A transformar revolucionariamente la iglesia desde adentro
14/09/2008
- Opinión
El atroz silencio de la Iglesia Jerárquica, de más de veinte años de aplicación del modelo neoliberal y su belicosa actual minicruzada religiosa: machista, patriarcal, capitalista, homofóbica y defensora de la privatización de la educación, muestra que este grupo religioso conservador, ha sido parte de la derecha oligárquica que ahora está en crisis y no alcanzan a restituir los poderes que acumularon en su beneficio con la política neoliberal. Quieren hacer el papel de los partidos de derecha, pero parece que tampoco van a lograrlo.
La Iglesia jerárquica representa, a una de las estructuras más antidemocráticas de la historia. Que yo recuerde, Mons. Antonio Arregui y el Papa Benedicto XII no fueron elegidos ni por medios de asambleas ni por medio del voto popular. Ellos se eligen entre las jerarquías. ¿De qué democracia pueden hablar?¿Quiénes son ellos para enseñarnos qué es democracia? Ellos representan un “poder omnímodo”. ¿No sería mejor que se despojen del poder omnímodo, democraticen la iglesia y en esa medida se metan en los temas del estado y de la ciudadanía? Sería coherente, si los cristianos eligieran a sus representantes eclesiales, si la mayoría de cristianos podría preguntar, criticar, cuestionar al poder “absoluto” que ellos quieren representar, entonces empezarían a cambiar las estructuras conservadoras, monopólicas y monolíticas de la iglesia.
Para democratizar la iglesia, por ejemplo, se podría empezar a hacer circular todos los domingo en la hojita dominical que ahora la jerarquía utiliza para enviar sus propuesta políticas programáticas en contra del aborto, del matrimonio gays, en el fondo defendiendo el poder de la iglesia y de la derecha, para permitir un debate democrático, amplio y dejar que las mujeres que abortan, los gays, las lesbianas, transexuales y demás, muchos de ellos y ellas cristian@s, manifestaran su opinión, dijeran porque abortan, porque tienen opciones sexuales diferentes y por qué les importa tener derechos humanos.. ¿No es de sumo autoritarismo quitarles las palabras a otros?, ¿De qué libertad de conciencia religiosa pueden hablar, de la libertad que ellos tienen de opinar mientras la mayoría de cristianos no pueden hacerlo?. Muy parecido a lo ocurrido en la inquisición y en los tiempos de la colonización española: solo la jerarquía opinaba, decidía sobre miles de cuerpos quemados en hogueras, miles de indígenas apilados en las mitas o miles de cuerpos de mujeres violados por los españoles, mientras “evangelizaban”.
Por qué sí la iglesia representa un poder político, no es una estructura que rinda cuenta a la sociedad. Si ejercen su ciudadanía haciendo uso del poder que les dio algún superior a sus rangos, utilizando el campo religioso, entonces deben someterse a las leyes y a las reglas de la más básica democracia como todos los demás ciudadanos. Si van ha ejercer la política sobre los otros, debe estar sujetos a que otros lo hagan en relación a su grupo de poder. O sino, es mejor retirarse a ejercer sus votos religiosos y dejar que los asuntos de la democracia, del estado y la ciudadanía los definan quienes hacen parte en concordancia o crítica a estas estructuras mencionadas.
En la misma línea, qué yo recuerde, en todos estos años, las mujeres nunca han sido consultadas por la iglesia Jerárquica, acerca de sus necesidades.
¡Qué cuerpos femeninos y masculinos están defendiendo? Siempre ha sido evidente, la desatención que la Iglesia ha tenido frente a las problemáticas de las mujeres. Solo para mencionar, en los últimos veinte años, no se ha visto a ninguno de los representantes de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, promoviendo grandes medidas en contra de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres. Con el silencio cómplice de ustedes, se ha incrementado la migración de la mano de obra femenina, se ha incrementado el tráfico sexual de niñas, adolescentes y mujeres por medio de las transnacionales exportadoras de cuerpos; razones por las que han muerto miles de mujeres y otras miles son explotadas en manos del gran capital. Ningún medio de comunicación ha sufrido una censura de su parte, impidiendo mostrar cuerpos de niños, niñas y mujeres para vender productos. Todas están mujeres han puesto sus vidas para defender a sus familias, mientras ustedes gozan de todos los privilegios, control de propiedades educativas y otras, de poder, de excelentes situaciones, comodidades para sus vidas, mientras una gran parte del pueblo feminizado hasta hace poco vivía con un dólar diario. ¿No entiendo, a nombre de que Dios, qué vida es la que ustedes dicen defender?.
