La larga noche neoliberal sigue su marcha

La lógica gubernamental de Alianza País

02/06/2011
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La aplicación de las directrices económicas del neoliberalismo en el Ecuador, que se pusieron en marcha con el retorno a la Democracia, tropezó desde su inicio con un proceso sostenido de resistencia popular. La fuerza de la oposición al denominado ajuste estructural se consolidó en el año 2000 con el primer levantamiento indígena, fecha desde la cual la lucha popular tuvo como principal sujeto de dirección política al movimiento indígena y a sus organizaciones.

La confrontación llegó a su punto más alto con la primera gran movilización popular que derrocó al gobierno de Bucaram, punto de inflexión política que se sostuvo durante el derrocamiento de Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. Cabe anotar que las tres defenestraciones gubernamentales se deben fundamentalmente a la lucha de resistencia popular en contra del neoliberalismo.

Durante la década del 1990 hasta mediados de la del 2000, las organizaciones populares habían configurado un claro programa político, cuyas demandas fundamentales fueron: No a la Privatización, No al TLC, No a la Base de Manta, No al Plan Colombia. Programa que articuló a las organizaciones populares y que se constituyó en la razón de ser de sus luchas, cuyas mayores expresiones fueron los tres grandes levantamientos que derrocaron los tres gobiernos.

Con estos antecedentes se puede entender que Alianza País llegue al gobierno en el 2006, solo y en razón de que acoge en su discurso de campaña la demandas del programa político de los sectores populares organizados desde la izquierda. Su ofrecimiento de acabar con la larga noche neoliberal, es quizás lo que mejor explica el triunfo de Alianza País, tomando en cuenta que el deseo de cambio del pueblo tenía como núcleo articulador poner fin a los intentos de aplicación del neoliberalismo.

Acabar con la larga noche neoliberal exigía recuperar y fortalecer el Estado que había sido reducido por los gobiernos anteriores. Se necesitaba, decían, y aún sostienen, un Estado fuerte para que asuma el control y vigilancia de la economía.  

Propuesta que ha sido vista como un signo claro del fin del neoliberalismo. Confusión curiosa ésta, cuando hace casi medio siglo atrás los teóricos del neoliberalismo alemán planteaban como presupuesto del mismo que: “… el Estado debe dominar el devenir económico.” Franz Bohm, citado por Foucault. (Foucault, 2007: 162)

El Estado neoliberal tiene que saber-intervenir en todos los aspectos de la vida, en función de los intereses de la reproducción de la economía mercantil capitalista. Desde este enfoque, el saber intervenir es un asunto de gobierno, un tipo de dirección política de la sociedad que busca su total mercantilización. Un asunto de gobierno que Alianza País lo ha llevado bastante bien en estos años que está al frente del Estado ecuatoriano.

Como se conoce, la compleja y heterogénea estructuración de las sociedades andinas, como la nuestra, ha permitido que formas de vida alternas al mundo capitalista sobrevivan y se conserven en los márgenes del sistema. Son estas formas justamente la riqueza que se expresa en el carácter Plurinacional e Intercultural del Estado; y son estas formas de existencia las que nos han permitido pensar en un proyecto de vida distinto, llamado Sumak Kawsay.

Sin embargo, más allá de la retórica de izquierda del Gobierno y de la letra muerta en la que está convirtiendo a la Constitución de Montecristi, sobre todo en sus partes más avanzadas, los mundos de la vida andino-agrarios son disfuncionales en la nueva articulación internacional del capital. En razón de esto deben ser negados e integrados de forma plena a la economía mercantil capitalista; sin lugar a dudas, este parece ser el objetivo central del gobierno de la Revolución Ciudadana.

En función de este objetivo se requiere consolidar la colonización de los mundos de la vida andinos, e integrarlos a la demanda del mercado mundial, ya sea como proveedores de mano de obra barata para la explotación petrolera y minera y/o para los encadenamientos productivos agro-empresariales que se están consolidando en esta época. Para esto es necesario un gobierno que pueda intervenir en el seno de la población para desarticular sus relaciones de vida no mercantiles, como son: la reciprocidad, la solidaridad y la cooperación. Desmontadas estas lógicas productivas alternativas, los campesinos se ven obligados a migrar y entrar en la dinámica competitiva del mercado.

