“Maribelen la soledad…pero que malo...que malo es vivir en esta triste agonía...que soledad...que silencio” (Ismael Rivera, sonero afroboricua)

El Covid 19 se instaló arbitrariamente hace doce meses, teniendo su embrión a finales del 2019, de ahí su nombre Covid 19. A su paso, como los tiempos de la viruela o el Sida, ha dejado y va dejando una estela de muertes, afectando sobre todo a los de la tercera edad, así como racialmente, sigue afectando más a los afrodescendientes, indígenas y latinos (caso concreto en Estados Unidos y Brasil), económicamente a los más pobres entre los pobres, así como a las mujeres en mayor proporción aunado a ello la violencia doméstica que ha aumentado vertiginosamente, pero también los suicidios producto de la depresión, la ansiedad, la frustración (de este último indicador no se habla).

Es duro, es la soledad, es sentirse muchas veces en prisión. Es como, ya muchos dicen y han experimentado...el no poder abrazar al hermano, a la madre, al padre, a los amigos de “verdad verdad” y más entre nostr@s las y los venezolanos que saludamos piel a piel, abrazos fuertes, palmadas, estrechón de manos, besos, apurrunamientos…carajo es arrecho esta vaina.

Esta pandemia también ha puesto de manifiesto la solidaridad humana pero también ha develado las miserias humanas entre aquell@s que decían amigos, herman@s, familiares… Este Covid es una prueba humana de lo “humano”, de la ética, la sensibilidad, sentir el dolor del otro. Impera un proceso vergonzoso de deshumanización acelerada y leve rehumanización sobre los cuales debemos poner a prueba y vigilancia cotidianamente nuestro estado de autoconciencia. Hay que atrincherarse en nuestra ética con mucha consistencia interna.

Afroresiliencia…...kuluku...kuluku

El término resiliencia, según la ciencia de la psicología, está asociado a la capacidad del ser humano para superar los traumas generados por el medio social, en la mayoría de los casos, pero también a las enfermedades de todo tipo…superar las dificultades tantos las heredades, genéticamente, el medio ambiente y el contexto social.

Cuando colocamos el prefijo afro-resiliencia nos referimos genéticamente a ciertas enfermedades como la anemia falciforme que se expresa en la diabetes y como la han superado algunos curanderos afro con el conocimiento (afroepistemologia) de las plantas medicinales y psicoconsistencia interna contra el afropesimismo.

Las enfermedades sociales son las huellas de la discriminación y el racismo aún vigentes, de los cuales ningún país sobre la tierra escapa de ellas. La discriminación racial es la peor pandemia que ha sufrido un gran sector de la humanidad.

El racismo afecta el ánimo para quien no tenga una conciencia del porque las diferencias sociales, por un lado, el desprecio cuando en los discursos y las políticas desde el poder se anula o se utiliza para determinadas representaciones hipócritas de inclusión a las y los afro, lamentablemente objetualizados…..pero sobre el terreno y en políticas serias no hay solución concreta…esa enfermedad se ha agudizado con la pandemia.

Es por ello que hablamos del “racismo residual social” y el “racismo estructural institucional” como un virus permanente en nuestra sociedad. Ante todo ello se impone la actitud del cimarronaje y capacidad de rebelarse contra cualquier tipo de subestimación y utilización “coyuntural” dejando el problema “bajo la mesa” como decía el cantor Ali Primera. Cimarrones y cimarronas, sin mediación…...Kuluku kuluku (en yoruba...cada uno a lo suyo…es tiempo de cimarronaje frontal).