Opiniones encontradas por informe del Banco Mundial

28/07/2013
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Poco antes de que el panel designado por el presidente del Banco Mundial, Jim Kim, para revisar el proyecto Doing Business entregue sus recomendaciones, aparecieron unos intercambios de puntos de vista discordantes en el Wall Street Journal, Foreing Policy y otros medios de comunicación que revelaban que una fuerte tensión del proyecto DB se ha cocinado dentro del propio Banco.
 
Todo hace parecer que las críticas extensamente expresadas en torno al informe Haciendo Negocios (Doing Business) se están tomando en serio, no sólo por los miembros del Grupo del Banco Mundial, sino también por los principales accionistas.
 
Enfatizando las críticas al informe Doing Business (DB) que hizo la sociedad civil en una reunión con los miembros del panel durante las reuniones de primavera, un columnista del Wall Street Journal dijo que el DB “parece ser atacado por intereses que, para ser cortés, no se benefician del escrutinio…”[1].
 
Aunque no oculta su alineamiento ideológico con el proyecto DB, el columnista repitió los mismos supuestos que los críticos ven como problema: “Si un país tiene altos impuestos, fuerte regulación laboral y ambiental y costos onerosos para la puesta en marcha de las empresas, será más difícil que los empresarios tengan éxito…”.
 
Fallas en la medición
 
En otro artículo de opinión publicado también en el Wall Street Journal, tuve la oportunidad de señalar que “los indicadores numéricos del DB… inspiran la creencia de que son una medida objetiva del clima de negocios en los países clasificados…”. Los defensores del proyecto DB confirmaron nuestra crítica cuando equipararonn el clima de negocios con los indicadores DB. Ni siquiera el Banco Mundial va tan lejos.
 
Cada año, el informe llega con una advertencia de que “no mide toda la gama de factores políticos e institucionales que afectan la calidad del ambiente de negocios en una economía” y, por otra parte, que dentro de su pequeño conjunto de indicadores “el enfoque es deliberadamente estrecho”[2].
 
El artículo explica que “las implicancias de esta letra pequeña son muy tangibles, sobre todo si ese pequeño grupo de indicadores es utilizado por los políticos para operar las reformas, sesgando así las prioridades. Por desgracia, no es la letra pequeña sino el ascenso o descenso numérico lo que es noticia, y es más probable que inspire a los políticos y los responsables de políticas”.
 
Prohibido revisar
 
En otro artículo publicado en Foreign Policy, los investigadores del Instituto CATO, Dalibor Rohac y Marian Tupy, no solo atacaron a los críticos de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), sino también al propio presidente del Banco Mundial al dar a entender que su interés en pedir una revisión independiente supuestamente proviene de un sesgo anti-mercado.
 
En apoyo a esta afirmación ellos citan los primeros escritos del Sr. Kim: “Aún cuando las medidas políticas neoliberales han conseguido estimular el crecimiento económico, los beneficios del crecimiento no han ido a los que viven en la pobreza extrema”, escrito en la introducción de una edición del 2000, titulado “Muriendo por el Crecimiento: desigualdad global y la salud de los pobres”. Entre otras cosas, el libro elogia el sistema de salud cubano, que, según Kim, “da prioridad a la equidad social”[3].
 
En el comunicado de prensa del Sr. Kim sobre los resultados de la revisión, se prejuzga el resultado de la discusión señalando que “estoy comprometido con el informe DB y la clasificación ha sido parte de su éxito”. Esta respuesta apresurada también decepcionó a organizaciones de la sociedad civil que habían enviado una carta a su oficina solicitando transparencia en el proceso para tomar decisiones sobre las recomendaciones del Panel, incluyendo que el informe se publicara antes de enviarlo a la Junta.
 
En otro artículo publicado en Foreign Policy, los investigadores del Instituto CATO, Dalibor Rohac y Marian Tupy, no solo atacaron a los críticos de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), sino también al propio presidente del Banco Mundial.
 
En respuesta a los investigadores del Instituto CATO en otro artículo aparecido en Foreign Policy, Christina Chang de CAFOD se refería a, entre otros, los indicadores fiscales en el DB: “En África, las altas tasas de impuestos no son un problema para los inversores. El gran problema, de hecho, ha sido recibir a inversores (especialmente extranjeros) que no pagan ningún impuesto en absoluto… Este tipo de enfoque deja a los gobiernos con pocos ingresos para invertir en los servicios esenciales tan necesarios para apoyar el desarrollo de las pequeñas empresas locales”.
 
Asimismo, añadió que el DB hace poco para resolver los tres principales obstáculos mencionados con más frecuencia por las pequeñas empresas: la corrupción, el acceso al crédito y los derechos de las comunidades tradicionales que necesitan protección para los medios de vida de los pobres y no facilitar la apropiación de tierras en lugar del sesgo del DB hacia la titulación formal y facilitación de la transferencia.
 
- Aldo Caliari es Abogado y economista, director del proyecto Rethinking Bretton Woods del Center of Concern de Washigton.
 


[1] O’Grady, Mary Anastasia 2013. A World Bank Success Under Attack, in Wall Street Journal, April 30.
[2] Caliari, Aldo 2013. A ‘Flawed’ Doing Business Report, in Wall Street Journal, May 15.
[3] Rohac, Daliboer and Marian L. Tupy 2013. It’s Not Business As Usual at the World Bank, in Foreign Policy, April 26.
https://www.alainet.org/en/node/78044
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