La Asamblea Nacional y el tema racial
18/12/2012
- Opinión
El tema llegó al Parlamento por PRIMERA VEZ el 20 de noviembre de 2011 cuando la Comisión Aponte, de la UNEAC presentó ante los delegados de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, el INFORME SOBRE LA PROBLEMÁTICA RACIAL EN CUBA. En el debate participaron Abel Prieto, Miguel Barnet, Zuleica Romay, Mariela Castro, Ricardo Alarcón y Heriberto Feraudy, entre otros. El de ahora, ha sido el segundo paso, fruto del anterior. Momento que se ha caracterizado por un reforzamiento para continuar trabajando sobre el tema con todas las herramientas necesaria para las batallas que hay que llevar adelante.
“Ricardo Alarcón, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, llamó a combatir cualquier acción de discriminación, violatoria de las leyes cubanas, como un principio intrínseco de la Revolución que promueve esencialmente la unidad y la solidaridad.
“Su intervención ante la comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, en el Palacio de Convenciones, previo al VIII Periodo de Sesiones de la VII Legislatura,”… resumió la urgencia de asumir la Historia como esencia para destruir esos flagelos que persisten hasta nuestros días”.
“El fenómeno, esencialmente cultural, es incompatible con el Socialismo, insistió Alarcón…” quien alabó el trabajo de la Comisión José Antonio Aponte, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que propició el debate en torno a un mal latente ante el cual es imposible cerrar los ojos.
Sobre el tema “… Abel Prieto Jiménez, ex ministro de Cultura, dijo que no estamos en un momento meramente anecdotario o de catarsis ante las manifestaciones de racismo, sino en un instante crucial para construir juntos un socialismo más justo e inclusivo”.
“No estamos empezando de cero, agregó,… tenemos el legado de Martí, de Juan Gualberto Gómez, están los 46 volúmenes de la colección La fuente viva, de la Fundación Fernando Ortiz, las Revistas Catauro, Temas, La Jiribilla y tantas investigaciones que se adentran en el asunto desde el punto de vista científico y académico”.
“Se trata de aunar esfuerzos para eliminar esas manifestaciones que de manera instintiva deben rechazar los revolucionarios, y entender que para lograrlo es necesario revisar los textos de historia en busca de aspectos identitarios que hoy no tienen todo el realce que merecen, acotó”.
Miguel Barnert, presidente de la UNEAC,”… profundizó en las carencias en el sistema educacional cubano en torno al legado africano, su mitología y el papel de los negros esclavizados en la esencia misma de la nación.
El destacado intelectual, “… expresó que más allá del Año de los Afrodescendientes, deberíamos hablar de los más de tres siglos de dolor que les debemos a África…” y propuso “…dar seguimiento al tema por un equipo multidisciplinario de investigadores que monitoreen y analicen sistemáticamente el fenómeno discriminatorio”.
Sobre la esencia cultural de los estereotipos y formas de discriminación en Cuba, “… Zuleika Romay, presidenta del Instituto Cubano del Libro, afirmó que es una realidad similar a la que existe en otros países de América Latina, y lo verdaderamente importante es eliminar la negativa social de que el problema existe", subrayó.
Cualquier iniciativa para enfrentarlo, admitió,”… debe tener en cuenta las profundas raíces que lo originan y su esencia eminentemente cultural, incorporada en el pensamiento de las personas, a veces de manera inconsciente”.
Invitada a la sesión de trabajo Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual,”… abogó por el enfrentamiento a esa y a todas las formas de discriminación establecidas históricamente por los sistemas dominadores, para justificar y articular sus arbitrariedades, en tanto agradeció que la problemática racial se discuta hoy abiertamente para fortalecer a la sociedad socialista cubana”.
“El racismo, como todas las formas de discriminación, tiene un origen socioeconómico en las relaciones de dominación impuestas por los grupos de poder en las sociedades clasistas…”
“La persona que sufre por problemas raciales también sufre por otras formas de discriminación: por su género, por su orientación sexual, su identidad de género, su estatus económico, lugar de residencia, religión, etnicidad, lengua, entre muchas otras excusas que sobredimensionan algún rasgo de las personas y los grupos sociales para usarlos como recurso de dominación”.
