El guerrillero más conocido de México

02/12/2014
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Su paso por la Normal de Ayotzinapa, la fundación del Partido de los Pobres, el día de su muerte. Un acercamiento a Lucio Cabañas, a 40 años de su “homicidio”
 
El Porvenir, Guerrero. Una docena de trozos de adobe en un claro del monte, rodeado de cafetales, a 500 metros del caserío de nombre El Porvenir, en la sierra de Atoyac, es el único vestigio de la casa donde Lucio Cabañas Barrientos nació el 15 de diciembre de 1938. 
 
En ese territorio de tierra colorada sin pavimentar, donde se erige un puñado de viviendas carentes de servicios públicos, Cabañas protagonizó un combate contra el Ejército, del que salió ileso en 1973, lo que provocó la instalación militar temporal y la desaparición forzada de ocho pobladores. 
 
Todo lo cuenta una señora que pide el anonimato, y que a la edad de nueve años conoció a la figura guerrillera más significativa de la década de los 70, abatida por el Ejército hace 40 años, el 2 de diciembre de 1974.
 
“Era chaparrito, era más grande el alma que él”, evoca la mujer al maestro rural egresado de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa que a su organización armada le dio el nombre de Partido de los Pobres (PDLP). 
 
Su intensa actividad guerrillera la monitorearon el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por  sus siglas en inglés) del gobierno de Estados Unidos, según documentos desclasificados del Archivo Nacional de Estados Unidos.
 
“El guerrillero más conocido de México”, lo consideró la CIA. “Asociado con más de 10 grupos urbanos en la ciudad de México, Aguascalientes, Chihuahua, Monterrey y Oaxaca”, agregó.
 
“Tiene un núcleo duro de 50 a 75 seguidores, pero probablemente sean más de 150 en operaciones particulares”, añadió, y registró el tamaño de la movilización militar en su contra: “Más de 10 mil soldados, la séptima parte de todo el Ejército, para sofocarlo”.
 
 El Departamento de Estado le adjudicó por su parte “la muerte de 150 soldados y 30 secuestros”.  Además, confirmó a su gobierno la caída de Cabañas a manos de tropas de la 27  Zona Militar, cerca de Tecpan de Galeana, un día como hoy: 
 
“El cuerpo de Cabañas ha sido identificado por tres personas”, se lee, “uno de ellos, un seguidor extremista, es reportado como la fuente principal de información en la guerrilla de Lucio”. Anunció: “Por supuesto el Ejército será reconocido por haber eliminado al único terrorista conocido públicamente por su nombre propio”. 
 
Lucío o Lucio o Chío
 
—Mi’jito era bien bonito de chiquito —dijo una vez Rafaela Barrientos,  madre del normalista, delante del joven moreno conocido por su carácter ocurrente, cumplidor, conciliador y enérgico. 
 
—¡Hasta a la vez, mamá!  —le respondió en broma dando a entender que seguía siendo bonito.
 
Su madre tuvo ocho hijos, tres de un primer matrimonio y cinco del  segundo. En el Registro Civil sus padres lo registraron como Lucío, con acento.  Su hermano David Cabañas, 11 años menor que él, dice del nombre: “Se llamaba Lucío, pero le tumbó el acento y quedó Lucio”.
 
Pero cuenta que su hermano prefería su mote familiar: “No me llamo Lucio, me llamo Chío”, bromeaba cuando lo nombraban sus cercanos.
 
A los 17 años, Lucio había cursado tercero de primaria y deseaba ingresar a la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, por lo que se fue a vivir a Tixtla, a cinco minutos de la población, y buscó trabajo. 
 
“Él atendía a los clientes de un hotel y se dormía en la puerta, con una cobija en el piso, le pagaban un peso”, detalla David Cabañas. “También llevaba masa a un molino de nixtamal”.
 
En un año, Lucio terminó la primaria y se las ingenió para tener cuaderno y pluma.
 
“El papel de estraza que le daban para guardar la masa lo usaba para anotar sus apuntes”, puntualiza, “y compraba solamente el repuesto de la tinta de la pluma y la acomodaba en unas varitas que amarraba con  hilo” para poder escribir.
 
El paso por Ayotzinapa
 
Lucio ingresó a los 18 años a la Normal Rural de Ayotzinapa, creada como parte del programa educativo socialista de Lázaro Cárdenas, y se hizo militante del Partido Comunista Mexicano (PCM). Rápidamente sobresalió su liderazgo. En 1959, a la edad de 21 años, ya era secretario general de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).  
 
Ese mismo año signó un documento con membrete de la escuela, en el que instaba a sus compañeros de la FECSM a esforzarse en sus actividades para no poner en riesgo a la organización. Les enunció: “La implementación de un régimen socialista es la salvación del pueblo en general de la miseria, que en el sistema capitalista es eterna”.
 
Al interior de su escuela creó el Comité de Orientación Política e Ideológica (COPI), espacio toral de formación extracurricular que desde entonces funciona en el plantel.
 
David Hernández, un joven normalista de Ayotzinapa que es parte de la cúpula actual del COPI, señala del comité: “A él se lo debemos”.  
 
