Un congreso nacional campesino
19/10/2014
- Opinión
La semana recién pasada, las organizaciones campesinas de Costa Rica celebraron su segundo Congreso Nacional en las instalaciones de los Padres Claretianos. No ocurrió, como sucede en decenas de actividades intrascendentes, que estuvieran allí los medios de comunicación para darle cobertura a este evento decisivo de la vida social, económica y política de Costa Rica. El país entero debía enterarse; pero no ocurrió.
Hace menos de seis meses se celebraron las elecciones nacionales y en aquel momento, era obligatorio para todos los participantes, hablar de los agricultores y jurarles dedicación y apoyo perpetuo. Vamos a ver qué ocurre en el futuro, porque los trabajadores del campo, productores indispensables de los alimentos y fuerza vital en la construcción de nuestra nacionalidad, no están dispuestos a permitir, como ya aparece en el horizonte con la fatídica Alianza del Pacífico, que se produzca un nuevo zarpazo al oscurecido y apocado sector del auténtico empresariado nacional. Es, como veremos pronto, una enorme tarea para las nuevas autoridades del Ministerio de Agricultura, sobre cuya voluntad de defender a los agricultores, no se puede dudar.
Desgraciadamente, Costa Rica es uno de los pocos países del Tercer Mundo que, durante los últimos decenios ha demostrado de manera terrible, que un país pobre y cuya agricultura ha sido el factor determinante de la vida económica y social nacional, puede sobrevivir sin un verdadero Ministerio de Agricultura y sin darle a los agricultores el lugar que merecen en la vida nacional.
La pregunta que sobreviene es sencilla ¿Cuál es la razón en virtud de la cual los agricultores y campesinos hayan quedado relegados y postergados de las grandes decisiones políticas y económicas de nuestro país? ¿Por qué debemos sorprendernos de que, a pesar de su importancia económica, humana y numérica, poquísimas veces los campesinos hayan sido tomados en cuenta, como clase social, para dirigir instituciones y menos aún, para encabezar o asumir puestos decisivos en la conducción del país?
Cada vez es más notorio que son muy pocos los partidos políticos que han levantado con firmeza y honradez la defensa de nuestros agricultores. De modo que el único consuelo que les queda a la inmensa mayoría de nuestros agricultores y campesinos, es ser tomados en cuenta cada cuatro años, porque cualquier politiquero conoce de la importancia que tienen los votos de los trabajadores del campo, sus familias. y sus organizaciones. De modo que, sin fallar, solo tocan a su puerta en los períodos electorales.
Pero las resoluciones del Congreso han sido claras. Las organizaciones campesinas no llegarán a pedir sino a exigir y lo harán con el espíritu ponderado y respetuoso con que suelen plantear sus demandas. Pero las manifestarán con una firmeza inquebrantable y no se dejarán seducir por "cantos de sirena" o promesas vacías. Van a defender al Consejo Nacional de Producción, hoy atacado por bellacos de toda ralea y apoyarán sin reservas a los funcionarios honrados e inteligentes que dirigen las instituciones del sector y que han manifestado su determinación de darle un giro radical al proceso desintegrador y entreguista que sólo atiende a los intereses corporativos.
Es un momento decisivo para Costa Rica y en él se pondrá de manifiesto quiénes están por un cambio verdadero y quienes por convertir al Estado costarricense en una activa escuela de maquillaje.
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