Los desafíos de la Asamblea Nacional Constituyente
- Opinión
El laberinto constitucional
El Estado pre-moderno del Ecuador hoy, según Rafael Quintero, ha tenido 19 Constituciones y unas cuantas “Convenciones” o “Congresos” constituyentes que no redactaron “cartas magnas” y fueron fallidos. En medio de una agitada y explosiva vida política, que dio cumplimiento a la forma en que nos vio el Libertador Simón Bolívar al llegar a Quito en Junio de 1822, el País se ha mantenido, sin embargo, como un Estado relativamente independiente, unitario, en medio de tensiones regionales, republicano, aunque ha república ha excluido un buen número de años a los indios, los negros y los pobres, democrático, con formas de democracia representativa y restringida que se han ido ampliando al calor de la lucha social, con un régimen de gobierno presidencial, no exento de dictadores y dictaduras, división de poderes y abuso de poderes; y, un progresivo reconocimiento de las garantías y derechos ciudadanos, arrancados en dos siglos de confrontación, unas veces armada y otras pacífica. Todo ello, claro está, dentro de la tradición hispánica de que las leyes se acatan pero no se cumplen.[1]
De
Sobre la génesis de lo que hoy es el Ecuador habría que recordar que, en una fecha tan temprana como 1812,
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación son un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse”[3]
Luego adviene la fragmentación: “El Ecuador se constituye como entidad política autónoma el 13 de mayo de 1830, cuando
Desde el punto de vista jurídico, el nuevo País, será llamado Ecuador, por
He comenzado mi exposición con este recuento de la historia para que nadie se extrañe de la constante tensión, que se prolonga hasta nuestros días, entre
El poder constituyente y
Luego de
En éstas circunstancias, vale la pena hacer algunas reflexiones sobre el origen del poder constituyente,
Los regímenes políticos actuales proclaman el principio democrático de que es el pueblo el titular del poder constituyente. En la historia constitucional del Ecuador se advierte que las doctrinas sobre el origen del poder constituyente han fluctuado entre las teocráticas providenciales, las que atribuyen ese poder a la “nación” ( Ver las Constituciones de 1851,1884,1897 y 1906) y las que señalan, expresamente, que son adoptadas por el pueblo y/o que la soberanía radica en el pueblo.[8] Fruto del ejercicio de ese poder constituyente originario son las Constituciones, sentencia Julio César Trujillo.
Los procesos constituyentes en la historia
En historiador Enrique Ayala señala que las asambleas constituyentes “no han sido motor de transformaciones. Al revés, han venido luego de procesos de cambio social y político, y los han consolidado en el ámbito jurídico. Al país lo cambian los grandes procesos de movilización social, de los que el pueblo es protagonista. Las instancias jurídicas vienen después. Así ha sucedido, por ejemplo, luego de la revolución que comenzó en 1895 y culminó once años más tarde con
Una lección necesaria que no debemos olvidar
Para mayor asombro,
“La convocatoria apresurada de
Aguirre concluye:
“Entramos precipitadamente en un régimen legal sin haber realizado ninguna reforma fundamental de carácter económico ni mucho menos haber quebrantado las fuerzas contrarrevolucionarias, que se mantuvieron intactas y prestas al asalto”[9]
Mientras los mejores cuadros de la izquierda y el movimiento popular agotan sus talentos en el debate de
¿La reforma política es una coartada?
En tiempos más recientes el ahora superministro Fernando Bustamante constaba que: “La reforma política en el Ecuador es un tópico o lugar del discurso que recorre la historia nacional con la persistencia de una obsesión”. Agregando: “Todo gobierno que se precie de tal, todo actor mínimamente pretencioso, ha debido poner sobre el tapete una nueva constitución, unas reformas a la carta fundamental…” Precisando: “La reforma política ilumina el espacio político (tomado en el sentido literal de espacio de representación) y concentra la atención en una actividad que no es más que coartada y trompe l’oeil de una acción decisiva que se desarrolla en las sombras de no iluminada por los reflectores”. sic. Y concluye: “El espacio agazapado, en cambio, es el de la imperturbable continuidad de las formas de reproducción del modus operandi de la sociedad ecuatoriana”.[10] ¿ Qué o quién nos garantiza que hoy estemos ante un proceso diferente?
La victoria electoral de Rafael Correa y
En
“El pueblo ecuatoriano está compuesto de fuerzas sociales vivas, de pueblos indios y afroecuatorianos, de montubios y proletarios urbanos, de desocupados y trabajadores ocasionales, de intelectuales, empleados, maestros, estudiantes, de los movimientos de mujeres, ecologistas”. Son éstas fuerzas la columna vertebral de un genuino proceso de cambio.
