La división de “vencedores” y “vencidos” que dejó los resultados del referéndum de 2016, adquiere nuevas dimensiones y complejidades con las que tendrá que lidiar el Reino Unido luego de firmar su acuerdo de salida. Más allá de redefinir sus relaciones con la UE y EEUU, internamente tendrá que encarar la eventualidad de que Escocia busque su independencia e Irlanda, por su parte, querrá concretar su sueño de reunificación. Agenda complicada para el período.

Se ha dicho tantas cosas sobre el Brexit que parece ya no importar el desenlace que se ha producido el 30 de diciembre de 2020 cuando, luego de un complejo proceso de negociación, la UE y el RU firmaron un acuerdo comercial de salida que no ha evitado poner en tensión los lazos de unión de las naciones que sostienen Inglaterra, Escocia, Gales desde 1707 e Irlanda del Norte desde 1921.

A partir de 1990, en pleno auge de la globalización, cada una de estas naciones comenzó a ganar competencias propias en terrenos claves como la educación y la salud. Todos, sin embargo, representaban un mercado de 66 millones de personas, frente a uno de más 500 millones de la UE. De allí que casi el 50% de sus exportaciones van a la UE, a cambio del 10% de las exportaciones de ésta al Reino Unido. En su favor se puede subrayar que es el segundo mayor contribuyente del presupuesto de la Unión, tiene varias universidades catalogadas como las mejores del mundo y en sus aguas pescan muchos países.

A pesar del escenario de incertidumbres y resquebrajamiento de sentimientos de unidad entre las naciones luego del Brexit, se hizo presente muestras de euforia de quienes se sintieron “vencedores”; y, por su parte, resignación de los “derrotados” que representaban casi la mitad de los ciudadanos que se oponían a la salida. Tal vez por ello, la unión como activo de las 4 naciones parecía resentirse a la luz de los resultados del referéndum.

Resultados del referéndum

El voto por el Brexit, puso en evidencia fracturas sociales y políticas al interior del RU. No solo entre países, sino entre zonas económicamente dinámicas y zonas en crisis; entre el campo y la ciudad, jóvenes y ancianos, diferentes religiones, etc., que hoy están en plena maduración.

El tema, no solo terminó saturando al ciudadano inglés, sino acabó afectando severamente el prestigio de íconos políticos como Margaret Thatcher, John Major, Theresa May y encumbró a Boris Johnson cuando ganó las elecciones parlamentarias en 2019 ofreciendo que haría cumplir el Brexit.

A partir del 1º de enero de 2021, el RU ya no es más parte del Mercado Común y la Unión Aduanera que la asociaba a la UE desde hace 47 años. Oficialmente lo había hecho el 30 de enero de 2020, conforme a los mandatos recibido en el referéndum de junio de 2016. Desde entonces, bajo la batuta de los conservadores, los mismos que promovieron que el RU sea parte de la Comunidad Económica Europea en 1973, las negociaciones de los términos de la salida fueron intensas y de ribetes sinuosos que terminaron el 30 de diciembre de 2020 en Bruselas.

Por el momento, queda establecido el más amplio acuerdo de libre comercio y cooperación con los 27 miembros de la UE. Los ciudadanos británicos recuperarán su pasaporte azul, pero ya no tendrán el paso libre por la UE que les permitía el pasaporte europeo. El RU queda en libertad de realizar sus propios acuerdos comerciales y financieros sin ninguna restricción. Y los va a necesitar con urgencia, pues su PBI caerá en -11% en 2020, mientras su deuda pública se ha disparado. El sector de servicios financieros, jurídicos y de seguros (80% de la economía del RU), ha quedado fuera del acuerdo alcanzado en Bruselas. Por eso, 2021 es aún un acertijo.

Muchos británicos conservadores creen que con el Brexit, Churchill y Thatcher estarían “orgullosos” por haber recuperado su libertad y su independencia. Esta trama aún no termina. El diputado Laborista Hillary Benn, hijo de Tony Benn, una corriente de izquierda en la política británica, pondrá en debate el tipo de relación que se establecerá con sus antiguos socios de la UE y “amigos cercanos”. Obviamente, se refería a EEUU y aliados.

