João Pedro Stedile: El significado y las perspectivas de las movilizaciones callejeras

24/06/2013
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Entrevista con João Pedro Stedile, dirigente del MST
 
Brasil de Fato:   ¿Cómo analiza usted las recientes manifestaciones sacudieron a Brasil en las últimas semanas? ¿Cuál es la base económica para que ellas acontezcan?
 
Joao Pedro Stedile (JPS): Hay muchas evaluaciones de porque están ocurriendo estas manifestaciones. Me sumo al análisis de la profesora Erminia Maricato, que es nuestra mayor especialista en temas urbanos y ya actuó en el Ministerio de las ciudades durante la gestión de Olivio Dutra. Ella defiende la tesis de que hay una crisis urbana instalada en las ciudades brasileras provocada por esta etapa del capitalismo financiero. Hubo una enorme especulación inmobiliaria que elevó los precios de los alquileres y de los terrenos 150% en los últimos 3 años. El capital financió sin ningún control gubernamental la venta de automóviles para enviar el dinero al exterior y transformó nuestro tránsito en un caos. Y en los últimos 10 años no hubo inversión en transporte público. El programa habitacional mi casa, mi vida, empujó a los pobres hacia las periferias, sin condiciones de infraestructura. Todo eso generó una crisis estructural en la que las personas están viviendo en un infierno en las grandes ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el tránsito, cuando podrían estar con la familia, estudiando o teniendo actividades culturales. Sumado a eso, la pésima calidad de los servicios públicos, en especial en la salud e igualmente en la educación, desde la escuela primaria, educación media, en la que los estudiantes salen sin saber hacer una redacción. Y la educación superior se convirtió en tiendas de venta de diplomas a crédito, donde está el 70% de los estudiantes universitarios.
 
Brasil de Fato: ¿Y desde el punto de vista político, por qué paso?
 
 JPS: Los quince años de neoliberalismo sumado a los últimos diez años de gobierno de conciliación de clases transformó a la política en rehén de los intereses del capital. Los partidos quedaron viejos en sus prácticas y se transformaron en meras siglas que aglutinan, en su mayoría, oportunistas para ascender a cargos públicos o disputar recursos públicos para sus intereses. Toda la juventud nacida después de los gobiernos de derecha, no tuvo oportunidad de participar en política. Hoy, para disputar cualquier cargo, por ejemplo, de vereador (1) el sujeto necesita tener más de un millón de reales, de diputado cuesta alrededor de diez millones. Los capitalistas pagan y después los políticos obedecen. La juventud está harta de esa forma de hacer política burguesa y mercantil. Pero lo más grave fue que los partidos de la izquierda institucional, todos ellos, se amoldaron a esos métodos. Y por lo tanto generó en la juventud una repulsión a la forma de actuar de los partidos. La juventud no es apolítica, al contrario, tanto lo es que llevó la política a las calles, aun sin tener consciencia de su significado. Pero está diciendo que no aguanta más ver por televisión esas prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas, basadas en la mentira y en la manipulación.
 
 Brasil de Fato:   ¿Y por qué las manifestaciones explotaron solo ahora?
 
 
 
JPS: Probablemente haya sido más producto de la suma de diversos factores de carácter de la psicología de las masas, que de alguna decisión política planificada. Se sumó todo el clima que comenté, además de las denuncias de sobrefacturación de las obras de los estadios, que es una provocación al pueblo. Vean algunos casos: la red Globo recibió del gobierno del estado de Rio y de la Intendencia, 20 millones de reales de dinero público, para organizar el showsito de apenas dos horas del sorteo de los partidos de la copa de las confederaciones. El estadio de Brasilia costó 1400 millones ¡y no hay buses  en la ciudad! Es la dictadura explicita que la FIFA impuso y todos los gobiernos se sometieron. La reinauguración del Maracaná fue una bofetada para el pueblo brasilero. Las fotos eran claras, ¡en el mayor templo del fútbol mundial no había ningún negro o mestizo! Y ahí,  con el aumento de las tarifas del transporte colectivo, fue la gota que rebalsó el vaso. Fue apenas la chispa para encender el sentimiento generalizado de revuelta, de indignación. En buena hora la juventud se puso de pie.
 
