Estética del fracaso

16/06/2017
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Estar al borde del fracaso, merodear la situación de ruina, esa cosa extraña que estimula a la creación. Son pocos los artistas que no hayan pasado por las penurias antes de dar a luz su más bella creación. Una especie de caos, vidas de penurias, de grietas es la constante en las vidas de los creadores más insignes. En la carta a su esposa escrita por Gorz, y la cual nos inspira, reconoce haber vivido en algo así como en una estética del fracaso, lamenta no haberle reconocido a su esposa su influencia en su propia vida para poder emerger, su porvenir de aquel que nunca se prolongaba más allá de tres meses, después, todo era incierto y la situación de fracaso era lo más común, decía de su pareja que ambos eran hijos de la precariedad y del conflicto. Se recrimina las cinco páginas del libro El Traidor contra la mujer, la de la fragilidad superada, la más amada de su vida, ello tenía una explicación traída de Kafka: Mi amor por ti no se ama.

 

Antes de ella su vida era un llamado casi que a la nada, había intentado no existir, y fue ella, su esposa, la condición de posibilidad de hacerlo asumir su propia existencia. “El compromiso contigo constituyó la inflexión decisiva que me ha permitido querer vivir… Eras la roca firme sobre la que podía edificarse nuestra pareja, nuestra relación de amor. La vida en pareja le permitió el querer vivir, el placer era una forma de darse al otro. Al final de nuestra tercera o cuarta salida, por fin te besé. No teníamos prisa. Te desnudé con cuidado. Y descubrí, la maravillosa coincidencia de lo real con lo imaginario, la Afrodita de Milos encarnada. El fulgor nacarado de tus pechos iluminaba tu rostro. Durante mucho rato contemplé, mudo, ese milagro de vigor y suavidad. Tú me enseñaste que el placer no es algo que se tome o se dé, sino una forma de darse y demandar la propia donación del otro. Nos entregamos mutuamente por completo. Durante las semanas que siguieron, nos vimos casi todas las noches. Compartiste conmigo el viejo catre desfondado que me servía de cama. No tenía más de sesenta centímetros de ancho y dormíamos apretados uno contra el otro… Ambos éramos hijos de la precariedad y el conflicto. Estábamos hechos para protegernos mutuamente contra la una y el otro. Necesitábamos crear juntos, uno por el otro, el lugar en el mundo que nos había sido originariamente negado. Sin embargo, para lograrlo, era necesario que nuestro amor fuera también un pacto para toda la vida… Si te unes con alguien para toda la vida, ambos ponéis vuestra vida en común y evitáis hacer lo que pueda dividir o contrariar vuestra unión. La construcción de tu pareja es tu proyecto común, nunca acabarás de confirmarlo, de adaptarlo y de reorientarlo en función de las situaciones cambiantes. Nosotros seremos lo que hagamos juntos… Era casi Sartre».

 

“¿Qué hace que queramos estar con otro sin que nos llegue a fastidiar en tan solo un momento, que podamos tolerarlo el preciso instante que dura la copula?” Acceder a otro era entrar en el mundo del encanto. Su concepción de pareja era un viaje de dos. No importa que haya que compartir la indigencia por el otro vivida. “La pasión amorosa es esa forma de entrar en resonancia con el otro. Te enfrentaste casi con alegría a un largo año de penalidades. Las dificultades hacen crecer a las personas. La penuria te daba alas. Mientras que a otros los hunde en la depresión, los entierra en el fracaso”.  Las penalidades tienen rostro angustioso. Contigo me encontraba en otra parte, en un lugar extranjero, extraño a mí mismo. Me ofrecías el acceso a una dimensión de alteridad suplementaria, a mí que siempre rechacé cualquier identidad y fui acumulando identidades que no me pertenecían.

 

Este es un testimonio y que desde el fundamento del amor, muestra cómo de lo feo y lo ruin surge lo más hermoso, quizá sea este un fundamente que contraría el modelo de pareja de la sociedad moderna que dicta unos parámetros a seguir: los de una familia feliz con hijos, casa, carro y beca, es ante todo una construcción en beneficio de la sociedad del consumo. Pero existen otros modelos que le contrarían, y uno de ellos es el ejemplo que acabamos de presentar, ese de la estética del fracaso que aviva lo más hermoso, que nos da para el deleite unas de las más hermosas páginas de la literatura universal.

 

 

Mauricio Castaño H.
Historiador
Colombia Kritica

 

https://www.alainet.org/pt/node/186207

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