El enemigo político que debemos derrotar está plenamente identificado es “un Estado pre-modernizado, que funciona sobre la base de un sistema de privilegios, prebendas, corrupciones, clientelismos, nepotismos muy resistente en tanto se sustenta sobre pactos con una diversidad de actores (oligarquías, burócratas, gremios, etc.) que se benefician de su acceso a éste, pero que al mismo tiempo es excluyente de la mayoría de la población.”[13]
Al rescate de la soberanía nacional
Pero ese enemigo es parte de una estructura de dominación global que nos ha sumido en el neoliberalismo y el neocolonialismo, por ello, “Urge la construcción de la soberanía del pueblo sobre todos los órdenes de la vida nacional y que requiere de la soberanía plena del Ecuador sobre su patrimonio, declarándolo inmune e inembargable, inalienable e irreductible con la estricta prohibición de bases o tropas extranjeras; de la soberanía plena del Ecuador sobre sus recursos naturales, servicios fundamentales y áreas estratégicas; de la reversión de las privatizaciones y del corporativismo privatizador; de la soberanía plena del Estado sobre la conducción de la economía, manteniendo total independencia frente a los organismos financieros internacionales, los conglomerados transnacionales y las presiones geopolíticas norteamericanas”
“Pero tal aspiración quedará en letra muerta si no se enfrenta de manera decidida la deuda externa-interna, cuyo pago condena a nuestros países a la agonía perpetua. Mientras más pagamos más endeudados quedamos: tal es la tragedia de nuestras patrias.”
“El desarrollo del país requiere de la reactivación de la producción agrícola y pecuaria a partir de una auténtica reforma agraria que, entre otras metas, integre los minifundios en unidades productivas técnicamente recomendables, distribuya las tierras no cultivadas o de urgente necesidad social, desprivatice el agua para el regadío y se constituya en soporte de la reconstrucción de la industria y de la manufactura y de la promoción de la grande, mediana y pequeña producción manufacturera, en especial aquella comunitaria y autogestionaria.”
"Torcerle el cuello" a la banca y el capital financiero que sacrifica el país al consumo suntuario por la vía de las importaciones y que expresa los intereses antinacionales de esa burguesía de distribuidores que ha perdido toda sangre ecuatoriana, es el único camino para construir el Ecuador de los productores y de los trabajadores.”
Estas transformaciones deben hacerse en el contexto de de “una integración sudamericana, latinoamericana y caribeña de nuevo tipo, fundada en la complementación, la cooperación y la solidaridad, antes que en criterios puramente crematísticos”.[14]
Hay claridad en por qué cambiar pero también debemos disponer de la lucidez suficiente para establecer con precisión qué cambiar, sin fomentar falsas ilusiones, “es un error crear una expectativa exagerada sobre el resultado de
La urgencia de la reforma política
El razonamiento anterior no implica que desaprovechemos la oportunidad de invertir todos los talentos y las fuerzas sociales movilizadas de
En la conciencia mayoritaria del pueblo parece estar presente la urgencia de una reforma política que transforme el actual sistema electoral en base de la elección por méritos de una Corte Electoral que transparente los procesos, que ponga topes al gasto y que supere la era de los tribunales cautivos que hacen de juez y parte. .Ojala la nueva constitución y la ley de elecciones proscriban las prácticas denigrantes de los que compran votos a punta de dádivas. Una democracia participativa sólo será posible con partidos políticos, ideológicos y programáticos, que practiquen la democracia interna, la alternabilidad, las elecciones primarias en la designación de candidatos. Caso contrario
Urge además perfeccionar los métodos de control, veeduría y revocatoria del mandato a los dignatarios electos por votación popular a fin de superar el mito de la representatividad. La relación entre el Ejecutivo y el Legislativo parece estar diseñada para un juego perverso de zancadillas cuyas víctimas inevitables son las mayorías postergadas de
¿Qué se puede hacer para superar la corrupción y el sicariato judicial que ha establecido su reino detrás de la independencia de poderes? ¿Es que al paso que vamos, la única víctima del mayor atraco bancario de la historia republicana - perpetrado en 1999 - será Wilma Salgado por haber intentado un baño de verdad y de justicia contra los banqueros corruptos y los grandes deudores vinculados? ¿Será necesario instituir, como lo quiso
¿Dónde estaban los organismos de control cuando se perpetró el mayor atraco bancario y financiero de la historia republicana? ¿Podemos seguir adelante con una Contraloría que semeja una momia milenaria que no ve, no oye ni siente como se pasea la corrupción sobre el rostro de
¿Qué podemos y debemos hacer con los aparatos armados que parecen confabularse para intensificar la inseguridad interna y complotar contra la soberanía nacional?
¿Qué debemos hacer con el Estado bicentralista que excluye de su lógica de funcionamiento a las otras regiones y provincias?
¿Es o no posible construir un genuino Estado de derecho en el que las ciudadanas y los ciudadanos puedan vivir con dignidad y seguridad?.
La democracia participativa y el socialismo del siglo XXI
Por desgracia, hay demasiados síntomas que demuestran que la democracia formal burguesa se ha vuelto estéril e incapaz de resolver las apremiantes necesidades de las masas. Por ello, en todas las provincias se multiplican las voces de seres humanos luchan por la democracia participativa, entendida como el derecho de los ciudadanos a decidir sobre los principales asuntos de la nación de modo permanente. El desarrollo de la ciencia y la tecnología, por primera vez en la historia, hace posible el ejercicio de esta democracia participativa. Esta nueva democracia, cuyos contornos definitivos deben asimilar las prácticas democráticas reales de los pueblos en su vida cotidiana, debe, adicionalmente, alimentarse de una ética de vida, cuyo
Primer principio debe ser luchar porque los que no pueden vivir puedan hacerlo con dignidad.