Si se revisa críticamente los programas económicos y la política social del Gobierno, se puede observar con bastante claridad que se está poniendo en marcha un proyecto de racionalización de la vida funcional a la reproducción mercantil, y a la competencia como su principio articulador. Proyecto que se enmarca en la idea de “Vitalpolitik, la política de la Vida”  que, según Foucoult, fue trabajada por el teórico neoliberal Rüstow (Foucault, 2007:185) Política de la vida que tiene como objetivo el control total de la vida de los seres humanos, en atención a las exigencias de la economía capitalista.

De hecho, este proyecto no es nuevo, se lo viene aplicando desde el regreso a la Democracia, por todos los gobiernos que se han sucedido. Sin embargo, parece ser que el Gobierno que mejor ha aplicado esta política es el de Alianza País, sin lugar a dudas es un gobierno que cuenta con la tecnocracia necesaria para llevar adelante su objetivo. Tecnocracia que viene formándose desde la época neoliberal, y que participó en todos los programas de desarrollo llevados adelante por la cooperación internacional, articulada a las políticas de FMI y el Banco Mundial.

Podríamos hacer una lista de los Ministros que estuvieron trabajando para la cooperación internacional y que se formaron como buenos tecnócratas al servicio de la Vitalpolitik, de la colonización y administración de la vida. Muchos de los funcionarios del actual gobierno conocieron muy de cerca a las comunidades y organizaciones indígenas, pues trabajaron sobre ellas con los programas de la cooperación internacional. Funcionarios que pasaron de ser cuadros de las ONGs para el desarrollo a ser cuadros del Estado, lo que indica el proceso por el cual la política de la vida los colonizó a ellos mismos.

El fin último de esta colonización es: “construir una trama social en la que las unidades básicas tengan precisamente la forma de la empresa.” (Foucault, 2007:186) ¿Qué son sino todos los programas sociales del MIES y los económicos del Ministerio Coordinador de la Producción el Empleo y la Competitividad, así como los programas del MAGAP, del MIDUVI? y sobre todo ¿qué busca el Plan Nacional de Desarrollo, mal llamado del Buen Vivir, presentado por la SENPLADES, con su proyecto de nodos de producción? “Se trata de hacer del mercado, de la competencia, y por consiguiente de la empresa lo que podríamos llamar el poder informante de la sociedad.” (Foucault, 2007:186).

La leyes que se redactan e imponen desde la aprobación de la Constitución del 2008, están destinadas ha garantizar un marco jurídico de control del mundo de la vida (Ley de: tierras, soberanía alimentaria, ley minera, ley de aguas, ley de educación media y superior, etc.) con lo cual se asegura la aplicación del modelo económico articulado a las demandas del capital internacional. “Sociedad de empresa y sociedad judicial, sociedad ajustada a la empresa y sociedad enmarcada por una multiplicidad de instituciones judiciales, son las dos caras de un mismo fenómeno.” (Foucault, 2007:187)

Desmontados los mundos de la vida alternos al mercado, es decir, desarticuladas las relaciones que constituyen la comunidad agraria, principalmente la relación de de reciprocidad y solidaridad, las personas quedan huérfanas de mundo y son absolutamente susceptibles de ser atrapadas en las relaciones mercantiles.

Sin embargo, y pese al proyecto de Alianza País, los resultados de la Consulta Popular muestran que por sobre estos 500 y más años de colonización, por sobre los muchos ensayos de evangelización y racionalización, las tantas falsas promesas, la cantidad gigantesca de ofertas, los muchos chantajes y manipulaciones, las bambalinas y espejos que nos han dado, nuestras relaciones comunitarias sobreviven al tiempo y al colonizador.

Referencias

Foucault, Michel, El Nacimiento del a Biopolítica, Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, argentina, 2007.

- Natalia Sierra, socióloga, docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador

https://www.alainet.org/fr/node/150205
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