Oligarquía santouribista arremete contra Venezuela bolivariana
- Opinión
El señor Santos ha comunicado la decisión de llamar a consultas a su Embajador ante el gobierno de la República bolivariana de Venezuela. Este hecho se suma a la cadena de provocaciones y estrategias de la ultraderecha colombiana para derrocar el gobierno legítimo del Presidente Nicolás Maduro.
Las relaciones entre las dos naciones viven un momento de crisis por el agravamiento de la situación en la frontera que comunica a Cúcuta con el Estado del Táchira. Las autoridades de Caracas fueron obligadas a tomar un conjunto de vigorosas medidas, incluido el cierre del paso fronterizo. Esa decisión es consecuencia del sistemático sabotaje promovido desde Colombia para afectar la economía venezolana, en el marco de una brutal guerra económica, mediante el contrabando de combustibles, alimentos y la manipulación del dólar desde las casas de cambio y las redes de manejo de divisas, asunto en el que está incurso el hermano de uno de los más importantes integrantes del gabinete de Santos y otros connotados dirigentes de la política oficialista santandereana.
Es, por supuesto, resultado de la acción de los grupos paramilitares y bandas criminales, utilizadas por las viejas camarillas oligárquicas para imponer su dominio y control territorial mediante la muerte, el terror y la masacre.
Brigadas y batallones militares y policiales en la frontera organizan deliberadamente bandas de asesinos que se ubican en la frontera y se infiltran en territorio venezolano para articularse a los planes golpistas contra el Estado bolivariano. Usugas (uribeños), rastrojos, águilas negras, autodefensas del norte, son las bandas más caracterizadas, encargadas del contrabando, el crimen y terror contra la población de los municipios fronterizos.
Esas redes mercenarias hacen parte de la infraestructura de violencia que acompaña a Uribe Vélez, su principal promotor y defensor.
Precisamente este personaje es el que ha organizado un show en Cúcuta, para presentarse como una víctima.
Uribe, en cuyos gobiernos ocurrieron los mayores desplazamientos de campesinos y "falsos positivos" está utilizando la compleja situación para realizar una jugada a varias bandas orientada a sabotear los diálogos de paz de La Habana, romper la unidad latinoamericana y llevar a la ruptura de relaciones entre Colombia y Venezuela.
De inmediato toda la élite dominante en el Estado ha salido a rodearlo, a respaldarlo. De nuevo cobra forma el santouribismo como el bloque de poder que muestra sus colmillos para mantener la estructura de dominación y exclusión prevaleciente en el régimen político.
Santistas, neoliberales, parapolíticos, socialiberales, conservadores, demagogos seudoizquierdistas aliados regionales con la mafia, se abrazan para atacar y desestabilizar las conquistas populares de la nación venezolana.
Por supuesto se equivocan. Encontraran la respuesta digna y enérgica del pueblo de Bolívar y Chávez.
En Colombia, el pueblo repudia esta oligarquía reaccionaria asociada el imperialismo en su pretensión de destruir los logros sociales y democráticos de los venezolanos.
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