Carlos Glower: ‘Considerar juicios contra padres de la dolarización’

16/07/2013
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Uno de los economistas más críticos de la dolarización en El Salvador presenta su diagnóstico de lo que cree ‘la estafa más grande de la historia salvadoreña’
 
Carlos Glower (Ph.D. en economía), ex economista principal para asuntos monetarios en el Banco Asiático de Desarrollo, de Filipinas, también lo fue en el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), tardó cuatro meses, a tiempo completo frente a una computadora, para resumir los principales hallazgos de una investigación que para él inició hace más de diez años.
 
El inicio de las investigaciones de Glower bien podrían fijarse el 1 de enero del año 2001, fecha en la que El Salvador se levantó con la noticia de que el dólar comenzaba a circular en el país junto al colón, otrora moneda salvadoreña que ahora puede apreciarse en tiendas de antigüedades.
 
Los efectos que ha traído para la economía salvadoreña la pérdida de su política monetaria han sido objeto de estudio en esos diez años de indagaciones, los cuales han sido plasmados en el más reciente estudio del economista, publicado por en Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades  (CENICSH) - los ejemplares están siendo distribuidos a embajadas, instituciones estatales y universidades
 
Los hallazgos en el estudio de Glower –Aspectos monetarios dentro de la dolarización y la reactivación económica en El Salvador: diagnostico, perspectivas y opciones– despiertan dudas en torno a la efectividad que la estrategia económica del actual gobierno, liderado por Mauricio Funes, pueda tener obviando una de las variables fundamentales de la economía: la política monetaria.
 
“Parto de la la pregunta ¿Por qué El Salvador no despega? ¿Y por qué los países de la región crecen más que nosotros? Nosotros nos estamos quedando atrás”, explica Glower.
 
Las interrogantes de Glower no son casuales: en la década de 2001 a 2011 –coincidiendo con la primera década de la dolarización–, El Salvador ha registrado una tasa de crecimiento que en promedio es del dos por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). En esa misma década, las economías de la región –salvando la crisis internacional de 2008 y 2009– experimentaron subidas en sus tasas de crecimiento, que han llevado a que en promedio hayan crecido en 2012 a una tasa del cuatro por ciento.
 
La pregunta de Glower se ha vuelto crucial en ese contexto: ¿Por qué El Salvador no despega?
 
“Los economistas convencionales dicen que hay incertidumbre, pero si pensamos en incertidumbre: en Honduras han asesinado 33 periodistas, sacaron en pijamas al presidente y tienen el problema de las maras igual que nosotros; tienen asesinatos más altos que nosotros, pero tienen mayor inversión que nosotros”, señala el economista.
 
“El problema no es la incertidumbre, porque si lo fuera Honduras estaría peor que nosotros, entonces debe ser otro fenómeno”, añade.
 
Para Glower, más allá de la falta de estímulos para los inversionistas –algo en lo que se ha enfatizado en la estrategia económica de Funes–, la dolarización ha sido el elemento determinante que explicaría el bajo crecimiento de El Salvador.
 
“¿Qué nos diferencia del resto de países? La dolarización”, dice el economista.
 
En su estudio, Glower toma el periodo de la dolarización y lo compara con la década anterior (usando métodos econométricos y métodos estadísticos inferenciales)  para establecer que el periodo de la dolarización es diferente estadísticamente, matemáticamente.
 
¿Cuáles fueron los hallazgos?
 
Uno de los descubrimientos centrales es que “la masa monetaria salvadoreña pertenece al mismo universo estadístico que la masa monetaria de Estados Unidos, es decir, nuestro banco central es el banco central de Estados Unidos (conocido como FED), pero la masa monetaria de Estados Unidos ha crecido más en el periodo de la dolarización que la masa monetaria salvadoreña”, asegura Glower.
 
“La masa monetaria ha disminuido año con año, se está contrayendo, hay menos dinero ¿Qué pasa cuando se reduce la masa monetaria? Se reduce la demanda agregada, o sea, hay menos dinero, por ende la gente compra menos y al comprar menos los inversionistas no invierten”, advierte el economista.
 
