Chávez a través de sus ideas:

El pensamiento crítico

07/02/2017
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El impacto del paso de Hugo Chávez por este tiempo aún no ha sido calculado. Sin embargo, no dejó nada intacto. Cerca de cumplirse cuatro años de su partida, las repercusiones de las transformaciones y los cambios recientes producen un estado general de expectativa. Pero no hay tiempo que perder, es necesario continuar con su lucha y las posibilidades que ésta abrió. Debemos volver sobre sus pasos para comprender quién fue y qué somos después de él. Una de las tareas pendientes corresponde al estudio de sus ideas, sumar esfuerzos en ese sentido es el objetivo se propone este espacio, aspirando a la discusión y al intercambio necesarios.

 

Las ideas de Chávez fueron determinadas por acciones y ese es nuestro punto de partida. El 4 de febrero de 1992 se dio a conocer gracias a un acto radical y arriesgado, que consolidó con aquellas palabras dirigidas a todo el país. Con un “por ahora”, selló para siempre aquella rebelión, y prendió el motor de la historia. Esa relación entre acción y discurso será definitiva en su manera de presentar y articular las ideas. Por eso, iniciamos este proyecto analizando el  discurso en la I edición del Premio Libertador al Pensamiento Crítico[1] y la concepción de éste que ahí desarrolla. Aquel premio fue creado por el gobierno bolivariano en el año 2005, con la intención de promover lo mejor del desarrollo teórico comprometido con la emancipación de los pueblos. A mediados del año siguiente se llevó a cabo el acto de entrega.  

 

La convocatoria reunió a cientos de personas esa noche en el Teatro Teresa Carreño. Luego de saludar a los presentes, con especial atención en Franz Hinkelammert, el ganador de ese año, Chávez dedicó sus palabras a los jóvenes. Para exponer la primera condición del pensamiento crítico utilizó dos referentes, no solo de él, sino de todo el pueblo venezolano: Simón Rodríguez y Simón Bolívar. Al respecto, definió al primer Simón como “mucho más crítico”. Con eso en mente leyó el Juramento en el Monte Sacro y Consejo de amigos dado al Colegio de Latacunga. A partir de ambos deduce la primera característica:

 

“El pensamiento crítico tiene esa característica, debe ir al fondo, debe ser radical; radical porque se debe ir a la raíz de los problemas, a la raíz de las  situaciones, a la raíz de la vida y de los fenómenos.”

 

Esa idea permite comprender la radicalidad en dos sentidos: uno de ellos consiste en dirigirse a la referencia directa, al origen de los problemas; el otro supone ir a la raíz de la historia, encontrando en ella esos pensadores y líderes que forman parte de la tradición emancipadora de nuestros pueblos. El pensamiento crítico, es radical en la medida en que encuentra en la historia la raíz de los problemas actuales, dando un contenido histórico a esas situaciones. Entonces, la primera condición expuesta por Chávez es la radicalidad, no solo de ir a la raíz de los problemas, sino también de nuestra historia, actualizando de manera revolucionaria las ideas y acciones de sus principales figuras.

 

De ese modo, Simón Rodríguez se convierte en una herramienta fundamental y un referente común para comprender el pensamiento crítico. Robinson, definió la krisis, a partir de su etimología griega, como una situación en la que hay que decidir, una circunstancia que obliga a tomar partido. A partir de este análisis, se determina la capacidad de “juzgar con rectitud” teniendo como eje la razón. Pero una racionalidad, que en momentos claves, provee el criterio necesario para tomar decisiones. Por eso, la segunda condición consiste en ser un juicio decisivo en tiempos de crisis.

 

Pero la racionalidad contenida en el juicio recto, que en circunstancias de crisis se dirige a la raíz, no puede partir de la concepción analítica de la realidad que produce un pensamiento fragmentario. Esta comprensión del procedimiento racional es criticada por Chávez, quien apuesta a un entendimiento de la realidad como una totalidad y considera al conocimiento como la capacidad de mirar globalmente sobre ella. La extrema estratificación y fragmentación del saber no permite que se aborden radicalmente los problemas, ni mucho menos que se pueda juzgar con rectitud una situación. El pensamiento crítico debe ver la totalidad y dar respuesta contemplando múltiples áreas del conocimiento.

 

Hasta ahora la reflexión se ha quedado en lo abstracto. Sin embargo, en este discurso hay un llamado a la práctica, a través del paso hacia una conciencia crítica. En un instante fundamental de su disertación Chávez ancla la tarea del pensar en la acción; sostiene que en tiempos de krisis hace falta una “voluntad crítica”, entendiéndola como la capacidad de decidir radicalmente por la transformación revolucionaria. Así, el pensamiento crítico conduce a la aparición de una conciencia crítica, de donde surge la voluntad que hace posible los cambios revolucionarios. El objetivo no son las ideas generales sino la práctica concreta; hablamos de un contenido reflexivo orientado a la conciencia con fines transformadores.

 

Todas las condiciones fundamentales a las que hemos hecho referencia se concretan en la necesidad de construir esa voluntad. De ahí ha de surgir la masa crítica que hace posible los cambios. En palabras del líder de la Revolución Bolivariana: “esa voluntad crítica debe convertirse en una gran fuerza transformadora que es imprescindible para darle vida al proyecto alternativo”. Sintetizando, para Chávez el pensamiento crítico es aquel, que mirando a la realidad como una totalidad, va a la raíz de los problemas, forma un criterio decisivo en tiempos de crisis y da paso a la conciencia necesaria para que exista la voluntad revolucionaria. En sus propias palabras:

 

“El pensamiento crítico, para que lo sea plenamente, debe pasar a la propuesta alternativa, debe convertirse en propuesta revolucionaria, en propuesta transformadora en lo político, en lo económico, en lo social, lo nacional, lo internacional.”

 

https://www.alainet.org/pt/node/183350
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