Caso Escocia

Según los expertos, el Brexit ha estimulado el sentimiento independentista de Escocia. Su Primera Ministra, Nicola Sturgeon, dijo que, si logran su independencia del RU, volverán a la UE porque Escocia votó mayoritariamente (62%) por seguir con la UE. El sentimiento de los ciudadanos escoceses podría ser resumido en esta frase: "De repente, nos encontramos siendo arrastrados fuera de Europa contra nuestra voluntad". Parece haber quedado en el olvido aquel 55% de ciudadanos que en el referéndum de 2014 le dijo no a la independencia.

Por eso, las elecciones de mayo 2021, donde eligen a un nuevo Parlamento, tiene al Partido Nacional Escocés blandiendo la bandera de un referéndum por la independencia de Escocia. Los sondeos favorecen esta propuesta como nunca antes, pues de manera consistente se manifiestan a favor de la independencia más del 50% de ciudadanos, pues consideran que el “derecho a la autodeterminación es inalienable y nadie puede vetarlo”, dijo N. Sturgeon en clara alusión a la Cámara de los Comunes y ante el expreso rechazo de B Johnson.

Caso Irlanda del Norte

Lo de Irlanda del Norte es un tema aún pendiente. Aunque se retiró del Espacio Schengen por decisión propia, fue activo miembro de la UE. Luego de una compleja trama de negociaciones, Irlanda del Norte será parte de la Unión Aduanera del RU, y a la vez, respetará las normas de la Unión aduanera de la UE, hecho que, según sus promotores, podría afectar los propósitos de una Irlanda reunificada.

Por otro lado, el arreglo aparentemente duradero, podría refrescar conflictos de tres décadas que terminó con el Acuerdo del RU y la UE. Se mantiene la libre circulación en toda Irlanda, mientras que sus ciudadanos podrán tener pasaporte irlandés o británico, o ambos.

Pero por el lado de sus relaciones con la UE, podría anotarse un triunfo pues no tendrá que cumplir con las restricciones que el RU tendrá que hacerlo como consecuencia del Brexit. En resumen, el que entre a Irlanda del Norte habrá entrado a la UE.

¿Cómo afecta a Latinoamérica?

En realidad, poco. Los vínculos comerciales de LA con el RU son relativamente pequeños, de cuyo volumen total, Brasil y México concentran más de la mitad de las operaciones comerciales, alcanzado el 1.5% y 0.5% del comercio brasileño y mexicano, respectivamente. O sea, casi nada. Lo mismo ocurre con Chile, le vende vino en proporciones muy pequeñas dada la enorme competencia que tiene en Europa; mientras que el Perú le vende frutas que no representan ni el 1% de las exportaciones peruanas.

Pero la incertidumbre jurídica estuvo presente todo el año 2020, pues el impacto en las relaciones comerciales que, en el marco de acuerdos con la UE, tenía el RU con Latinoamérica, era inevitable. Se tuvo que poner en marcha, en línea con la promesa británica de lograr “acuerdos de continuidad”, un proceso acelerado de actualizar o renovar acuerdos comerciales con todos aquellos países que hubieran estado de alguna manera involucrados en los acuerdos antes mencionados. Al finalizar diciembre 2020, ya había firmado acuerdos con Chile, países de la Comunidad Andina, Cariforum y América Central.

Lima, 2 de enero de 2021.

Notas

https://www.swissinfo.ch/spa/boris-johnson-reitera-su-oposici%C3%B3n-a-refer%C3%A9ndum-sobre-independencia-de-escocia/46258682

https://es.euronews.com/2021/01/01/sturgeon-promete-que-liderara-la-nueva-batalla-por-la-independencia-de-escocia

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55497775

https://www.france24.com/es/20200130-brexit-as%C3%AD-ser%C3%A1-el-divorcio-entre-el-reino-unido-y-la-uni%C3%B3n-europea