Dice el rumor popular, que muchos sacerdotes de la jerarquía, han hecho de sus votos de pobreza, obediencia y castidad una moral impracticable. Ustedes dicen que estos “actos sacerdotales erróneos son particulares”, sin embargo, son producto de la crisis de sus estructuras, de los excesos de poder, de la concentración de riquezas, de la doble moral y de su incapacidad de transformar revolucionariamente a la Iglesia desde adentro. No entiendo que reclaman y bajo que criterio ustedes pueden cuestionar a las mujeres que abortan, no entiendo con que moral ustedes pueden decir que es bueno o malo que las mujeres decidan sobre sus cuerpos, si ustedes han hecho de sus propios preceptos morales y de su práctica una farsa. Si la moral es política, viniere de donde viniere, y si la moral y política son un asunto público, no sería justo, utilizar el poder de la iglesia para localizar en dónde realmente están los sepulcros blanqueados?, seguro el poder de la iglesia no solo tambalearía.
Por la justa memoria histórica que debería permitirnos asumir una vida revolucionaria y solidaria. Quién de ustedes ha tomado cuenta el sometimiento histórico que han sufrido las mujeres luego de la conquista española. El mestizaje fue fruto de un proceso de continuas violaciones sobre los cuerpos de las mujeres. ¿Cuándo los sectores conservadores de la iglesia, entre ellos los grupos Opus Dei, han juzgado aquellos hechos?. Ustedes saben que el pueblo ecuatoriano, es producto cultural y sexual, de violaciones históricas sobre los cuerpos de las mujeres. Eso se llama cultura dominante. Ese es el eje del patriarcado y del androcentrismo en el Ecuador. Tan semejante a la actual cultura que sigue existiendo, en la que muchos hombres dentro de sus casas violan a sus esposas, otras sufren violaciones en la calle, con la vista y parcimonia de la iglesia, pues los miles a los que hace mención el dato son cristianos. Pregunta sensata: ¿qué hace la iglesia contra esos actos?. No sería importante hablar de aquello en su hojita dominical. Tal vez así, se reducirían los abortos en este país. Mientras eso no cambie, seguirán promoviendo una cultura neocolonial como la de hace siglos. Cae por su propio peso, la “gran preocupación actual de la iglesia por la vida y las mujeres”.
Para que no quepa duda, esta palabras no son solo para orientar el voto solamente hacia el Si crítico en el Referendum, sino para colocar un debate público que va más allá del voto y del 28 de setiembre. La situación de las estructuras de las iglesias y todos los problemas sociales-económicos-sexuales, que ha provocado su doble práctica y la crisis política, ideológica de su “omnímodo poder”, van más allá de aborto y de la unión homosexual.
Una revolución ciudadana que se precie de serlo, necesita exponer estos temas, no velarlos, porque son materia del patriarcado, del capitalismo y del neocolonialismo, los sistemas más injustos que conocemos. Bajo este prisma histórico, lo que tiene que ver con los cuerpos de las mujeres y la necesaria transformación revolucionaria de la iglesia desde adentro, no son materia de segundo orden, no son problemas a resolverse entre las cúpulas de poder, deben estar en el debate público, en las demandas democráticas y en la acción política transformadora de los pueblos y de sus gobiernos.
- Margarita Aguinaga, Colectivo Feminista.
La Iglesia jerárquica representa, a una de las estructuras más antidemocráticas de la historia. Que yo recuerde, Mons. Antonio Arregui y el Papa Benedicto XII no fueron elegidos ni por medios de asambleas ni por medio del voto popular. Ellos se eligen entre las jerarquías. ¿De qué democracia pueden hablar?¿Quiénes son ellos para enseñarnos qué es democracia? Ellos representan un “poder omnímodo”. ¿No sería mejor que se despojen del poder omnímodo, democraticen la iglesia y en esa medida se metan en los temas del estado y de la ciudadanía? Sería coherente, si los cristianos eligieran a sus representantes eclesiales, si la mayoría de cristianos podría preguntar, criticar, cuestionar al poder “absoluto” que ellos quieren representar, entonces empezarían a cambiar las estructuras conservadoras, monopólicas y monolíticas de la iglesia.
Para democratizar la iglesia, por ejemplo, se podría empezar a hacer circular todos los domingo en la hojita dominical que ahora la jerarquía utiliza para enviar sus propuesta políticas programáticas en contra del aborto, del matrimonio gays, en el fondo defendiendo el poder de la iglesia y de la derecha, para permitir un debate democrático, amplio y dejar que las mujeres que abortan, los gays, las lesbianas, transexuales y demás, muchos de ellos y ellas cristian@s, manifestaran su opinión, dijeran porque abortan, porque tienen opciones sexuales diferentes y por qué les importa tener derechos humanos.. ¿No es de sumo autoritarismo quitarles las palabras a otros?, ¿De qué libertad de conciencia religiosa pueden hablar, de la libertad que ellos tienen de opinar mientras la mayoría de cristianos no pueden hacerlo?. Muy parecido a lo ocurrido en la inquisición y en los tiempos de la colonización española: solo la jerarquía opinaba, decidía sobre miles de cuerpos quemados en hogueras, miles de indígenas apilados en las mitas o miles de cuerpos de mujeres violados por los españoles, mientras “evangelizaban”.
