El poder fáctico: a sesenta días de resistencia

17/09/2009
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Introducción
 
Después de la caída del muro de Berlín, Alemania, en 1989, cuando se marca el fin de la guerra fría, los golpes de estado son considerados una desviación histórica, ya que duran-te muchas décadas algunos sectores políticos y económicos poderosos los justificaron como una forma extrema de combatir “la amenaza del comunismo”. Sin embargo, los gol-pes de estado se siguieron promoviendo en países donde la ultra derecha encontró que los procesos democráticos no le eran de utilidad para mantener el poder político, espe-cialmente en países denominados subdesarrollados, o donde gobiernos y sectores pro-gresistas se están consolidando. Haití, seguramente es un muy buen ejemplo de este fenómeno. En 1991 se dio un golpe de Estado contra un nuevo gobierno, el de Jean Ber-trand Aristide, el cual era considerado como peligroso.1 En abril de 2002, se dio un se-gundo golpe de estado contra el gobierno de Venezuela. Ese golpe fue promovido por la ultraderecha aliada a los militares, empresarios y medios de comunicación y contó igual-mente con el patrocinio encubierto de los Estados Unidos de Norteamérica.
 
El golpe de Estado cívico-militar en Honduras, está en la misma línea de los anteriores. Se inventa un enemigo (en este caso el Presidente de Venezuela Hugo Chávez) y se pre-senta al legítimo Presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, como una pieza del aje-drez político internacional, que amenaza con la vigencia de la democracia en Honduras, al querer hacer una consulta ciudadana que consideran ilegal, según sus propios términos de lo que es o no es legal hacer en un país que consideran de su propiedad.
 
El golpe de Estado perpetrado por la clase económica y política de Honduras, con el apo-yo y el concurso del aparato militar el 28 de junio, revive así una experiencia que muchos consideraban que no volvería a repetirse, aunque si se analizan algunos acontecimientos recientes a nivel internacional, es posible pensar que este no es un caso aislado, ni ex-cepcional, sino que representa la contraofensiva ideológica y político militar de los grupos dominantes en la región de las Américas.
 
Como es conocido, la condena y el rechazo de los gobiernos y pueblos del mundo a este golpe cívico-militar, encabezado por Roberto Micheletti Bain, ha sido unánime. No obstan-te, en el momento que escribimos este artículo este gobierno golpista está cumpliendo 65 días de estar en el poder.
 
 
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