Brasil de Fato: ¿Por qué la clase trabajadora aún no sale a las calles?
 
JPS: Es verdad, la clase trabajadora todavía no está en las calles. Quienes están en la calle son los hijos de la clase media, de la clase media baja y también algunos jóvenes de lo que Andre Singer llamaría sub-proletariado, que estudian y trabajan en los sectores de servicios, que mejoraron las condiciones de consumo, pero quieren ser escuchados.
 
La reducción de la tarifa interesaba mucho a todo el pueblo y ese fue el acierto del movimiento “passe livre”, supo convocar movilizaciones en nombre de los intereses del pueblo. Y el pueblo apoyó las manifestaciones y esto se expresa en los índices de popularidad de los jóvenes, sobre todo cuando fueron reprimidos.
 
La clase trabajadora tarda en movilizarse, pero cuando se mueve, afecta directamente al capital. Cosa que todavía no comienza a pasar. Creo que las organizaciones que hacen de mediadoras con la clase trabajadora aún no han comprendido el momento y están un poco tímidas. Pero la clase, como clase, creo que está dispuesta también a luchar. Vea, que el número de huelgas por mejoras salariales ya recuperó los índices promedio de la década del 80. Creo que es apenas una cuestión de tiempo, y si las mediaciones aciertan en las consignas que pueden motivar a la clase a movilizarse.
 
En los últimos días, ya se percibe que en algunas ciudades menores y en las periferias de las grandes ciudades ya comenzaron a haber manifestaciones con banderas de reivindicaciones bien localizadas. Y eso es muy importante.
 
Brasil de Fato: Y ustedes, los del MST y los campesinos tampoco se movilizan todavía…
 
JPS: Es verdad. En las capitales donde tenemos asentamientos y agricultores familiares más cerca ya estamos participando. E inclusive soy testigo de que fuimos muy bien recibidos con nuestra bandera roja y con nuestra reivindicación de reforma agraria y alimentos saludables y baratos para todo el pueblo. Creo que en las próximas semanas podrá haber una adhesión mayor, inclusive realizando manifestaciones de los campesinos en las carreteras  y municipios del interior. Dentro de nuestra militancia esta todo el mundo loco para entrar en la pelea y movilizarse. Espero que también se muevan rápidamente…
 
Brasil de Fato:     ¿Cuál es, en su opinión, el origen de la violencia que hubo en algunas manifestaciones?
 
JPS: Primero vamos a relativizar, la burguesía,  a través de sus televisoras,  ha usado la táctica de asustar al pueblo colocando solo la propaganda de los alborotadores y rompelotodo. Son minoritarios e insignificantes frente a las miles de personas que se movilizaron. A la derecha le interesa colocar en el imaginario de la población que esto es solo desorden, y al final si hay caos, culpar al gobierno y exigir la presencia de las fuerzas armadas. Espero que el gobierno no cometa esa bestialidad de llamar a la guardia nacional y a las fuerzas armadas para reprimir a las manifestaciones. ¡Es todo lo que la derecha sueña!
 
Quien está provocando las escenas de violencia es la forma de intervención de la Policía Militar. Son grupos derechistas organizados con orientaciones de hacer provocaciones y saqueos. En San Pablo actuaron grupos fascistas. En Río de Janeiro actuaron las milicias organizadas que protegen sus políticos conservadores. Es claro, hay también un sustrato de lumpen que aparece en cualquier movilización popular, sea en los estadios, carnaval, hasta en las fiestas de la iglesia, intentando sacar sus provechos.
 
Brasil de Fato: ¿Hay entonces una lucha de clases en las calles o es solo la juventud manifestando su indignación?
 
JPS: Es claro que hay una lucha de clases en la calle. Si bien todavía concentrada en la disputa ideológica. Y lo que es más grave, la propia juventud movilizada, por su origen de clase, no tiene consciencia de que está participando en una lucha ideológica.
 
Miren, ellos están haciendo política de la mejor forma posible, en las calles. Y ahí escriben en los carteles: estamos contra los partidos y la política? Es por eso que han sido tan difundidos los mensajes en los carteles. Está ocurriendo en cada ciudad, en cada manifestación, una disputa ideológica permanente de la lucha de los intereses de clase. Los jóvenes están siendo disputados por las ideas de derecha y por la izquierda. Por los capitalistas y por la clase trabajadora.
 