A punto de partida de esta reflexión, se suscitó un debate profundo por parte de legisladoras y legisladores que integran esta Comisión. Lo más interesante del debate fue que tomó como referencia para el análisis la interseccionalidad como relación entre formas múltiples de discriminación y se presentaron ejemplos muy elocuentes de la realidad cubana actual
“Yo retomé las palabras de Fernando Martínez Heredia cuando dice que el socialismo es un proceso de transformación cultural. La práctica de 53 años de Revolución nos está confirmando esta profunda verdad. Si no trabajamos estrategias educativas y de comunicación social permanente, como estamos desarrollando desde hace varios años en temas de orientación sexual e identidad de género en el CENESEX, la sociedad cubana no logrará efectuar los cambios culturales que se propone desde un paradigma emancipatorio, para lograr justicia plena”.
Se comentó la necesidad de establecer una ley contra todas las formas de discriminación que, “…en mi criterio, no debe dejar de particularizar las formas específicas en que se expresan. Aunque más allá de penalizar, debemos realizar un amplio trabajo de diálogo y participación en este complejo proceso de transformaciones de nuestras conciencias”.
No solo por la presentación y discusión sobre la discriminación en el parlamento de la República de Cuba saldrán soluciones ciertas a estos problemas reales.
Ahora más que nunca el ciudadano en Cuba y el conjunto de la sociedad tienen la ocasión de participar, como a la vez, de articular estrategias efectivas propias en el orden educativo, cultural, cívico y donde la persona discriminada o no sea el centro de la atención ciudadana.
La discriminación en cualquiera de sus manifestaciones es condenable y para que ello no tenga el más mínimo campo de cultivo es necesaria la inteligente permanencia de una novedosa cultura de educación en la comunicación social, cultural y educativa. El tema no puede dejar de entrar en la escuela para que pueda pasar a la cultura, a la ciencia, a la divulgación y su tratamiento por los medios. De lo contario, el mecanismo social que nos tiene que servir de instrumento para la desaparición del racismo no funcionará.
No es posible que en una sociedad sobre bases de construcción de un sistema socialista de producción, existan aun vestigios de racismo, los cuales se reflejan a nivel poblacional. La influencia del racismo en nuestro país , después del triunfo de la revolución , ha disminuido bastante , pero , aún queda mucho trabajo político e ideológico por hacer .Pues no es posible , que en el sector del turismo o en las TRD aun la masa de trabajadores negros y mestizos sea tan pequeña , sobre todo en posiciones protagónicas. Por lo cual es fácil apreciar, que de otro modo, existe el peligro de que el racismo vuelva a instalarse en la superestructura de la conciencia social cubana.
Qué bueno que el parlamento de una vez por todas toque este tema, el más importante de todas las problemáticas de nuestra sociedad cubana, que es el RACISMO, pues más allá de crisis económica y sus derivados, se trata de un tema que nos pertenece a todos como nación, por tanto, hay que llevarlo a la calle, al pueblo, que se conozca a fondo y se debata sin descanso.
Estuvimos mucho tiempo esperando este momento. Pero no nos ilusionemos, que son casi 5 siglos, para que hayamos podido borrarlos solo en los últimos 50 años. Aunque con tropiezos, no sin errores, pero también con avances, por fin estamos tocando puertos, que yo al menos, considero seguros.
Al fin el tema racial se ha debatido en dos ocasiones en la Comisión de Educación de nuestro Parlamento. Y esperamos que el próximo año esté ya en el Plenario de la Asamblea, Nacional, ocupando el lugar que le corresponde. Para que sea debatido por todos los diputados y salgan de ello políticas específicas para trabajar y solucionarlo.
Se trata de un reconocimiento que muchos hemos esperado durante años. Luchando y sin perder nunca las esperanzas. Confiando que la justicia se abre paso, siempre que estemos dispuestos a conseguirla al precio que sea necesario.
No se trataba de una deuda de estos más de 50 años de revolución, porque ningún otro país de este hemisferio, ha hecho tanto por los negros y mestizos. Ninguna nación ha luchado tanto contra la ignorancia, la discriminación de todo tipo y la desigualdad, hasta los mismos bordes del igualitarismo. No obstante, si es una deuda con la historia de la formación de la nación, su cultura e identidad.