Por qué sí la iglesia representa un poder político, no es una estructura que rinda cuenta a la sociedad. Si ejercen su ciudadanía haciendo uso del poder que les dio algún superior a sus rangos, utilizando el campo religioso, entonces deben someterse a las leyes y a las reglas de la más básica democracia como todos los demás ciudadanos. Si van ha ejercer la política sobre los otros, debe estar sujetos a que otros lo hagan en relación a su grupo de poder. O sino, es mejor retirarse a ejercer sus votos religiosos y dejar que los asuntos de la democracia, del estado y la ciudadanía los definan quienes hacen parte en concordancia o crítica a estas estructuras mencionadas.
En la misma línea, qué yo recuerde, en todos estos años, las mujeres nunca han sido consultadas por la iglesia Jerárquica, acerca de sus necesidades.
¡Qué cuerpos femeninos y masculinos están defendiendo? Siempre ha sido evidente, la desatención que la Iglesia ha tenido frente a las problemáticas de las mujeres. Solo para mencionar, en los últimos veinte años, no se ha visto a ninguno de los representantes de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, promoviendo grandes medidas en contra de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres. Con el silencio cómplice de ustedes, se ha incrementado la migración de la mano de obra femenina, se ha incrementado el tráfico sexual de niñas, adolescentes y mujeres por medio de las transnacionales exportadoras de cuerpos; razones por las que han muerto miles de mujeres y otras miles son explotadas en manos del gran capital. Ningún medio de comunicación ha sufrido una censura de su parte, impidiendo mostrar cuerpos de niños, niñas y mujeres para vender productos. Todas están mujeres han puesto sus vidas para defender a sus familias, mientras ustedes gozan de todos los privilegios, control de propiedades educativas y otras, de poder, de excelentes situaciones, comodidades para sus vidas, mientras una gran parte del pueblo feminizado hasta hace poco vivía con un dólar diario. ¿No entiendo, a nombre de que Dios, qué vida es la que ustedes dicen defender?.
Dice el rumor popular, que muchos sacerdotes de la jerarquía, han hecho de sus votos de pobreza, obediencia y castidad una moral impracticable. Ustedes dicen que estos “actos sacerdotales erróneos son particulares”, sin embargo, son producto de la crisis de sus estructuras, de los excesos de poder, de la concentración de riquezas, de la doble moral y de su incapacidad de transformar revolucionariamente a la Iglesia desde adentro. No entiendo que reclaman y bajo que criterio ustedes pueden cuestionar a las mujeres que abortan, no entiendo con que moral ustedes pueden decir que es bueno o malo que las mujeres decidan sobre sus cuerpos, si ustedes han hecho de sus propios preceptos morales y de su práctica una farsa. Si la moral es política, viniere de donde viniere, y si la moral y política son un asunto público, no sería justo, utilizar el poder de la iglesia para localizar en dónde realmente están los sepulcros blanqueados?, seguro el poder de la iglesia no solo tambalearía.
Por la justa memoria histórica que debería permitirnos asumir una vida revolucionaria y solidaria. Quién de ustedes ha tomado cuenta el sometimiento histórico que han sufrido las mujeres luego de la conquista española. El mestizaje fue fruto de un proceso de continuas violaciones sobre los cuerpos de las mujeres. ¿Cuándo los sectores conservadores de la iglesia, entre ellos los grupos Opus Dei, han juzgado aquellos hechos?. Ustedes saben que el pueblo ecuatoriano, es producto cultural y sexual, de violaciones históricas sobre los cuerpos de las mujeres. Eso se llama cultura dominante. Ese es el eje del patriarcado y del androcentrismo en el Ecuador. Tan semejante a la actual cultura que sigue existiendo, en la que muchos hombres dentro de sus casas violan a sus esposas, otras sufren violaciones en la calle, con la vista y parcimonia de la iglesia, pues los miles a los que hace mención el dato son cristianos. Pregunta sensata: ¿qué hace la iglesia contra esos actos?. No sería importante hablar de aquello en su hojita dominical. Tal vez así, se reducirían los abortos en este país. Mientras eso no cambie, seguirán promoviendo una cultura neocolonial como la de hace siglos. Cae por su propio peso, la “gran preocupación actual de la iglesia por la vida y las mujeres”.
Para que no quepa duda, esta palabras no son solo para orientar el voto solamente hacia el Si crítico en el Referendum, sino para colocar un debate público que va más allá del voto y del 28 de setiembre. La situación de las estructuras de las iglesias y todos los problemas sociales-económicos-sexuales, que ha provocado su doble práctica y la crisis política, ideológica de su “omnímodo poder”, van más allá de aborto y de la unión homosexual.
Una revolución ciudadana que se precie de serlo, necesita exponer estos temas, no velarlos, porque son materia del patriarcado, del capitalismo y del neocolonialismo, los sistemas más injustos que conocemos. Bajo este prisma histórico, lo que tiene que ver con los cuerpos de las mujeres y la necesaria transformación revolucionaria de la iglesia desde adentro, no son materia de segundo orden, no son problemas a resolverse entre las cúpulas de poder, deben estar en el debate público, en las demandas democráticas y en la acción política transformadora de los pueblos y de sus gobiernos.
- Margarita Aguinaga, Colectivo Feminista.
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