Al exterior, Cabañas se involucró en las luchas por mejores condiciones para los jornaleros y pequeños cafeticultores, en contra de la tala de bosques y en las movilizaciones que destituyeron al gobernador Raúl Caballero Aburto por sus actos de corrupción y represión.
 
En su época de activismo y magisterio, detalla Hilario Mesino, fundador de la Organización Campesina de la Sierra Sur (OCSS), “vivía en un cuarto con un catre” y en la pared de su cabecera “tenía un retrato grande de Emiliano Zapata y otro de Pancho Villa”.
 
Lucio no quería tomar las armas, como militante del PCM descartaba que en el país hubiera condiciones para esta vía. Sin embargo, la matanza en la plaza central de Atoyac ocurrida el 18 de mayo de 1967 lo arrojó a la subversión.
 
Ese día, policías municipales ubicados en las azoteas de los edificios que rodean la plaza, dispararon a mansalva contra un mitin pacífico de padres de familia y maestros, entre ellos Cabañas, para exigir la destitución de una directora escolar.  Hubo 27 heridos y cinco civiles muertos, entre ellos una mujer embarazada.
 
Esa misma noche el guerrerense entró a la clandestinidad y comenzó la formación de su grupo de autodefensa al que llamó PDLP.     
 
Hacerse  pueblo
 
La voz claridosa de Cabañas quedó registrada en una grabación. Con jocosidad narró a un grupo de campesinos las complicaciones que tuvo para integrar su PDLP haciendo asambleas en los pueblos, los montes y las milpas sin resultados.
 
“Y cuando venían de por allá nos andábamos escondiendo y ponía yo a alguno: ‘No, no, el compañero Lucio está muy ocupado y no va a recibir a nadie’, y a escondernos, así para que no vieran en qué desgracia estábamos, que yo solito con otro éramos todo el movimiento armado de Guerrero”, les expresó.
 
Tras las masacres estudiantiles de 1968 y de 1971 en la capital mexicana, una veintena de guerrillas irrumpieron en distintas partes del país, como la de Genaro Vázquez, que también actuó en Guerrero. 
 
De 1969 a 1974 el PDLP secuestró terratenientes y con el dinero de los rescates apoyó  a las comunidades serranas, además ajustició a guardias blancas y a delatores, y realizó “expropiaciones” o asaltos para financiar su organización.
 
David Cabañas asegura que al PDLP se integraron unos 120 milicianos, la quinta parte mujeres. La organización actuó particularmente en un radio aproximado de 200 kilómetros cuadrados  de la Costa Grande a la sierra de Atoyac. 
 
También tuvo una extensa red social urbana, de carácter informal, entre estudiantes, maestros, burócratas, taxistas, trabajadores de hoteles y colonos, de Acapulco y Zihuatanejo. 
 
Y contó con pequeños núcleos en Michoacán, Durango, Oaxaca, Chiapas y la Huasteca. 
 
En el ideario del PDLP Cabañas plasmó los objetivos de su lucha tras conseguir una insurrección popular que tomara el poder.
 
Buscaba: independizar económicamente a México, derrocar a la oligarquía, expropiar fábricas y sus bienes productivos y establecer un gobierno de campesinos y obreros que garantizaran los derechos laborales y salarios justos.
 
También materializar el derecho a la educación, a la vivienda con servicios públicos, a la salud y cultura; acceso a medios de comunicación y libertad de expresión; elecciones democráticas; eliminar la discriminación contra las mujeres, ancianos, personas con discapacidad e indígenas. 
 
Cabañas resumió su filosofía en la frase: “Ser pueblo, hacerse pueblo, estar con el pueblo”. 
 
El secuestro del senador Rubén Figueroa, el candidato oficial a la gubernatura del estado, para exigir la liberación de estudiantes y campesinos presos por participar en las guerrillas en distintas partes del país, originó un desplazamiento militar que aplastó al PDLP.       
 
La estrategia policiaco-militar en la Costa Grande y en la sierra que sube hacia Chilpancingo, Iguala y Tixtla, incluyó el arrasamiento de rancherías, la instalación de cárceles clandestinas, torturas, asesinatos, violaciones sexuales y desapariciones forzadas.
 
El informe que la Comisión de la Verdad del Estado de Guerrero entregó el 17 de octubre de 2014 al congreso legislativo estatal,  documentó 512 casos de desaparición forzada.
 
Tras el rescate de Figueroa en la sierra, tropas militares cercaron a Cabañas y a su foco guerrillero sobreviviente, en El Ototal, cerca de Tecpan de Galeana. 
 
Tres versiones surgirán sobre su muerte: en dos de ellas es tiroteado por un soldado, y en otra más es herido de muerte y luego él mismo se da un tiro en el cuello. En su acta de defunción el médico Rodolfo Guillem del Valle certificó el motivo del fallecimiento: “Homicidio”. La fecha y la hora: “2 de diciembre de 1974 a las 9:00”. Y su domicilio: “27 Batallón de Infantería”, con sede en la ciudad de Iguala.
 
Laura Castellanos.- Enviada de El Universal.
 
 
 
 
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