Entre el cambio y la inercia

21/04/2008
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  • Opinión
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El domingo en la tarde y noche las calles del Paraguay se llenaron de sueños, de esperanza, de lágrimas de alegría. Los rostros que se curtían en la incertidumbre, horas antes de conocerse los primeros sondeos de boca de urna, reflejaron a partir de las 5 de la tarde una gran alegría, felicidad, tras 61 años de gobierno, de estar instalado en el poder el Partido Colorado de las torturas, desapariciones, muertes, corrupción e impunidad se venía abajo, era enviado a la llanura, de mano de unos de sus referentes políticos más soberbios, el Presidente Nicanor Duarte Frutos.

Luego de 61 años de hegemonía, la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado ha sido desplazado del gobierno del Paraguay, por el ex obispo Fernando Lugo, candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio, trayendo nuevos vientos en la política nacional, y con muchas interrogantes, algunas de las cuales irán teniendo respuesta en los siguientes meses de transición para el traspaso de gobierno.

La victoria del candidato de la oposición fue categórica, lo cual obligó a un rápido reconocimiento de la derrota del Partido Colorado, hecho que dentro de los análisis previos parecía imposible, pensando incluso en movilizaciones de las Fuerzas Públicas, y una negativa a entregar el gobierno.

Blanca Ovelar señaló que la derrota del partido colorado en estas elecciones no es fin del mismo, sino el inicio de una nueva etapa, donde les tocará jugar como oposición, con un congreso donde deberán realizar varios pactos, varias alianzas, de manera a seguir manteniendo su hegemonía política, dentro del aparato estatal.

La candidata del partido tuvo que asumir sola la derrota, en compañía de su compañero de formula Carlos María Santacruz y el presidente del Partido Colorado, Alberto Alderete, sin la presencia de su mentor político y presidente de la República, Nicanor Duarte, quien habló una hora después desde la residencia presidencial.

Lugo, ex obispo de la Iglesia Católica logró aglutinar no solo el voto de los opositores sino del propio partido colorado, llegando a sacar una diferencia de 10 puntos sobre la candidata oficialista; diferencia que ni el más optimista había pensado, más aún cuando algunos medios de comunicación llegaron incluso a señalar que solo habría una diferencia de 2,9 puntos porcentuales.

Los medios de comunicación de derecha se jugaron a márgenes muy reducidos como el mencionado, lo cual a primera hora llevó a señalar a voceros del partido colorado y la propia Blanca Ovelar que se estaría ante un empate técnico, lo cual dejaba margen a la posibilidad de fraude o revertir el resultado por mecanismos fraudulentos.

Pero ante este intento de algunos medios de comunicación, que daban diferencias mínimas, la presencia de observadores internacionales dio la garantía de la no realización de fraude electoral. Los Observadores de la OEA que tenía como principal referente a Emma Mejía, además de miembros de IFES, CAPEL, y por sobre todo de observadores de movimientos sociales, donde Claridad, y el rol de la iniciativa ciudadana de conteo Paralelo SAka, fueron las verdaderas garantías de transparencia, obligando a una Justicia Electoral a abrir las puertas y publicar minuto a minuto por medio de una pantalla gigante los datos de las distintas mesas de todo el país.

La movilización social, la presión internacional jugaron un importante papel, a lo cual se suma la fractura del partido colorado, con el no reconocimiento por parte de Luis Castiglioni de la candidata oficialista, la cual fue instada desde la propia embajada de los Estados Unidos.

Ahora queda esperar la repartición de fuerzas en el congreso nacional, donde el partido liberal ha sido uno de los claros ganadores, aumentando su presencia parlamentaria, pero donde también peligrosamente se ha instalado el partido del golpista Lino Oviedo, de quien tanto el Partido Colorado como la Alianza dependerán para tener mayoría y así poder garantizar la gobernabilidad o no, según que sector logre convencerlo.

Lugo deberá soportar a una dura oposición, como lo será el Partido Colorado, con dos miembros en el senado muy ágiles y peligrosos, como lo será Nicanor Duarte Frutos, y Juan Carlos Galaverna, el primero ex presidente y el segundo uno de los principales ideólogos de fraudes y negociaciones y con gran presencia política no solo en el congreso sino también en la Corte Suprema de Justicia.

Una vez pasada la alegría de la victoria y de volver cada uno/a a la realidad, se deberá a comenzar a planificar el nuevo gobierno, comenzando por el gabinete de ministros, donde algunos ministerios son claves para el desarrollo de políticas sociales, como el Ministerio de Salud, Educación, Hacienda, Obras Públicas, Agricultura y por último Relaciones Exteriores.

Algunos nombres comenzaron a surgir y algunas hipótesis sobre otros. Es así que ya desde la Alianza, en especial del Vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal, se menciona al ex ministro de hacienda de Nicanor Duarte, Dionisio Borda, a quien el sector social tienen mucho cuestionamiento, debido a la implementación de políticas neoliberales, como el reparto inequitativo de la carga fiscal, que principalmente se encuentra sobre los que menos tienen.

Los medios de prensa señalan la posibilidad del nombramiento de Mateo Balmelli, ex candidato del partido liberal a la Vice Presidencia, como posible Ministro de Relaciones Exteriores, el cual no ve con malos ojos al norte, con serias críticas al mercosur, que ve como riesgosa a Venezuela y Bolivia.

Sin lugar a dudas el Ministerio de Agricultura será uno de los puntos de tensión, pues desde la misma deberá llevarse a cabo una Reforma Agraria, donde los sectores Agro-exportadores van a presionar bastante para seguir con los beneficios con los cuales cuentan, además de defender los latifundios. Sin lugar a dudas el sueño de ver al partido colorado fuera del gobierno del país se ha cumplido, pero ahora comienza la etapa de soñar despiertos, para lo cual los sectores sociales, los movimientos campesinos, urbanos, sindicatos, Ong’s, movimientos de mujeres, y las organizaciones sociales de la región, deberán a más de apoyar al nuevo presidente, estar muy atentos y críticos como siempre, de la gestión de gobierno, en especial del principal aliado de esta victoria, que es el Partido Liberal.

Sobre todo los movimientos sociales deberemos tener en claro que la mejor forma de apoyar al nuevo gobierno, de caminar al lado de Fernando Lugo, es continuando con nuestras demandas, continuando con nuestras respectivas estrategias de luchas, de manera a marcar la ruta que este nuevo gobierno deberá seguir, y así ir cumpliendo los sueños y anhelos que todos y todas tenemos que es la construcción de un nuevo país dentro de un concierto internacional también nuevo.

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