, en vez de quejarse por una campaña sobre su persona? Ninguna otra persona en la Iglesia ha tenido que lidiar con tantos casos de abusos en su escritorio". "La honestidad exige que el mismo Joseph Ratzinger, el hombre que durante décadas ha sido el principal responsable del encubrimiento mundial, finalmente pronuncie su mea culpa".
 
Estos cuestionamientos formulados por el teólogo Hans Kung -otro de los teólogos perseguidos por la iglesia de arriba- constituyen un aldabonazo a la conciencia de las mayorías conformistas que abarrotan la Iglesia Católica. El adormecimiento y la tranquilidad que aprisiona a los católicos los hace cómplices de las injusticias sociales que prevalecen en la sociedad.
 
El silencio y la tolerancia ante los abusos sexuales cometidos por curas, hermanos, monjas y obispos coloca a la feligresía adormecida y conformista en el mismo bando de los abusadores. Como ya lo hemos denunciado antes, son demasiados los farsantes y pocos los profetas en esta Iglesia de Dios.
 
El decreto legislativo aprobado el 4 de marzo por el Parlamento salvadoreño declarando el 24 de marzo de todos los años como “Día de Monseñor Oscar Arnulfo Romero” representa un paso significativo para contribuir a resaltar los valores evangélicos y el compromiso cristiano que representa la obra, vida, muerte y resurección de Monseñor.
 
“Los pobres han marcado el verdadero caminar de la Iglesia. Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es la verdadera Iglesia de Jesucristo (Homilía 17 de febrero de 1980, VIII p. 233). Monseñor Romero en esta homilía nos revela el caminar de la Iglesia a la que él sirvió y por la que él murió. Aquí también se revela el misterio de su presencia y de su resurrección en la mente y en el corazón de tantos y tantos creyentes y no creyentes en El Salvador y en muchas partes del mundo.
 
Pobres funcionarios de mitra y báculo que obedecen a los poderes y al dinero olvidando el verdadero sentido y caminar de la Iglesia. Pobres funcionarios enquistados en el Vaticano responsables de abusos, violaciones y maltratos. Por su poder tendrán que rendir cuentas y sus actos criminales no podrán ser borrados con la publicación de infinitas cartas pastorales carentes de ética y coherencia de vida.
 
“Que no se queden tantos crímenes y atropellos impunes y que, aunque sean vestidos de militar, –de papas, obispos o curas, agrego yo- tienen obligación de rendir cuentas ante la justicia de lo que han hecho y sancionar debidamente si se trata de crímenes vulgares (Homilía 18 de febrero de 1979, VI p. 150). La impunidad con que se manejó el asesinato de Monseñor Romero se ha comenzado a romper en El Salvador; en el Vaticano, su “santidad” tira cortinas de humo y de impunidad sobre los criminales abusos sexuales que recaen bajo su responsabilidad.
 
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