Reconocer explícitamente que el tema existe y debe ser discutido nacionalmente, es ya un logro que tranquiliza a muchos ciudadanos y rinde honor a nuestros ancestros, sean del color que sean, porque se trata de profundizar en el rescate de nuestra identidad nacional y cultural. Sin ese rescate, la patria, la cultura cubana y nuestra identidad, son incompletas. Entonces, no estamos luchando simplemente por teñir la tierra que habitamos y sus instituciones, ni solo por la igualdad de todos, sino por poner definitivamente en el alma de todos los cubanos el color que les corresponde: “el color cubano “, como diría nuestro poeta nacional Nicolás Guillen.
Porque no están todos en el lugar que merecen. Especialmente aquellos que fueron traídos de África, contra su voluntad, arrancados, abruptamente trasplantados de sus tierras, sin familia, sin riqueza, sin nombres. Aunque aquí tuvieron el orgullo de convertirse en cubanos y muchos pelearon por esta tierra. Sin odios, ni rencores, solo con el dolor de no poder sentirse iguales, ni recibir el fruto de su sacrificio. Porque la esclavitud fue abolida, pero el dolor de sus heridas permanece hasta hoy, está aquí en el corazón de muchos cubanos de todos los colores.
Decía un demagógico slogan republicano: “todos los cubanos somos iguales” forma cínica de ocultar la desigualdad. Mentira inmensa que nos obstruye el camino para comprender realmente cual es el momento en que se encuentra el proceso de consolidación de la nacionalidad, nuestra cultura e identidad. Dentro de una sociedad, en la cual, la pobreza fue también masivamente blanca, pero la riqueza nunca fue negra. Además de todas las discriminaciones que por siglos nos agredieron.
Estoy seguro que nuestros “taitas” sonríen desde donde quiera que se encuentren. Porque se ha reconocido abiertamente que aún nos falta mucho por avanzar en el camino de la igualdad, la equidad y contra la discriminación, dentro de la patria por la que tantos lucharon, murieron y combaten todavía.
Me parece muy bueno, por no decir oportuno, el tratamiento del tema en la asamblea nacional por la posibilidad de particularizar desde el punto de vista jurídico para que puedan divulgarse, prevenirse y penalizarse, si fuera necesario, la violación de lo establecido en relación con un tema tan sensible. Aunque no se trate de una batalla legal la que principalmente debemos librar.
A pesar de que en Cuba “el que no tiene de Congo tiene de Carabalí”, persisten (y la grandiosa obra de justicia social de nuestra Revolución no ha podido impedirlo) actitudes y acciones que muestran en algunos ínfulas de superioridad racial.
Todo no se resolverá con leyes. Es necesario, continuar el trabajo concientizador en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Pues lo peor sería silenciarlo y continuar pretendiendo que el racismo y otras formas de discriminación son cosas del capitalismo. O simplemente del pasado. No, aún están aquí, y no solo como lastres, sino como resultado también de las imperfecciones y disfuncionalidades de una sociedad, cuyo modelo aún debe ser perfeccionado.
Lamentablemente, el reto más fuerte que enfrentamos con el tema racial, es su desconocimiento, la ignorancia, voluntaria e involuntaria, la ausencia de conciencia racial de que aun adolecemos todos, para entender que estamos frente a un problema, que no es simplemente de negros, blancos y mestizos sino de todos los cubanos. Que estamos ante una disfuncionalidad social, que nos impide definitivamente auto reconocernos, asumirnos como lo que somos, el fruto de una sociedad “multirracial”, multicolor, que nos está exigiendo consolidar un proyecto social, sin el cual la sociedad cubana volverá a caer en las manos de sus ancestrales colonizadores. Porque en sociedades como la cubana, consolidar el proyecto social de igualdad, equidad y solidaridad, es condición ineludible para mantener la independencia y la soberanía política de la patria por la que tantos lucharon y murieron.