Brasil de Fato: ¿Cuáles son los objetivos de la derecha y sus propuestas?
 
 JPS: La clase dominante, los capitalistas y sus portavoces ideológicos que aparecen en la televisión todos los días, tienen un gran objetivo: desgastar al máximo al gobierno de Dilma, debilitar las formas organizativas de la clase trabajadora, debilitar las propuestas de cambio estructural en la sociedad brasilera y ganar las elecciones de 2014, para recomponer una hegemonía total en el comando del Estado brasilero, que ahora está en disputa.
 
Para alcanzar esos objetivos ellos todavía están tanteando, alternando sus tácticas. A veces provocan la violencia, para desenfocar los objetivos de la juventud. A veces colocan en las pancartas de los jóvenes sus mensajes. Por ejemplo, en la manifestación del sábado, si bien pequeña, en San Pablo, fue totalmente manipulada por sectores derechistas que pautaron solamente la lucha contra el PEC 37, con pancartas iguales… y consignas iguales. Ciertamente la mayoría de los jóvenes ni saben de lo que se trata. Y es un tema secundario para la clase trabajadora, pero la derecha está intentando levantar las banderas de la moralidad, como hizo con la UDN en tiempos pasados.
 
He visto en las redes sociales controladas por las derechas, que sus banderas, además de la PEC 37, son: Salida de Renan del Senado; CPI o transparencia de los gastos de la COPA; declarar a la corrupción crimen grave y terminar con los fueros especiales para los políticos. Ya los grupos más fascistas dicen Fuera Dilma y abajo firman con las acusaciones. Felizmente esas banderas no tienen nada que ver con las condiciones de vida de las masas, aunque ellas puedan ser manipuladas por los medios de comunicación. Y objetivamente puede ser un tiro en el pie. Al final es la burguesía brasilera, sus empresarios y políticos los que son los mayores corruptos y corruptores. ¿Quién se apropió de los gastos exagerados de la Copa? ¡La red globo y las empresas contratistas!
 
 Brasil de Fato:   ¿Cuáles son los desafíos que están colocados para la clase trabajadora y las organizaciones populares y partidos de izquierda?
 
JPS: Los desafíos son muchos. Primero debemos tener consciencia de la naturaleza de estas manifestaciones, y salir todos a la calle, disputar corazones y mentes para politizar esa juventud que no tiene experiencia en la lucha de clases. Segundo, la clase trabajadora precisa movilizarse. Salir a la calle, manifestase en las fábricas, campos y construcciones, como diría Geraldo Vandré. Levantar sus demandas para resolver los problemas concretos de la clase, desde el punto de vista económico y político. Tercero, precisamos explicar al pueblo quienes son los principales enemigos del pueblo. Y ahora son los bancos, las empresas transnacionales que inciden en nuestra economía, los latifundios del agronegocio y los especuladores.
 
Necesitamos tomar la iniciativa de pautar el debate en la sociedad y exigir la aprobación del proyecto de reducción de la jornada de trabajo a 40 horas; exigir que la prioridad de las inversiones públicas sea en salud, educación, reforma agraria. Pero para esto el gobierno necesita reducir intereses y dislocar los recursos del superávit primario, aquellos 200 mil millones que todos los años van apenas para 20 mil ricos, rentistas, acreedores de una deuda interna que nunca contrajimos, dislocarlo para inversiones productivas y sociales.
 
Aprobar en régimen de urgencia para que entre en vigencia en las próximas elecciones una reforma política de aliento, que mínimamente instituya el financiamiento público exclusivo de la campaña, derecho a la revocación de mandatos y plebiscitos populares auto convocados.
 
Necesitamos una reforma tributaria que vuelva a cobrar ICms de las exportaciones primarias y penalice la riqueza de los ricos, y alivie los impuestos de los pobres, que son los que más pagan.
 