Segundo, establecer que la posibilidad de la vida debe incluir la necesidad de la libertad. Tercero, señalar que lo que es válido y verdadero debe ser factible y posible.
Cuarto, poner en evidencia de que estamos saliendo del túnel de la explotación por el desarrollo de la conciencia crítica de los explotados y marginados.
Quinto, advertir que la comunidad de las víctimas se reúnen y deciden cambiar su propia historia.
Sexto, que es deber de los seres humanos pasar del diagnóstico de los problemas actuales al diseño de utopías y finalmente, el deber y principio prometeíco de luchar por esa transformación posible.
La ética de vida que plantea el socialismo del siglo XXI se resume entonces en la consigna de que vivan los que no podían vivir y participen los que no podían participar.[17]
La urgencia de diseñar un nuevo modelo de desarrollo económico
En
“En la esfera de la política económica, los vectores de un modelo nacionalista serían del tenor siguiente:
a) conversión de un redefinido y depurado Estado en eje y protagonista del desenvolvimiento nacional,
b) recuperación y administración estatal de los recursos naturales, energéticos y acuíferos,
c) renegociación/moratoria de la deuda externa/interna,
d) reasunción de la función reguladora del sistema financiero,
e) retorno al proteccionismo en materia de comercio exterior,
f) reforma agraria para resolver tanto el problema de concentración de los recursos territoriales (tierra y agua) como el problema del minifundio, amén de lograr un eslabonamiento orgánico entre agricultura e industria y artesanía;
g) derogatoria de las leyes de desprotección laboral tanto para revalorizar al trabajo como para sustentar la demanda interna,
h) conceptualización de la salud, la educación y la cultura como derechos connaturales a los seres humanos y no como mercancías,
i) desterrar de la educación/instrucción nacional en todos sus niveles las nociones alienantes del exitismo y la competencia,
j) impulso a la investigación científica básica.”[18]
Hay pues espacio para un largo, tenso y apasionado debate. Con estas ideas, armadas en buena parte como un juego de voces amigas, no hemos hecho otra cosa que contribuir a que el mismo se inicie con la convicción de que todas y todos apuntamos a que vuelva
Quito, 10 de marzo del 2007.
- Manuel Salgado Tamayo
Profesor de
Notas:
[1] Ideas construidas sobre un texto de Juan Larrea Holguín, Derecho Constitucional, Corporación de Estudios y Publicaciones, , Sexta versión, Quito, 2.000, Volumen 1, p. 30.
[2] Joaquín Santana Castillo, Utopía y experiencia de la idea americana,
[3] Simón Bolívar, Obras Completas, Caracas, Librería Piñango(s.f.) tomo 1, p.p. 169-172
[4] Enrique Ayala Mora, Lucha política y origen de los partidos en el Ecuador, p. 51
[5] Manuel Benjamín Carrión, El cuento de
[6] Ver Diario “El Comercio” de Quito, viernes 9 de marzo del 2007, primera página.
[8] Julio César Trujillo, Teoría del Estado en el Ecuador, Corporación Editora Nacional, p. 68.
[9] Manuel Agustín Aguirre, Marx ante América Latina, pp. 105-111
[10] Fernando Bustamente,
[11] Primera vuelta, 15 de octubre, segunda vuelta, 26 de noviembre del 2006.
[12] Rafael Quintero López, artículo “El significado de
[13] Rafael Quintero, artículo citado.
[14] Alejandro Moreano, et. al. Carta a la sociedad ecuatoriana.
[15] Hugo Moldys, Crónica del proceso constituyente boliviano, Revista Contexto Latinoamericano, No.1, Sep.Dic. 2006, Ediciones Oceansur, p. 22.
[16] Luis Galarza Izquierdo, Documento de Ciencia Política y Derecho Constitucional, 2005, p. 8.
[17] Enrique Dussel, El reto actual de la ética, detener el proceso destructivo de la vida, Op. Cit. P.p. 199-203.
[18] René Baéz Tobar, Memorando a
[19] Hermann Heller, Teoría del Estado, p. 268.
Del mismo autor
- Hugo Chávez y América Latina 09/03/2014
- Golpe de Estado mediático en Ecuador? 05/07/2011
- La Ciencia Económica frente al des-orden mundial 27/06/2011
- Es la hora de pagar una deuda histórica 17/02/2010
- Quito, capital política de América Latina 09/08/2009
- La nueva Constitución Política: Síntesis y reflexiones 04/09/2008
- El caso de Wilma Salgado: una bola de fuego para la Constituyente 13/01/2008
- El laberinto de las relaciones Ecuador – Colombia 10/04/2007
- Los desafíos de la Asamblea Nacional Constituyente 11/03/2007
- Sobre la Patria ecuatoriana 15/09/2003