Esta situación, de acuerdo a Glower, podría agravarse si de considera que la FED ha anunciado que comenzará a dar un giro a su política monetaria expansiva, que inició con la crisis financiera estallada en 2007, que ha llevado al banco central estadounidense a rebajar a mínimos históricos su tasa de interés.
 
“Claro, en Estados Unidos ya hubo quejas [sobre esa política expansiva]. Hace dos semanas dijeron que iban a desacelerar el crecimiento de la masa [monetaria], eso implica que las tasas de interés van a subir”, explica Glower.
 
“Si estamos en estancamiento y ahora viene una subida de tasas de interés, pues se va a profundizar el estancamiento”, añade.
 
Una subida en las tasas de interés traería, en consecuencia, una subida en el valor del dinero en el mercado financiero. Obtener dinero costaría más en una economía en la que, de por sí, el dinero no está entrando.
 
Son malas noticias para los inversionistas que busca atraer el gobierno con su estrategia económica, según Glower.
 
“¿Por qué se va invertir si las empresas no pueden vender? Las empresas no están interesadas en caridad, sino en ganancias; pero en dinero, no en trueques. Entonces no pueden vender, no invierten, reducen la planilla y de ahí el desempleo, al aumento en el sector informal y la migración que se ha acelerado en estos cuatro años como nunca, o sea que la dolarización es una muy mala idea para el país”, sostiene el economista.
 
El problema de la masa monetaria es un hecho que Glower señala como una especie de defecto con el que nació la dolarización misma, y haberlo ocultado, a su juicio, deviene en que la dolarización misma debe ser considerada una estafa.
 
“Cuando se dolariza, en enero del 2001, el BCR tenía 1,900 millones de dólares en reservas propias del país, pero ese mismo día solo dos de los bancos más grandes, el Cuscatlán y el Agrícola amanecieron con dólares contables, es decir que no existían, [por valor de] 3, 600 millones de dólares, es decir, casi el doble de las reservas. Se inventaron los dólares”, explica Glower.
 
“El 2 de enero si vos querías retirar tus depósitos te iban a dar dólares. Se la jugaron, que la gente no iba a decir nada, y si la gente iba a sacar su dinero quiebra la banca salvadoreña, porque no había tales dólares. O sea, fue una estafa, y por eso la dolarización se constituye en la estafa más grande de la historia de la República y creo que El Salvador debe considerar procesos penales contra las personas que nos dolarizaron”, dice.
 
De acuerdo a Glower, la dolarización se hace una variable clave para identificar la catástrofe, no sólo en la economía, sino también en el plano social y político. “Tenemos una crisis generalizada, porque el estancamiento limita al Fisco a aumentar sus ingresos”, advierte.
 
“Al no tener política monetaria, cuando entramos en la crisis de 2008, los países de la región usaron sus bancos centrales y sus políticas monetarias para bajar las tasas de interés y reactivar sus economías. Aquí no tenemos instrumento, y no sólo eso, aquí la tasa de interés subió, profundizando la crisis, o sea, estamos impotentes, estamos amarrados, nos han hecho una lobotomía, nos han cortado las piernas y los brazos y el Estado se ha convertido en un mero espectador de la crisis”, añade.
 
La falta de un flujo de ingresos para el Estado –permitido sólo gracias a una economía dinámica, algo que la dolarización, según Glower, ha impedido en el caso salvadoreño– se ha ido supliendo de a poco con el endeudamiento. Y es eso precisamente lo que, de acuerdo al economista, convertiría a la dolarización en algo insostenible.
 
“El proceso de endeudamiento ha sido tal que no menos del 30 por ciento del presupuesto se utiliza para pagar deuda, y como entramos a una espiral de deuda, cada año sube el porcentaje presupuestado y hay menos para el gasto e inversión social, o sea, que estamos en un camino sin luz y sin salida, en un hoyo negro”, explica Glower.
 
“Al continuar así la desdolarización es inevitable, el mercado lo va a hacer y si lo hace éste será caótico”, agrega.
 
 
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