Miseria como negocio
26/01/2007
- Opinión
La disputa por una política salarial entre dos centrales sindicales del pueblo en oposición a una central aliada a la patronal (CTH) y algunos empresarios maquiladores, concluyó develando la posición gubernamental en contra de los pobres y a favor de los grandes empresarios liderados por el capital de los Williams, del PN.
La decisión fue pagar un salario diferido por diez años que violenta las normativas jurídicas y los convenios internacionales, entre ellos el CAFTA en su Capítulo 16. Los empresarios buscan ahorrarse 20 lempiras diarios por trabajador al hacer un diferido con los salarios actuales de la zona norte. Esta cantidad suena insignificante por unidad. No obstante, si se cumplen sus ofertas de llegar a tener una planilla de 72 mil trabajadores, se ahorrarían Dls 1,9 millones al mes.
Los empresarios van a acumular, de eso, poco más de USA $ 26 millones anuales, o sea, más de la cuarta parte del total que ofrecen invertir ($100 millones). En finanzas simples significa que los obreros podrían pagar, con el sudor de su frente la inversión que ofrecen los empresarios en los primeros 4 años que van a subsidiar a los empresarios. Es decir, en 10 años los trabajadores van a duplicar la inversión ofrecida.
Como esto no requiere de mucho esfuerzo mental, lo que están haciendo los empresarios es recuperar su inversión lo antes posible, para luego gozar de las fortunas por utilidades del mercado internacional, más las del sudor del humilde hondureño, deseoso de un ingreso, por bajo y esclavizante que sea. Situación a la que se llegó por permitir que las compañías madereras destruyeran sus recursos naturales décadas atrás. Ahora, vuelven a caer en otro error pero en la destrucción de su humanidad.
Estas negociaciones y disputas se pueden seguir dando en este y otros casos, donde los trabajadores llevan mucha desventaja porque no tienen los medios con que cuentan los empresarios dis que únicos inversionistas. Por ejemplo, tienen abogados, banqueros, medios de propaganda, dinero para el soborno, trafican con influencias políticas, y hasta reprimen mental y físicamente al oponente. Pero el recurso que más utilizan es ese 70 por ciento de población pobre, miserable y desorientada, ansiosa de salir de su calamidad. Una población que además de desempleada esta desorganizada y tiene muy pocos criterios y aliados para negociar su fuerza laboral.
Así las cosas, no es de sorprenderse que muchos sureños estén de acuerdo en el salario diferido, aún cuando la canasta básica no lo sea. De todas maneras, las empresas agroindustriales han venido explotándoles de manera diferida, incorporando familias enteras al trabajo, casi forzado, y sin que ni este ni anteriores Secretarios del Trabajo hagan algo por sus derechos económicos y humanos.
Seguramente la astucia empresarial no se queda en negociar con la miseria, va a extender el convenio por otra década, hasta quedarse con "la costumbre". Negociará más prebendas con el gobierno nacional y municipal, para que estos le condonen y dispensen todos sus deberes taxativos y en inversiones sociales, tal como ocurrió en el norte del país. Si esto en el Sur va a considerarse un programa empresarial para reducir la pobreza, habría que explicarle a la intelectualidad internacional que está equivocada cuando caracteriza la pobreza con variables vinculadas a las condiciones de vida humana y menos por recibir un raquítico salario.
Por qué en lugar de cuentos sobre "inversiones sociales" del empresariado, no son más concretos y consecuentes. Como la banca internacional ha hecho, perdonan la alta deuda interna que tiene el gobierno; mejoran los ingresos de sus trabajadores; mejoran el transporte para los barrios pobres; bajan las cuotas para estudiantes en sus centros de estudio; bajan los costos en sus clínicas privadas y los medicamentos; ayudan a rescatar las empresas de servicios del estado, dejan de robar energía, agua y teléfono y, venden a mejor precio los servicios energéticos.
La decisión fue pagar un salario diferido por diez años que violenta las normativas jurídicas y los convenios internacionales, entre ellos el CAFTA en su Capítulo 16. Los empresarios buscan ahorrarse 20 lempiras diarios por trabajador al hacer un diferido con los salarios actuales de la zona norte. Esta cantidad suena insignificante por unidad. No obstante, si se cumplen sus ofertas de llegar a tener una planilla de 72 mil trabajadores, se ahorrarían Dls 1,9 millones al mes.
Los empresarios van a acumular, de eso, poco más de USA $ 26 millones anuales, o sea, más de la cuarta parte del total que ofrecen invertir ($100 millones). En finanzas simples significa que los obreros podrían pagar, con el sudor de su frente la inversión que ofrecen los empresarios en los primeros 4 años que van a subsidiar a los empresarios. Es decir, en 10 años los trabajadores van a duplicar la inversión ofrecida.
Como esto no requiere de mucho esfuerzo mental, lo que están haciendo los empresarios es recuperar su inversión lo antes posible, para luego gozar de las fortunas por utilidades del mercado internacional, más las del sudor del humilde hondureño, deseoso de un ingreso, por bajo y esclavizante que sea. Situación a la que se llegó por permitir que las compañías madereras destruyeran sus recursos naturales décadas atrás. Ahora, vuelven a caer en otro error pero en la destrucción de su humanidad.
Estas negociaciones y disputas se pueden seguir dando en este y otros casos, donde los trabajadores llevan mucha desventaja porque no tienen los medios con que cuentan los empresarios dis que únicos inversionistas. Por ejemplo, tienen abogados, banqueros, medios de propaganda, dinero para el soborno, trafican con influencias políticas, y hasta reprimen mental y físicamente al oponente. Pero el recurso que más utilizan es ese 70 por ciento de población pobre, miserable y desorientada, ansiosa de salir de su calamidad. Una población que además de desempleada esta desorganizada y tiene muy pocos criterios y aliados para negociar su fuerza laboral.
Así las cosas, no es de sorprenderse que muchos sureños estén de acuerdo en el salario diferido, aún cuando la canasta básica no lo sea. De todas maneras, las empresas agroindustriales han venido explotándoles de manera diferida, incorporando familias enteras al trabajo, casi forzado, y sin que ni este ni anteriores Secretarios del Trabajo hagan algo por sus derechos económicos y humanos.
Seguramente la astucia empresarial no se queda en negociar con la miseria, va a extender el convenio por otra década, hasta quedarse con "la costumbre". Negociará más prebendas con el gobierno nacional y municipal, para que estos le condonen y dispensen todos sus deberes taxativos y en inversiones sociales, tal como ocurrió en el norte del país. Si esto en el Sur va a considerarse un programa empresarial para reducir la pobreza, habría que explicarle a la intelectualidad internacional que está equivocada cuando caracteriza la pobreza con variables vinculadas a las condiciones de vida humana y menos por recibir un raquítico salario.
Por qué en lugar de cuentos sobre "inversiones sociales" del empresariado, no son más concretos y consecuentes. Como la banca internacional ha hecho, perdonan la alta deuda interna que tiene el gobierno; mejoran los ingresos de sus trabajadores; mejoran el transporte para los barrios pobres; bajan las cuotas para estudiantes en sus centros de estudio; bajan los costos en sus clínicas privadas y los medicamentos; ayudan a rescatar las empresas de servicios del estado, dejan de robar energía, agua y teléfono y, venden a mejor precio los servicios energéticos.
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