La globalización en Chile
20/06/2004
- Opinión
En los años noventa volvió a repetirse el efecto de la
globalización y la liberalización del comercio exterior,
que llevó a una crisis de la agricultura. Los cultivos
tradicionales para el mercado interno se redujeron en pocos
años. Cuando se creía asegurado el autoabastecimiento
alimenticio, las importaciones volvieron a crecer. En los
años 1997 al 2002, las deudas de agricultores y campesinos
aumentaron por los altos intereses fijados y la contracción
del mercado interno, resueltos por el Banco Central y el
gobierno. Las importaciones de alimentos a precios
artificialmente bajos perjudicaron a los agricultores que
producen para el consumo interno.
La gran masa de los trabajadores del campo no se benefició
de los años de auge. Los puestos de trabajo disminuyeron.
En los comienzos de los noventa los mejoramientos fueron
mínimos, comparados con las ganancias de las compañías
exportadoras. El ingreso promedio del trabajo en las zonas
rurales era en el año 2000 inferior al de 1990. En las
faenas agrícolas y forestales, los subcontratistas
descuentan un 30% o más del salario que pagan los
empresarios, sin garantizar seguridad en el transporte, ni
el pago de las cotizaciones previsionales y de salud.
Por otro lado, la política del cobre, desde Pinochet a
Lagos, se rige por el Decreto Ley Piñera que transfiere el
ejercicio de la propiedad de los recursos minerales,
mediante la llamada "concesión plena". Chile perdió en
diez años 4.538 millones de dólares adicionales al permitir
que gran parte del mineral extraído se exporte en forma de
concentrados y no de refinados. Por otra parte, durante los
últimos diez años 43 empresas transnacionales de un total
de 47, simuló "pérdidas" en sus balances, con el fin de no
pagar impuestos. Un amplio sector de la opinión pública
apoya el establecimiento de un royalty o regalía similar al
que estas mismas compañías pagan a los estados donde tienen
inversiones similares.
Durante los noventa, la deuda externa de Chile siguió
aumentando. Al alcanzar la mitad del Producto Interno
Bruto, la Deuda Externa vuelve a convertirse en el presente
en una bomba de tiempo que puede estallar, ante una nueva
crisis internacional. Un ejemplo es Enersis. Sin haber
aportado un solo kilowatio , Enersis, acumuló una deuda de
12.000 millones de dólares, cifra equivalente a poco menos
de un tercio del total de la Deuda de Chile.
Una expresión del dinamismo con que se expanden las
multinacionales en Chile es el hecho que sus ventas han
crecido más que el Producto Interno Bruto, más que las
ventas de las empresas estatales y más que las empresas
privadas. Si continúa la transnacionalización sin límites,
al momento de celebrar los 200 años de la Independencia
Nacional, la mayor parte de la economía estará controlada
por las multinacionales. A fines del 2003, el valor
acumulado de las inversiones extranjeras sumado a la deuda
externa constituía un pasivo total de unos 85.000 millones
de dólares. Como resultado de este proceso, los envíos al
exterior de las rentas netas del capital transnacional se
incrementan constantemente.
La globalización neo-liberal ha contribuido a una mayor
concentración de los activos en pocas manos, no sólo del
capital extranjero, sino también de los grandes empresarios
chilenos. Unos 90 grupos financieros controlan la mayor
parte de las grandes empresas. El 10% de la población más
rica del país ha aumentado fuertemente su participación en
el ingreso nacional en los últimos treinta años. En vez del
"crecimiento con equidad" el resultado ha sido un
"crecimiento con desigualdad".
El Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos
profundizará la trasnacionalización de la economía chilena.
La inversión foránea directa, uno de los objetivos del
Tratado, no es la única fuente de capital procedente del
exterior. Economías que han experimentado un formidable
desarrollo han recurrido muy poco a este tipo de inversión
foránea, mas bien la han limitado estrictamente. En
general, será preferible recurrir al crédito externo como
complemento para financiar inversiones rentables de las
empresas nacionales en vez de fomentar la instalación de
las multinacionales. El Estado debe reservarse el derecho
de aceptar o no el proyecto inversor, debe evaluar las
ventajas concretas que representa y compararlo con sus
costos y otras alternativas para el país.
En materia de recursos naturales, un dominio preferente de
las inversiones extranjeras actuales, debe extenderse el
principio constitucional de que los recursos naturales son
de posesión plena del Estado, sin perjuicio de formas
limitadas de concesión a privados.
Chile requiere de un Proyecto Nacional de Desarrollo. El
PND nos debe instar a regular respetuosamente nuestro
intercambio con la naturaleza. Esto implica reanudar la
estrategia industrializadora, interrumpido hasta hoy, pero
adaptado a las perspectivas del siglo XXI. Se deben
caducar las concesiones onerosas, desarrollar un fuerte
sector público, delimitar y garantizar el desarrollo de las
distintas áreas de propiedad, estatal, regional, municipal,
social, privada, mixta, de cooperativas y de trabajadores.
Esto significa una nueva estructura de ingresos,
tributarios y otros que transfiera recursos desde los
sectores minoritarios hacia los programas sociales y hacia
la inversión productiva pública. Redistribuir es tarea
políticamente difícil que será resistida por los afectados,
por todos los medios. Por eso se requiere contar con apoyo
de una amplia mayoría nacional. Se necesita un nuevo Estado
que se haga respetar, con autoridad moral, pero nada
autoritario y muy participativo, un poder transparente y
sometido al control ciudadano.
Pero la soberanía no puede ser un camino solitario, al
margen de nuestros vecinos y hermanos. Nuestros estados
latinoamericanos en alianza con los del mundo en
desarrollo, más el apoyo de los movimientos y gobiernos
solidarios del primer mundo, pueden constituir una fuerza
capaz de abrir paso a otro mundo posible, a una nueva vía
hacia la integración mundial, pacífica, democrática y
justa.
* Este texto es un resumen del libro"La globalización
cuestionada", del economista José Cademartori, Ministro de
Economía del Presidente Salvador Allende y fundador de
ATTAC-Chile.
* Agencia de Noticias de Chile
https://www.alainet.org/fr/node/110117
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