Pero no solo existen aún racistas sino que en Cuba ello tiene varias manifestaciones. Digamos, como una de esas manifestaciones, están los supuestos capitalinos puros que discriminan al resto de los cubanos que provienen de otras regiones, principalmente a los orientales, o que no tienen en su sangre la “aria” pureza de los habaneros reyoyos. Los llaman peyorativamente “palestinos” o “sin tierras”, como si estos gentilicios no estuvieran llenos, a su vez, de la gloria que da la lucha por conquistar los derechos.
Sería absurdo tener nada en contra de los habaneros. Considero que la mayoría son hospitalarios, justos y tan patriotas como los demás cubanos, pero sí contra aquellos que portan en su conciencia ínfulas que no corresponden a nuestro sistema social y que tanto daño ha causado.
Gracias por auto admitir que no somos perfectos y por poner sobre el tapete los problemas para enfrentarlos juntos y resolverlos.
Comprendo que la discriminación (de cualquier tipo) es un mal que afecta gravemente la sociedad cubana. Considero que Cuba es una de los países con mayor avance en este sentido, me refiero a que la discriminación se visualiza en menor grado. He visto como mestizos, negros, blancos, mujeres, homosexuales, religiosos etc., compartimos los mismos derechos y obligaciones sociales.
Pero como cubano nos llamó la atención durante muchos años la xenofilia que se respiraba en todo el país, donde un extranjero tenía ciertas facilidades a las cuales el pueblo no podía acceder aunque contara con los recursos necesarios. De igual modo el trato en las instituciones que brindan servicios era diferenciado para un nacional o un extranjero. Era una forma de discriminarnos a nosotros mismos. Estas “barreras” fueron eliminadas, pero aún están en el subconsciente de las personas.
Me parece que algo similar sucede en el resto de las manifestaciones de discriminación. Desde el triunfo de la Revolución, todos disfrutamos de iguales derechos, deberes y aspiraciones. Solo que en un grupo de la población todavía quedan esos rezagos heredados y construidos durante generaciones y años de desigualdad, patrocinados por el Capitalismo que vivimos hace mucho tiempo y que aún se resiste a desaparecer... Aunque no creo que la discriminación sea un rasgo que caracterice a nuestro pueblo. Aunque con los cambios económicos, tan necesarios, pretenden retornar, amenazando la igualdad y equidad entre todos los cubanos.
Por otra parte, lo que si no comparto de ningún modo, es que forcemos a que los cargos públicos sean ocupados cada vez más por mujeres, mestizos, religiosos etc. Ese es un rol que debe ganarse con resultados concretos en el área, con experiencia y mucha preparación. Que ocupen los cargos aquellos ciudadanos con las habilidades y conocimientos concretos para desempeñar el papel, sin importar su lengua, orientación sexual, color de piel o cualquier otro aspecto por el cual pueda ser discriminado. Los cargos deben ser ocupados por aquellos que realmente pueden dirigirnos, manteniendo nuestros principios.
Aun y cuando se deben adoptar políticas, no de privilegios a favor de ningún grupo racial, sino que sirvan para equilibrar las diferencias, antes de que estas tengan que ser evaluadas .Porque los puntos de partida para todos los cubanos no ha sido igual.
Es un proceso paulatino, lo sé, no se puede cambiar la forma de pensar de las personas en tan poco tiempo, pero ya van cinco años desde que en el 2007 se comenzó a tratar más abiertamente el tema.
Deberían también revisarse desde los programas de educación de las escuelas primarias, secundarias y el preuniversitario. Nos debemos despojar de todos los prejuicios que se tienen. La preparación de los maestros en estos temas también debería ser perfeccionada, pues si ellos no conocen y tienen sus mentes llenas de prejuicios, al igual que la familia (claro que hay excepciones), ¿quién educa a los niños y a los adolescentes? ¿Ellos mismos? Puede ser un método, pero si no se tiene el apoyo de los adultos todo es en vano. José Martí quiere (sí, así, en presente) que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre. Entonces tenemos que hacer de esto no una simple consigna, sino una realidad de una vez y por todas.
Si algo queremos lograr, debemos comenzar desde las edades más tempranas y de seguro que una ley aprobada en el parlamento que reconozca oficial y legítimamente esos derechos ayudaría mucho. Aunque no sería la solución.
