Para conmemorar el 25 de noviembre, Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres, Las Dignas, junto con otras organizaciones de mujeres, hemos celebrado un acto para protestar por las víctimas que se ha cobrado este año la violencia hacia las mujeres así como para recordarlas y exigir justicia y dignidad para todas ellas. A las 8:30 de la mañana nos reunirnos en la entrada del Parque Cuscatlán para comenzar una marcha hasta la Fiscalía General de la República con el fin de exigirle una rendición de cuentas por todos los actos de violencia contra las mujeres cometidos este año y presionar para que se investigue con justicia y prontitud cada uno de los casos. Además de diversas pancartas, las y los participantes de la marcha portaron velas, coronas y una cruz negra con el nombre de cada mujer asesinada este año. Con estos símbolos se pretendió rendir tributo a las víctimas así como mantenerlas vivas en nuestro recuerdo, comprometiéndonos en lograr un proceso justo para todas. Una vez alcanzada la sede de la Fiscalía General de la República, se leyó en voz alta la carta que se estaba entregando al Fiscal por una comisión de cinco mujeres representantes de las diversas organizaciones presentes. Éstas tuvieron que ser recibidas por el Fiscal General Adjunto, Romeo Benjamín Barahona, que escuchó con actitud abierta nuestras peticiones y se comprometió a trasladárselas al Fiscal General. Sin embargo, durante la entrevista, nos quedó claro que esta institución no considera los asesinatos y otros actos de violencia contra las mujeres con la importancia y especificidad que su gravedad requiere. Para el Fiscal Adjunto, las muertes y violaciones a las mujeres que se han producido este año forman parte de una violencia social amplia que no distingue la evidente desigualdad genérica en las víctimas. Pese a esta consideración de la Fiscalía, que creemos errónea, es importante señalar que esta violencia se ejerce de manera generalizada contra las mujeres independientemente de su clase social, nivel educativo o edad. En lo que va de año han violado, asesinado, y maltratado a recién nacidas, jóvenes, ancianas, trabajadoras del sexo, estudiantes, profesionales, mujeres rurales, urbanas... Sin embargo, la violencia contra las mujeres se invisibiliza y silencia en el discurso de la violencia social y la inseguridad ciudadana; donde aparentemente cualquier "ciudadano" es víctima de violencia sin hacer diferencia en relación al sexo de la víctima. Las cifras, en cambio, hablan por sí solas: nueve de cada diez personas maltratadas en su hogar, violadas o abusadas sexualmente son mujeres y niñas. Mientras que siete de cada diez de las personas agresoras son familiares hombres y conocidos. Las mujeres somos víctimas de la violencia de manera sistemática, y contrario de lo que dice el gobierno, los delincuentes son los esposos, compañeros de vida, padres, padrastros, profesores, religiosos, médicos, abogados, políticos. Uno de los mayores enemigos de la mujer es el propio sistema de justicia. La investigación es prácticamente nula y la aplicación de la justicia se produce de manera prejuiciada y discriminativa. Un ejemplo de ello es que de 4.700 delitos contra la libertad sexual - entre los años 98 y 99 - tan solo en 66 sentencias se condenó al imputado. Por todo ello, seguiremos luchando contra la violencia de género, que tiene como propósito último ser un medio de intimidación y dominación de los hombres con respecto a las mujeres, es decir, su base es el control y el dominio. Debemos avanzar en entender y asumir esta realidad, como primer paso para solucionar este grave problema.