Necesitamos que el gobierno suspenda las subastas del petróleo y todas las concesiones privatizantes de mineras y otras áreas públicas. De nada sirve invertir todos los royalties del petróleo en educación, si los royalties representaran apenas el 8% de la renta petrolera, y los 92% restantes irán a las empresas trasnacionales que se van a quedar con el petróleo en las subastas!
 
Una reforma urbana estructural, que vuelva a priorizar el transporte público, de calidad y con tarifa cero. Ya está comprobado que no es caro, ni difícil instituir transporte gratuito para las masas de las capitales. Y controlar la especulación inmobiliaria.
 
Y finalmente, necesitamos aprovechar y aprobar el proyecto de la conferencia nacional de la comunicación, ampliamente representativa, de democratización de los medios de comunicación. Para acabar con el monopolio de la Globo, y para que el pueblo y sus organizaciones populares tengan amplio acceso a comunicarse, crear sus propios medios de comunicación, con recursos públicos. Escuché de diversos movimientos de la juventud que están articulando las marchas, que tal vez esa sea la única bandera que los unifica a todos: ¡abajo el monopolio de la Globo!
 
Pero para que esas banderas resuenen en la sociedad y presionen al gobierno y los políticos, se tiene que movilizar la clase trabajadora, solamente así esto sucederá.
 
Brasil de Fato:   Ustedes desde los movimientos sociales presentaron una carta pidiendo una reunión con la presidenta Dilma y ella aceptó y respondió por televisión, ¿qué van a llevarle a ella?
 
JPS: Tengo fe en que esa audiencia acontezca pronto. Y allí ciertamente el conjunto de los movimientos sociales van a enviar a sus jóvenes representantes que estuvieron en las calles, y llevarán la plataforma que describí. Espero que ella tenga la sensibilidad de oír a los jóvenes.
 
Brasil de Fato: ¿Qué es lo que el gobierno debería hacer ahora?
 
 JPS: Espero que el gobierno tenga la sensibilidad y la inteligencia de aprovechar este apoyo, este clamor que viene de las calles, que es solo una síntesis de una consciencia difundida en la sociedad, de que es hora de cambiar. Y de cambiar a favor del pueblo. Y para eso el gobierno necesita enfrentar a la clase dominante, en todos los aspectos. Enfrentar a la burguesía rentista, dislocando el pago de intereses para inversiones en áreas que resuelvan los problemas del pueblo. Promover pronto las reformas políticas, tributarias. Encaminar la aprobación del proyecto de democratización de los medios de comunicación. Crear mecanismos para inversiones pesadas en transporte público, orientados a la tarifa cero. Acelerar la reforma agraria y un plan de producción de alimentos sanos para el mercado interno.
 
Garantizar pronto la aplicación del 10% del PBI en recursos públicos para la educación en todos los niveles, desde los jardines infantiles en las grandes ciudades, educación primaria de calidad hasta la universalización del acceso de los jóvenes a la universidad pública.
 
Sin esto, habrá una decepción, y el gobierno entregará a la derecha la iniciativa de las banderas, que llevarán a nuevas manifestaciones, apuntando a desgastar al gobierno hasta las elecciones del 2014. Es hora de que el gobierno se alíe al pueblo, o pague las facturas en el futuro.
 
 
Brasil de Fato:   ¿Y qué perspectivas esas movilizaciones pueden traer para el país en los próximos meses?
 
JPS: Todo es una incógnita todavía. Porque los jóvenes y las masas están en disputa. Por eso es que las fuerzas populares y los partidos de izquierda necesitan colocar todas sus energías, para salir a las calles. Manifestarse, colocar como banderas de lucha las demandas que interesan al pueblo. Porque la derecha va a hacer las mismas cosas y colocar sus banderas, conservadoras, atrasadas, de criminalización y estigmatización de las ideas de cambio social. Estamos en medio de una batalla ideológica, de la cual nadie sabe todavía cuál será el resultado. En cada ciudad, cada manifestación, precisamos disputar corazones y mentes. Y quien se quede afuera, quedará afuera de la historia.
 
  São Paulo, 24 de junio de 2013.
 
Traducción: Facundo Ramos/ Argentina
 
(1) Vereador: miembro del gobierno local.
 
 
https://www.alainet.org/pt/node/77065
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