Las instituciones de la sociedad civil y del gobierno Cubano, sus proyectos, y las políticas que se revelan en Cuba socialista representan un paso adelante crucial en democracia-participativa, ciudadanos como protagonistas y un reconocimiento esperanzado de la identidad racial positiva.
Sin embargo, cuál no está claro es la relación analítica y por lo tanto las estrategias políticas y de desarrollo entre la discriminación basada en cultura y la discriminación material consiguiente en la educación, el empleo, y la calidad de viviendas. ¿Cómo, por ejemplo, las nuevas políticas económicas reflejarán y enfrentarán diferenciales en los estándares de vivir con desigualdades raciales incluyendo diferenciales en remesas? Estas situaciones habrán de ser atendidas.
Me parece muy bueno, por no decir solo oportuno, el tratamiento del tema en la Asamblea Nacional, por la posibilidad de particularizar desde el punto de vista jurídico para que puedan divulgarse, prevenirse y penalizarse, si fuera necesario, la violación de lo establecido en relación con un tema tan sensible.
En particular, el color de la piel es una realidad imposible de soslayar. Nos marcó a todos. Sobre todo a los que no llegaron buscando fortuna ni privilegios, y más a los que brindaron su sangre y sudor, dentro de los barcos negreros, en los cañaverales, las minas, como simples sirvientes, en el cepo y el anonimato, para crear una inmensa parte de la riqueza que hoy tenemos. Y por la que nunca fueron reconocidos.
Para felicidad y esperanza de todos, hemos comenzado definitivamente a quitar “la costra del coloniaje “que afectaba nuestra cultura, la nación y su identidad. Ahora si vamos a ser cubanos, como nunca antes pudimos serlo.
Hay que llenar al país de tarjas, monumentos y museos, de Historia, que recuerden absolutamente a todos los que se sacrificaron en la lucha, por ser un solo pueblo; para que los que nos quieran acompañar en esa batalla contra toda forma de discriminación se sientan reconocidos y felices.
Algunas recomendaciones
1. La historia cubana escrita, refleja todavía de manera bastante insuficiente el papel desempeñado por negros y mestizos y por la mujer negra en particular, en el proceso de construcción de la Nación y su cultura. Lo cual afecta a la identidad Cultural y nacional, vistas como un todo.
Lo que lleva implícito una modificación importante en la enseñanza, tanto en los textos como en su metodología de trasmisión.
2. Las manifestaciones de racismo, que se expresan como fenómenos de exclusión del negro y del mestizo, sobre todo de los primeros, en algunos espacios sociales y económicos, fenómeno que debe ser combatido aún de manera más abierta, multilateral y sistemática.
Lo cual lleva implícito un fuerte trabajo con los organismos de la administración central del Estado.
3. La insuficiencia cultural e ignorancia presentes en no pocas personas, que soslayan el tema racial, niegan su existencia, asumen ante el mismo las más disímiles actitudes, o simplemente consideran que se trata de algo sobre lo cual no vale la pena hablar.
Lo cual lleva implícito un fuerte trabajo cultural y de divulgación.
4. La nueva economía, emergida en Cuba durante el denominado «Periodo Especial», como resultado del conjunto de medidas dirigidas a superar la crisis económica, apoyándose en el surgimiento de la propiedad mixta de las corporaciones, el turismo y el acercamiento a la llamada economía de mercado, es aún muy excluyente, en cuanto a la presencia de negros y mestizos en posiciones protagónicas dentro de ella. Especialmente en las actividades cercanas al turista y en las posiciones de dirección.
Hay que tratar por todos los medios de lograr equilibrar la presencia del negro y del mestizo en la nueva economía.
5. Los principios trazados por la Dirección del País, para lograr la existencia de un equilibrio racial en la política de cuadros, establecidos desde 1985, todavía no se cumplen. La limitada presencia de cuadros de dirección, negros sobre todo, y mestizos, en las estructuras de dirección del Estado y de las empresas, en particular dentro de las corporaciones y el turismo, es preocupante. Lo cual contradice los altos niveles educacionales alcanzados por esos grupos raciales.
Hay que hacer cumplir estos principios que ya fueron trazados hace tiempo, pero que no se toman en cuenta.
6. La educación cubana, por su parte, aún no ha asumido la problemática del color de la piel, como parte de la formación científica, cultural e histórico política, de un estudiantado, que todavía debe enfrentar dentro de la realidad social actual, la existencia de los estereotipos negativos sobre los negros y los «no blancos» en general; los prejuicios raciales, la discriminación y el racismo. Por lo que respecto al tema de la racialidad, existe aún en Cuba una profunda dicotomía entre escuela y realidad social, que afecta el desarrollo cultural y político de la juventud principalmente.
Se debe lograr articular la presencia del color en la educación, la ciencia y los medios informativos nacionales, de modo que se genere el mecanismo de su retro alimentación.
7. Negros, blancos y mestizos, no se sientan en las aulas a recibir contenidos que los asuma a todos de manera igualitaria, coherente y equilibrada, como miembros de una sociedad un étnica y multicolor.
8. El color de la piel, no aparece abiertamente asumido como una variable de consideración directa dentro de la política social. Esta última, actualmente, aunque ataca de manera más específica y directa la pobreza, la injusticia social, la inequidad y practica «discretamente» la llamada Acción Afirmativa, todavía no llega a la esencia de las diferencias, que engendradas a partir de los distintos puntos de partida históricos, subsisten entre los grupos raciales que integran la población cubana actual: blancos, negros y mestizos.
9. Las ciencias sociales y humanísticas, en particular, dentro de la educación superior, aún no asumen de manera suficiente el tema racial como algo de vital estudio e investigación, para la más profunda comprensión de la sociedad cubana actual y el insoslayable abordaje de su perfeccionamiento. Por lo cual, la docencia e investigación que aún se desarrollan en nuestras escuelas y facultades universitarias, son insuficientes desde la perspectiva planteada.
10. El discurso público, por medio del cual se ataca la discriminación, todavía no es suficientemente divulgado, presenta también ciertas aristas que deben ser ampliadas. Aunque, a pesar de ello, sus formulaciones, ya encierran de por sí un basamento ético importante para debatir sobre la cuestión racial.
11. Una parte considerable de nuestra intelectualidad, ni siquiera menciona el tema racial, no tomándolo en cuenta como un problema a resolver. Por lo que es posible afirmar que existen diferencias importantes, incluso entre nuestros intelectuales, en cuanto a cuál es el momento específico del proceso de consolidación de la nación cubana y su cultura en que nos encontramos.
12. Nuestras estadísticas económicas y sociales, prácticamente ignoran hasta hoy el «color de la piel», con el consecuente posible cuestionamiento científico a la validez de sus conclusiones, al excluir del análisis una variable fundamental para la caracterización de la población cubana, así ¿ Lo Cuál es la razón o razones, de las múltiples ocasiones en se produzca la pérdida de oportunidades que ello significa, al no reflejar la verdadera obra social de la Revolución.
Esto no se va lograr si nuestras estadísticas no cruzan la variable color de la piel con el resto de las variables socioeconómicas, culturales y políticas. No basta con decir que hay un por ciento de desempleo, hace falta decir que color tiene, donde geográficamente esta ubicado, para verlo en personas físicas-concretas.
Un ejemplo de esa ausencia es posible verlo en varios informes rendidos por Cuba en los años más recientes: «Investigación sobre desarrollo humano y equidad en Cuba, 1999», CIEM-PNUD, La Habana, 2000; «Perfil estadístico de la mujer cubana en el umbral del siglo XXI», ONE, La Habana, 1999; «Cuba: 10 años después de la conferencia sobre la población y el desarrollo», CEPDE-ONE-UNFPA, La Habana, 2005; «Cuba: objetivos de desarrollo del milenio», Segundo informe, INIE, La Habana, julio de 2005. En ellos se constata el gran avance logrado por Cuba en todos los órdenes, pero al no considerar el color de la piel, se pierde la oportunidad de presentar la obra de la Revolución en aquellos sectores y grupos poblacionales, donde la pobreza es mayor. Además de que es posible cuestionarse su validez científica, a partir de que no consideran un atributo fundamental de la población cubana, como lo es el «color de la piel».
Esteban Morales
UNEAC
MONCADA
https://www.alainet.org/pt/node/163423
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